La Honda VFR750F supuso la respuesta de Honda ante el desafío de motos como la Yamaha FZ750, Suzuki GSX750R, o incluso las más poderosas Suzuki GSX1100R, Kawasaki 1000RX o Yamaha FJ1200, limitadas a 100 CV en dos mercados importantes como Alemania y Francia. El imperio contraatacaba con una aerodinámica nave blanca de 105 CV, chasis de aluminio, y 199 kg de peso. Un modelo rápido, estable y hasta cómodo, capaz de ser empleado casi como moto turística. No debemos perder de vista que esta moto se presentó en 1986, hace casi 20 años, y si desde los parámetros actuales sería una sport-turismo, en su época era un moto «hipersport» (como se les denominaba entonces).
La presentación internacional de este modelo se realizó en el circuito de Jerez, ¡que en aquella época todavía ni se había terminado! Allí Honda mostró al mundo su VFR750F, que empleaba muchas soluciones heredadas de la RVF, la campeona del mundo de Resistencia. En la puesta de largo del modelo en el circuito gaditano Sito Pons y Carlos Cardús (junto con Anton Mang) ejercieron de maestros de ceremonias, pues ambos habían sido fichados por la marca para defender sus colores en el Mundial de 250 cc. La V4 se mostraba como todo un lobo disfrazado de cordero. A pesar de su imagen sencilla, se trataba de una descendiente directa de la RVF, campeonato del mundo de Resistencia y Fórmula 1. Los 105 CV, las virtudes de su chasis de aluminio, las suspensiones y frenos, configuraban bajo un punto de vista deportivo a la mejor y más completa moto que en este sentido había salido nunca de las fábricas de Honda.
Este modelo vino a borrar la mala imagen que a Honda le había dado el modelo anterior, la Honda VF750 que sufría de problemas de engrase en la parte superior del motor. Para alcanzar la fiabilidad que se esperaba del mayor fabricante del mundo hubo que modificar los tensores de la cadena de distribución, entre otros cambios. La japonesa contaba con un sistema antihundimiento en la botella izquierda de la horquilla (muy popular en aquella época) bautizado como TRAC (Torque Reactive Anti-dive Control).
El precioso ejemplar de estas páginas pertenece a José Aguilar, un coleccionista que ya nos ha mostrado algunas de sus joyas: «Cuando salió esta moto yo tenía apenas 20 años y aunque la moto de mi vida es la VF750F de 1983, la VFR me parece preciosa. He sido muy escrupuloso en todo lo que concierne a la restauración con la intención de que el resultado final sea lo más parecido a la moto que salía del concesionario. Ya tenía la VF750, CBX750, CB750F, VF500F y VF1000F. Estaba un poco viciado por las restauraciones y los recuerdos. Además fue la primera evolución de la VF750F. En internet tuve la suerte de encontrar la que quería y me costó el irrisorio precio de 500 euros… No pude negarme. La compré en mayo de 2014. Aunque tenía algunos desperfectos en el carenado estaba, salvo los escapes, prácticamente de origen, que es lo que yo busco. A través de un transporte especializado en motos las mando a recoger. Aunque tiene matrícula de Guadalajara la compré en un taller de Madrid. Empecé a restaurarla en abril de este año. Yo me encargo de desmontarla, enviar piezas a pintar y luego las vuelvo a montar. Es bonito ver cómo poco a poco creas la moto. Quizás lo más complicado fue colocar las ruedas pues puse el chasis con el motor en el suelo. Con ayuda de un amigo lo pudimos solventar. Estoy muy satisfecho con el estado de la moto, solo en algunos plásticos se nota que no acaba de salir de fábrica. En mi opinión en aquello años Honda tenía un diseño que estaba por encima de otras marcas. La veo preciosa…».