Sherco ST 1.25. Prueba Moto Verde

Las trialeras de 125 están destinadas a los pilotos Junior en fase evolutiva en su conducción. En esta etapa disponer de una montura como la Sherco es importante pues su noble comportamiento aporta seguridad, siempre con garantía de llevar la moto controlada. Las siglas ST significan en esta 1.25 «siempre tranquilidad».

Santi Ayala. Fotos: Jaime de Diego

Sherco ST 1.25. Prueba Moto Verde
Sherco ST 1.25. Prueba Moto Verde

En dos grupos podemos dividir entre los pilotos trialeros comprendidos en edad quinceañera que, compitan o no, están en la etapa de utilizar una 125: los que tienen un nivel avanzado y cuentan ya con una técnica destacada y aquéllos que aún deben aprender más y, sobre todo, ganar confianza. Los primeros saben aprovechar cualquier moto pero, los segundos, requieren de opciones equilibradas que no sean nerviosas o extremadamente radicales, tener certidumbre en lo que hacen, encontrando amparo y auxilio en la moto. La Sherco ST 1.25 pertenece a este tipo de trialeras con las que el piloto tiene salvaguardia, no viéndose sometido a un examen constante.

Realmente este es el espíritu de Sherco como marca para sus motos de trial, el de ofrecer modelos que aportan amabilidad y amistad, con garantía de no sentir desamparo. Por eso, la ST 125 es idéntica a sus hermanas mayores en toda su estructura salvo en la medida del cilindro y en el tamaño de la corona –más grande, de 50 dientes, para ajustar el empuje a la menor fuerza del motor-. Incluso tiene el carburador Keihin de 28 mm que monta la ST 290 así como las nuevas bombas hidráulicas, de embrague y de freno, desarrolladas en colaboración con la firma italiana Formula. El modelo 2013 introduce en la mecánica cambios en la carburación y retoques en el embrague, así como unas palancas de arranque y de cambio con mejor ergonomía. Como el resto de la gama ST, esta 1.25 disfruta de nuevos reglajes en la horquilla Tech y de un amortiguador R16V de última generación. No nos olvidamos de las nuevas estriberas de aluminio regulables en su posición, así como el chasis reforzado y pintado en amarillo. Precisamente la imagen es uno de los puntos más destacados, siendo la ST una de las trialeras más llamativas, como bien nos decía nuestra piloto invitada, la madrileña Pilar Murillo. Tercera este año en lo que va de temporada del Campeonato de España de Trial de Féminas, Pilar conoce bien esta moto pues compite con una de ellas, aunque con el modelo 2012. Por eso sus comentarios han resultado especialmente interesantes, por lo bien que conoce a su moto como porque ella se ajusta perfectamente al cliente tipo de la Sherco. «Antes de subirme a la moto –comentaba Pilar- debo decir que la Sherco me parece, de largo, más bonita que ninguna y llama mucho la atención. Lo cual no ayuda a subir piedras, pero estimula».

