El español Aleix Espargaró ha anunciado su retirada a final de temporada en una rueda de prensa excepcional previa al Gran Premio de Catalunya, poniendo así fin a una trayectoria mundialista que comenzó dos décadas atrás, con la friolera de 14 temporadas completas disputadas en la categoría reina del Campeonato del Mundo de MotoGP, las ocho últimas en las filas de Aprilia.
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UN CAMINO DE OBSTÁCULOS
El mayor de los hermanos Espargaró se despedirá en el Ricardo Tormo, el mismo escenario en el que debutó allá por 2004, con apenas 15 años, haciendo un wild card con una Honda del RACC Caja Madrid, la misma moto y el equipo con los que ese mismo año se proclamó campeón de España de 125GP.
Eso le permitió dar el salto a tiempo completo a los grandes premios con el Seedorf Racing, para en 2006 fichar por el BQR. No empezó bien el año en el octavo de litro y, cuando Sebas Porto anunció su inminente retirada antes de la mitad del año, se produjo un efecto dominó que acabó con Espargaró saltando al cuarto de litro con el curso empezado. Ahí empezaron los desvíos de lo que suele ser el camino tradicional.
Continuó al año siguiente cambiando Honda por Aprilia dentro del Blusens, y en 2008 recibe la oferta del Lotus Aprilia, que venía de conquistar el título con Jorge Lorenzo. Sin embargo, el catalán no dispuso de una RSA como su compañero Álex Debón, sino de una RSW; y para 2009 decidió poner rumbo al Campetella Racing.
Fue otra de esas decisiones que marcan la carrera deportiva de un piloto: el Campetella se disolvió antes de empezar la temporada y Aleix se quedó compuesto y sin moto. No había cumplido los 20 años y su futuro como piloto dependía de un hilo… o de varios. Encontró varios hilos que asomaban y decidió tirar de todos ellos.
UN ASCENSOR A MOTOGP
Mientras desarrollaba la Moto2 en el Campeonato de España, le aparecen dos oportunidades para retornar a la escena mundialista: primero un par de carreras en 250cc con el Balatonring Team y después, con otro efecto dominó, le llegó la oportunidad de debutar en MotoGP con la Ducati del Pramac Racing.
La misteriosa enfermedad de Casey Stoner hizo que Ducati llamase a Mika Kallio para dos grandes premios, y Espargaró ocupó la vacante del finés en el Pramac. Quedaron tan contentos con él que no solo le llamaron para disputar las dos últimas citas del año en lugar de Niccolò Canepa, sino que le ofrecieron un contrato a tiempo completo para 2010.
Allí, bregando con una Desmosedici un tanto desfasada, cuajó una buena temporada con hasta siete presencias en el top 10 y muy por delante de su compañero Kallio. Aun así, para 2011, decidió bajar y enrolarse en las filas del Pons Racing para probar suerte en Moto2, que ese año se estrenaba en sustitución de las viejas 250cc.
Meterse de nuevo en el ascensor de MotoGP para regresar a la categoría intermedia tenía como objetivo coger impulso y volver con más fuerza. Y así lo hizo: pese a que tuvo un año irregular con la Pons Kalex; además de darse el gustazo de subir por primera vez al podio mundialista -y de hacerlo ante los suyos en Barcelona-, recibió una oferta del Aspar Team.
CRT, OPEN… Y OFICIAL SUZUKI
Era el año 2012 y MotoGP había decidido tomar cartas en el asunto de una categoría reina que agonizaba en cuanto a participación por el disparo de los costes y la imposibilidad de alcanzar a Honda y Yamaha. Se inventaron las CRT y Aspar entró de la mano de ART, con motor Aprilia y el francés Randy De Puniet como compañero.
La lucha por el título en la subcategoría fue un mano a mano entre los dos compañeros que Espargaró resolvió en su favor en las últimas carreras, revalidando el cetro en 2013 ya con gran contundencia. Dos temporadas que sirvieron para mejorar considerablemente su estatus en un paddock que se dirigía a otro cambio vital: el adiós de las CRT y la llegada de las Open.
Un reglamento para igualar la categoría que Aleix Espargaró aprovechó para, tras fichar por el Forward Racing para llevar una Forward Yamaha, no solo volver a ser el mejor de la subcategoría, sino inmiscuirse entre las ‘Factory’ en multitud de ocasiones y firmar su mejor año mundialista con su primera pole en clase reina en Assen, su primer podio en Aragón y su primer top 10 en la general final, donde terminó séptimo.
Su recompensa fue convertirse en piloto oficial, una oportunidad que le llegó de la mano de Suzuki en su regreso a MotoGP tras unos años de ausencia. Logró hacerse con la pole en Catalunya y acabar asiduamente en el top 10, finalizando por delante de su compañero Maverick Viñales en la general final. Sin embargo, después de un segundo año algo más flojo, la marca de Hamamatsu no le renovó.
‘IL CAPITANO’ DE APRILIA
Aprilia, que por aquel entonces era la Cenicienta de las marcas de MotoGP -y operaba con la estructura de Gresini-, aprovechó la coyuntura y se hizo con los servicios del piloto de Granollers para evolucionar la RS-GP. Era el año 2017 y ni siquiera el sexto puesto con el que debutó sobre la moto de Noale hacía presagiar lo larga y fructífera que acabaría siendo la relación entre ambos.
Sobre todo, porque los cuatro primeros años de relación fueron realmente duros, sin ningún top 5 y con un 14º puesto en 2019 como mejor resultado final. Hasta que, en 2021, empezaron a recoger los frutos de lo que habían sembrado, subiendo al podio en Silverstone y concluyendo el año en un más que interesante octavo puesto. Y lo mejor estaba por llegar.
Si hay una temporada que Aleix y Aprilia jamás olvidarán, es 2022. Tras separar su camino del Gresini, convertirse en ‘Factory’ a todos los efectos y reunir definitivamente a Maverick Viñales -que había llegado mediado el curso pasado- con Aleix Espargaró, ‘Il Capitano’ llevó el delirio a la firma de Noale en Termas de Río Hondo, donde logró su primer triunfo mundialista -y el primero de la marca en MotoGP-, con pole y vuelta rápida.
Poco después enlazó cuatro podios que le situaban entre los candidatos al título, pero una discreta segunda mitad de curso le relegó a una cuarta posición que, no obstante, es tanto su mejor resultado como el de Aprilia. La mejor noticia fue que no se trató de un año aislado, ya que el pasado 2023 añadió otras dos victorias a su palmarés en Silverstone y Barcelona, terminando en un gran sexto puesto.
En este 2024, sin haber tenido un comienzo brillante, está instalado en la octava posición de la clasificación general antes de la cita de Barcelona, donde llega dispuesto a lograr su primer triunfo del curso y reengancharse al tren de cabeza para despedirse de la mejor forma posible.
De momento son tres victorias, 12 podios, cinco poles y cuatro vueltas rápidas las que adornan el palmarés de un piloto que no tuvo un camino fácil a la élite, que ha logrado hacerse su propio hueco y que, más allá de polarizar constantemente a la opinión pública, va a protagonizar una retirada cumpliendo dos parámetros que consiguen poquísimos pilotos: se produce en MotoGP y no en otro campeonato menor; y se produce por decisión suya y no por quedarse sin moto. Y eso dice mucho.
