Test: Manillar Fasst Flexx

La casa Fasst propone su singular manillar Flexx, con un sistema de silent-blocks de goma para añadir un efecto amortiguador y antivibración.

Marcos Abelenda.

Test: Manillar Fasst Flexx
Test: Manillar Fasst Flexx

Desde Estados Unidos, la casa Fasst propone su singular manillar Flexx, con un sistema de silent-blocks de goma para añadir un efecto amortiguador y antivibración.

El Flexx está compuesto por cinco piezas, todas en aluminio mecanizado y anodizado. La parte central la conforma un tubo de 28 milímetros de diámetro, que se fija a las torretas de la tija, y a la que se unen las dos punteras del manillar, a través de unos bulones metálicos con recubrimiento plástico –para mayor suavidad de deslizamiento-, y asegurados con anillos «seeger» -o circlips-. Para añadir rigidez a toda la pieza, se incorpora un refuerzo central mediante dos pletinas en aluminio. De esta manera, se puede considerar que las punteras están fijas en el plano horizontal, mientras que su «flexión» vertical queda controlada y limitada por unos elastómeros. Unos topes de goma con el fin de amortiguar los movimientos, tanto de «compresión» como de «extensión» -son cuatro gomas, dos para cada función-. Además, el Flexx viene con tres juegos de elastómeros, de distinta dureza, para configurar el efecto amortiguador.

¿Funciona el invento? Pues los hemos probado y os podemos confirmar que sí funciona. ¡Ojo!, que tampoco aporta una ventaja rotunda, ni un efecto milagroso, pero sí que se nota su función. Se agradece sobre todo en los golpes más violetos de la conducción –lo hemos probado en cross-, especialmente en los aterrizajes más violentos, como saltos al plano, y también en el primer impacto contra un bache grande a alta velocidad. Lo que se aprecia es simplemente un golpe un poco menos seco, notándose un poco menos en las muñecas, lo que se agradece más con el paso de las vueltas, aunque en ningún momento se percibe un movimiento de flexión del manillar. Esto es bueno, en nuestra opinión, porque otro factor que nos ha gustado del Flexx es que en todas las demás maniobras de la conducción resulta un manillar «normal», sin síntomas de imprecisión. También se aprecian las diferencias entre los distintos elastómeros, gustándonos los más blandos porque era con los que se notaba más su función.

El efecto nos ha parecido menos acusado en cuanto a reducción de vibraciones mecánicas y la absorción de baches, sin gran ventaja frente a un manillar normal con soportes de goma –aunque sí frente a uno de soportes rígidos-. Tenemos claro que su mayor pega radica en su claro aumento de peso, que se percibe en marcha, y también de precio, siendo el triple, en ambos casos, que un manillar convencional –lo probamos en una YZ 125, cuyo manillar pesa 800 gramos, por los 1.565 del Flexx-.

A nosotros no nos han gustado las formas de la unidad probada, demasiado recto, pero su fabricación en varias piezas permite a Fasst ofrecer hasta casi un centenar de medidas diferentes. Otra aspecto que nos genera dudas es el mecanismo de fijación de las punteras a la barra central, generando un punto de tensión que en caso de caída puede ser más propenso a partirse que a doblarse. Y ya se sabe, con un manillar doblado se puede terminar la manga o completar la ruta de enduro, pero con uno partido no. 

Lo más:
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    Absorción impactos fuertes

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    No genera precisión

Lo menos:
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    Notable aumento de peso

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    Precio elevado

DATA

Aplicaciones: cross, enduro, raid y quad.

Medidas: 97 diferentes.

Colores: acabado único en negro

Extras: protector de espuma y tres juegos de elastómeros.

Peso verificado: 1.565 gramos.

Inf.: www.eu-ride.com