Fácil arrancar, con el tirador del aire incómodo de accionar, llegan las primeras zonas con rocas y escalones de piedra, terreno habitual de la sierra norte madrileña y, Murillo tiene claro el concepto: «es una moto para principiantes porque su motor no tiene mucho tiro, lo puedo controlar todo el mundo. Es muy fácil de llevar. Antes tuve una Gas Gas y era más exigente, más técnica y arisca. Ésta es muy simple de llevar, tan suave que no me impone respeto». Ciertamente la ST se la nota siempre serena, con temperamento pero sin comportarse con «salidas del tiesto» inesperadas. El motor empuja bien, ha ganado prestaciones respecto al modelo 2012 y aguanta perfecto la estirada hasta llegar a las 16.000 rpm. Bajo y medio régimen tiene, con óptima aceleración pero, como comentamos, sin asustar, sin excesos de agresividad, en ninguna de las dos curvas de encendido disponibles –de serie se monta el selector en el manillar-. Primera y segunda son las marchas que pide este propulsor, excepto en alguna subida larga en la que se puede intentar usar tercera, pero no es lo habitual. Ciertamente es un motor muy acorde a la normativa vigente del «non stop» pues trabaja con una entrega continua. A Pilar le agrada sobremanera la respuesta del motor con el carburador Keihin «porque gana chispa, noto que tira más pero no se pasa de empuje. Lo suficiente para tener más patada pero manteniendo el control. Además, el tacto del puño de gas es muy suave». No podemos olvidar que es una 125 y que, lógicamente, el embrague juega un papel vital para afrontar las empuntadas empinadas, sobre todo si salimos de zonas de giro de baja velocidad. Un embrague que trabaja con gran progresividad, tampoco con una rapidez espectacular, perfecto para los «aprendices» de nivel medio y, algo lento para los «listos» del grupo puntero. El tacto de la bomba resulta esponjoso y, a veces, se traduce en imprecisión. Lo que no puede el embrague es neutralizar el cambio para arrancar con marcha engranada, debiendo buscar el punto muerto, en un ochenta por ciento de las ocasiones que lo intentamos, para arrancar. Un detalle poco favorable cuando la mecánica se para en medio de una zona y, hay que ponerla en marcha sin perder el equilibrio. Pilar, al referirse a su moto de carreras, nos dice: «llevo otra bomba de embrague, modificada por dentro. El embrague es muy bueno Lo uso mucho, lo tengo pillado, y aun abusando aguanta perfectamente». Nada que objetar al cambio, con buena respuesta.

A Murillo le gusta el chasis de la ST y el diseño técnico con el depósito atrás «aun no siendo yo una experta en movimientos en parado, la gasolina detrás se nota al mover la moto, más ligera delante. El chasis trabaja con mucho aplomo, noto por dónde pisan las ruedas, la moto no se descontrola y me aporta plena confianza. Insisto en que es ideal para principiantes porque tampoco es radical de bastidor». Sobre la ST, la piloto de Venturada, hija también de padre trialero, Pedro Murillo, encuentra una cómoda posición de mandos, con buena zona central donde controlar la moto con las piernas. Las nuevas estriberas agarran muy bien las botas y eso es otro punto de confianza. Un aspecto que no agrada a Pilar es éste: «añoro un poco más de giro. Para mí, la Sherco creo que es la que menos gira y eso, en trial como el que yo hago, que no es de giros en el aire, sino más bien de las dos ruedas en el suelo, es importante». Amante de las zonas de piedra y de tierra –lo habitual en su zona de entreno- siente que la suspensión de la Sherco trabaja con certeza aportado unas reacciones sólidas, asentando la moto sin convertirla en un saltamontes descontrolado. «Trabajan suaves, con tacto, sin excesivo rebote, traccionando bien la moto. Me dan confianza, necesaria, por ejemplo en las bajadas donde no me tiro convencida porque una vez me rompí cúbito y radio en una pendiente pronunciada. Pero con la Sherco voy recobrando esa confianza perdida en los descensos». Las palabras fácil, suave, sencilla de usar, segura… la tiene Pilar en cada momento y no hay frase que nos hable de la moto que no mencione alguno de estos calificativos. Como también los usa para los frenos: «a mí me van bien, pues no son maniática, aunque la bomba delantera la noto esponjosa. Pero como tampoco freno brusca, no me importa, aunque a algunos pilotos que compiten con ella les gusta un tacto más directo y resolutivo». Es verdad que mordiente tiene el equipo de frenado pero la potencia hidráulica no termina de convencernos por ese tacto blando que muestra la bomba. Las manetas articuladas tienen el muelle bastante blando y, en ocasiones, con un roce involuntario de los dedos las hemos desplazado de su sitio, debiendo reaccionar rápido para llevarlas al punto de presión. Acabamos la prueba con algunos aspectos positivos como la accesibilidad mecánica, que Pilar aplaude: «un diez porque yo, que no sé de mecánica, me puedo cambiar el filtro o la bujía, resultando facilísimo y rapidísimo». Y en la lista de mejoras Murillo pondría «la resistencia de la pata de cabra, que se puede partir en la zona de la curvatura, así como la fiabilidad de los CDI».