Hace apenas tres días, Juanfran Guevara emitía un comunicado en el que anunciaba su retirada como piloto profesional a sus 22 años, dejando en shock a todo el mundo del motociclismo. Rápidamente nos pusimos en contacto con él para concertar una entrevista, en la que nos ha contado, con absoluta sinceridad, cómo ha vivido los cinco años que ha estado en el Mundial.
LA DECISIÓN
La primera reacción de la mayoría al ver el comunicado, fechado y emitido el 27 de diciembre, fue que se les había escapado la inocentada un día antes. Pero no. Según se iba avanzando en la lectura del mismo, el veredicto era unívoco: su retirada era una decisión tan impactante como real.
El propio Guevara lo dice: “Cuando lo lees bien, se nota que no es ninguna inocentada”, apuntando que costó “mucho mucho” hacerlo. “Muchas lágrimas”.
También fueron duras las horas previas a comunicar su decisión, lo cual resultó un alivio, ya que supuso sacarse un gran peso de dentro: “Hasta entonces sólo lo sabíamos yo y mi entorno más cercano, y era como mi secretillo. Todo el mundo me preguntaba por el año que viene… y yo, en el fondo, sabía que el año que viene no iba a estar”, relata el ya ex piloto murciano, del que sorprende su gran madurez.
Las reacciones no se hicieron esperar. “A los pocos minutos, el móvil empezó a venirse abajo con mensajes y llamadas”, cuenta. Eso sí, también le ha sorprendido la casi total unanimidad por parte de los aficionados y periodistas a la hora de aplaudir su decisión, “incluso en revistas italianas”.
Tres días después, nos encontramos a un Juanfran reflexivo y proclive a la charla. Sobre los motivos –tanto subyacentes como desencadenantes- que le han llevado tomar la decisión, sus perspectivas de futuro y su opinión, evidentemente cualificada, sobre MotoGP de puertas para adentro.
Ha dejado las motos para centrarse en sus otros proyectos como empresario, y no se arrepiente de la decisión: “Estoy bastante contento, es la decisión que quería tomar ya hace un tiempo. Por una parte un poco triste por dejar este mundo, que lo sigo llevando en el corazón. Pero, por otra, centrarme más en las otras cosas que venía compaginando me va a servir más en el futuro”.
EL ESTRÉS
Hace un año no se le pasaba por la cabeza retirarse. Sitúa el verano como el punto donde empezó a barajar la idea. “Y algunos pequeños acontecimientos como la caída de Silverstone, y otras cosas que han ido ocurriendo de final de año me han hecho un poco ver más la realidad”, explica.
Sin embargo, lo que le ha llevado a tomar la decisión es el estrés. Sobre todo, el que ha sufrido los dos últimos años: “Al final, el piloto que es solamente piloto tiene una vida de puta madre, pero un piloto, como era mi caso, que cuando volvía a mi casa tenía que buscar patrocinadores, seguir estudiando, completar los proyectos que tenía, entrenar… mil cosas no paraba. Había días que me faltaban horas, el nivel de estrés que llevaba los últimos meses era grandísimo”.
En este sentido, nos cuenta también un suceso muy reciente que puede haber sido el desencadenante de una decisión que ya llevaba tiempo latente:
“Hace tres semanas, una noche viniendo de la universidad, se me quedó la vista nublada y tuve que parar en el arcén. El médico me diagnosticó estrés. Con 22 años, cuando te dicen algo así… ahí fue cuando empecé a pensar seriamente y dije: esto tengo que cambiarlo”.
A eso, le sumó la opción de poder elegir, una opción que muy pocos pilotos de su edad tienen. “Yo te soy sincero: el problema que tenemos, sobre todo en Moto3, de los 32 ó 33 pilotos que hay en la categoría, seguramente 29 pilotos no saben hacer otra cosa aparte de montar en moto. Es muy duro para un piloto tener que bajarse de la moto”, señala, reflexionando sobre si le convenía seguir soportando ese nivel de estrés:
“Yo me paré a sopesar las cosas, y dije: ¡hostia! Todo lo que he perdido, familia y tal, ¿verdaderamente compensa estar aquí? Para que te estén dando puñaladas y para que esto sea un circo, yo qué sé”, relata el murciano, admitiendo que “ha sido complicado, pero la vida son decisiones difíciles”.
