Texto: JP de la Torre. Fotos: G&G
Ya el año pasado fue sensacional. Puntuó en su primer Gran Premio, Cataluña, estableciendo un récord de precocidad en el Mundial, y se convirtió en el campeón del CEV más joven de la historia. Además, cerró el año con brillantez, con una extraordinaria carrera en Valencia, peleando por los puestos de cabeza. Lo cierto es que Pol se mueve en pista con el mismo desparpajo con el que se maneja por el «paddock».
No es ajeno al revuelo que se monta en torno a él, porque ya se le señala como la futura referencia de la precocidad, y hasta se le marcan los próximo hitos a batir… Pero no entra en el juego. Lo del cuarto puesto en Jerez no quiere que le quite el sueño, ni le descentre. Mantiene su día a día, su semana de colegio, su rutina habitual, siempre con una agradecida frescura y naturalidad que le aleja del estereotipo típico del niño-piloto-robot que no se sale ni una letra de un discurso programado. Pol está muy bien aleccionado y no dice más de lo que debe decir, pero sabe manejarse con la prensa: no duda, da respuestas largas, y todo lo hace con una espontaneidad envidiable.
¿Sorprendido por el cuarto puesto de Jerez y esa misma posición que ocupas en el Mundial?
«Yo sabía que esta temporada podía hacerlo bien, pero nada más empezar y verme ahí, me ha parecido que todo ha ido, no sé, demasiado rápido. Todo ha salido bien porque hemos trabajado mucho, todo el equipo. Y todavía hay cosas que mejorar por parte de todos, porque aún tenemos margen».
¿Confiabas en un comienzo de temporada tan fuerte?
«Pensaba que me costaría muchísimo. Pero el cuarto puesto no fue casualidad, teníamos ritmo y eso es positivo de cara a las próximas carreras. Tengo que trabajar más en la moto, y de cara a las próximas citas enfrentarme a circuitos que no conozco. Pero tengo mucha ilusión».
¿Crees que podrías haber llegado a luchar por el podio de no ser por la caída de Koyama, que os estorbó?
«Quizás podría, pero pasó lo que pasó, porque si empezamos “y si, y si, y si…”, son muchas cosas. Estoy contento y satisfecho con el cuarto puesto. Te diría incluso que prefiero mejor el cuarto que el tercero, porque el tercero habría sido precipitado y me sentiría más obligado a partir de ahora».
En las próximas carreras te vas a enfrentar a circuitos desconocidos. ¿Te va a tocar sufrir, o crees que podrás aguantar delante como hasta ahora?
«Yo intentaré hacer lo que pueda, igual que el equipo. Costará más, pero voy con las mismas ganas que si corriera en Jerez, e intentaré colocarme entre los diez primeros».
¿Tu máxima aspiración esta temporada es aprender o te has marcado un objetivo concreto?
«Aprender, porque todos aprendemos con el día a día. Tengo que aprender con todo lo bueno que me ha pasado, e intentar mantenerme entre los diez primeros. Pero bueno, está muy bien entrar entre los cinco primeros, pero no por ello tenemos que poner el listón más alto».
¿Cómo es tu vida fuera de las carreras? Tienes quince años y me imagino que sigues yendo a clase.
«Sí, estoy en 4º de ESO. Voy a clase cada día, y después, dependiendo, voy al gimnasio, a clase de inglés, o al psicólogo. Mi día a día es estar con mi familia, con mis amigos, con la gente que me rodea. Mi horario es de 8,30 de la mañana a 13,30, y después sigo a partir de las 15,30».
¿Y qué tal se te da estudiar con tanto viaje?
«Me cuesta, pero me esfuerzo».
Genís, su padre, que asiste en silencio a la conversación, no se resiste a intervenir en este punto: «Es muy buen estudiante, pero no tiene tiempo suficiente».
«La asignatura que se me da bien es la gimnasia… -dice Pol, bromeando-. Bueno, seguramente Sociales».
Cuando te toca viajar, ¿cómo te organizas lo de estudiar?
«Hago lo que puedo, pero tengo que pensar en estudiar por obligación, porque no todo son las motos, también hay más cosas. Intento sacar tiempo para estudiar en los ratos libres».
Imagino que a estas alturas tus compañeros de clase saben a lo que te dedicas en los fines de semana.
«Hace mucho que saben que corro en moto y que estoy haciendo el Mundial; y alguna vez les he invitado, y suelen felicitarme por mis carreras, pero se lo toman como algo normal».
¿Y los «profes»? ¿Te has encontrado con el típico: «Señor Espargaró, con esto de las motos no va a llegar a nada en la vida…»?
«Sí, alguno de esos sí he tenido, pero, sobre todo, me dicen que cómo tengo el valor de subir a una moto e ir a esa velocidad. Y yo les digo que cómo tienen ellos el valor de ponerse delante de un montón de chicos de mi edad…».
Has orientado tu vida profesional hacia el motociclismo, pero de no haberlo hecho, ¿qué te gustaría estudiar?
«Me gustan mucho los animales, son mi pasión, siempre, desde pequeño siempre he tenido alguno a mi alrededor. Me gustaría ser veterinario, pero es difícil. Si en las motos no me fuera bien, me gustaría dedicarme a esto. Pero las motos me tienen muy ocupado, y me costaría sacar la carrera, es muy difícil».
Y Genís vuelve a intevenir: «¡Pero lo quiere intentar, eh!».
En tu casa hay mucha afición, y supongo que el hecho de que tu hermano Aleix vaya por delante de ti en esto de las carreras hizo más fácil que tú tomaras el mismo camino.
«Desde pequeño aprendí a ir en moto gracias a mi hermano y a mi padre, y aprendí muchas cosas de mi hermano o casi al mismo tiempo que él, y eso es lo que me ha hecho ir mejorando. Mirando hacia atrás y viendo el camino recorrido me parece increíble que estemos juntos en el Mundial».