Desde ayer, España ya tiene 23 campeones del mundo, de los cuáles tres proceden del archipiélago balear. Junto a los nombres de Jorge Lorenzo y Joan Mir aparece ya el de Izan Guevara, que llegaba a Australia con opción de título y lo selló a la primera. Lo hizo, además, a lo grande: ganando en un trazado en el que no había corrido nunca.
Su palmarés también es una especie de archipiélago al que cada vez añade islas más grandes en forma de títulos: tras el de MiniGP 110 de la Cuna de Campeones –que podría ser el equivalente a la pequeña Formentera-, conquistó como rookie tanto la European Talent Cup 2019 como el Mundial Junior de Moto3 2020, que -siguiendo el símil- serían Ibiza y Menorca.
Con este título ya se lleva la palma. La Palma de Mallorca, claro. En una carrera de menos a más (igual que su temporada) consiguió abrir un ligero hueco en la última vuelta para batir a Deniz Oncu y Sergio García, convirtiéndose en campeón del mundo de Moto3 con 18 años y 110 días para agrandar su propio archipiélago de títulos.
En Moto2 el triunfo se fue al centro de la Península Ibérica: el madrileño Alonso López cuajó una exhibición memorable, amasando una ventaja tan escandalosa de inicio que le permitió conservar el liderato de la carrera tras cumplir la long lap que arrastraba desde los entrenamientos para marcharse en solitario y llevarse la victoria por delante de Pedro Acosta y Jake Dixon.

Tras meses sumido en un mar de incertidumbre, Alonso López se aferró a la tabla de la Boscoscuro y ha alcanzado tierra firme para convertirse en una península: llegó a la temporada ya empezada a través de un estrecho hueco, desde el que se ha hecho grande en el mapa de Moto2, donde ha sumado más puntos que nadie desde el parón veraniego.
Con dos victorias de dos posibles aparecía la idea del posible triplete español, aunque no parecía muy probable a tenor de lo visto en la presente temporada. Sin embargo, no solo hubo triplete, sino que el retorno de MotoGP a Phillip Island tres años después dejó un bonito duelo de última vuelta entre dos españoles por delante de Pecco Bagnaia y la armada Ducati.
Por momentos todo parecía encaminado a un icónico retorno al triunfo del Marc Márquez, pero no. Era el día de Álex Rins, que en Australia se convirtió en la isla a la que por fin llegaron dos barcos que llevaban un tiempo deambulando por el océano sin encontrar la playa más deseada: la del cajón más alto del Mundial de MotoGP.
Por un lado, acabó con las 14 carreras sin victoria del motociclismo español. Por el otro, con una sequía más pertinaz y que parecía que no terminaría jamás: las 37 carreras sin victoria de Suzuki, que está a dos carreras de irse de MotoGP. Una isla de felicidad para el equipo de Hamamatsu en una temporada plagada de despedidas y de sinsabores.