EX PILOTO
Juanfran Guevara debutó en el Mundial en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana de 2011, en 125cc, pero no pudo salir a carrera. Sí lo haría al año siguiente en Aragón, y repetiría en Valencia logrando sus primeros puntos. En 2013 llegaría a tiempo completo al Mundial, donde ha estado durante cinco años enteros.
Echando la vista atrás hasta ese 2013, nos explica qué es lo más duro para un chico de 17 años que pasa casi todo el año viajando por el mundo:
“En mi caso, lo más difícil fue que, como teníamos muy poco presupuesto, tenía que hacer prácticamente todos los viajes solo, sin el equipo. Era prácticamente la primera vez que salía de España, hacía todos los viajes desde el aeropuerto más cercano de casa y prácticamente hasta el circuito. El equipo era francés y no coincidíamos nunca en el aeropuerto y hay muchos momentos de soledad”.
Un año duro que forjó su carácter: “Por otra parte, eso te hace madurar antes y crecer más rápido como persona. Siempre hay su cara positiva y su cara negativa”, subraya.
El segundo año, tras dejar el CIP para fichar por el Team Aspar, ya fue muy distinto: “Se volvió todo mucho más cercano. Ya tenía yo un año de experiencia y los vuelos salían de casa, salíamos todos juntos. Yo ya tenía la mayoría de edad y podía conducir, fue mucho más diferente”.
Como es lógico, considera su mejor momento el podio del pasado Gran Premio de Italia en Mugello –donde fue tercero tras Andrea Migno y Fabio Di Giannantonio-; asegurando que “era un podio súper deseado” desde “hacía un montón de tiempo”; y lo compara con lo que sintió al anunciar su retirada: “Fueron momentos de quitarme de encima una presión tremenda”.
Desde una perspectiva global, y pese a los momentos difíciles, afirma que “no cambiaría por nada la experiencia” de haber estado cinco años en el mundial. “Los he pasado súper bien y me he sentido muy arropado siempre”, sentencia.
EL PADDOCK
Cinco años son más que suficientes para tener una idea formada de qué es y cómo se comporta el paddock del Campeonato del Mundo de MotoGP, una especie de ente que casi parece tener vida propia y que el lorquino valora desde un punto de vista ecuánime. Con lo bueno y con lo malo:
“Lo mejor es la cercanía que hay entre todo el mundo. Aunque parezca que es algo estratosférico, para mí es una pequeña familia y prácticamente todo el mundo es muy accesible. Vas a todas las carreras juntos, coincides en la mayoría de aviones y llega un momento en el que te sientes muy muy en casa.
Y lo peor, para mí, es la doble cara de la gente. Se muestra todo por intereses y hay muy poca gente, pero muy poca, que vaya con sinceridad. Yo soy de un pueblo de 300 habitantes y eso, para mí, fue lo más difícil de entender. Que la gente no fuese de cara, que todo el mundo fuese por detrás”.
Hablando del paddock, un tema que no se podía obviar es el de los pilotos de pago, una práctica muy extendida en el panorama actual de MotoGP. Juanfran lo tiene clarísimo: su negocio, sus reglas.
“Son las normas del circo. Están ahí: si las aceptas, juegas, y si no las aceptas, no juegas. Creo que, quizás, esto que he hecho yo sirva como precedente, sea la primera piedra para cambiar un poco la historia. Desde luego no va a ser fácil cambiarlo, porque digamos que los equipos no miran tanto por el piloto, sino que lo que buscan más son las ofertas que trae el piloto.
Es un negocio y yo ahora me voy a dedicar a otros negocios, porque ahí no me veo valorado. Ojalá que sirva para que vaya cambiando un poco la historia. En mi caso, yo sí que he estado ahí cuatro o cinco años, pero hay pilotos que tenían muchísimo talento y que ni siquiera han tenido la oportunidad de llegar. Y al contrario, hay pilotos que quizás no tienen talento y llevan diez años en el mundial. Así que hay que buscar un poco el compromiso”.
EMPRESARIO
Colgado el casco, toca mirar hacia adelante. El futuro inmediato pasa por la agencia de marketing que tiene desde hace dos años y por terminar la carrera. Después, empezar otra, aunque duda entre Derecho y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte… y algo más: “Tengo también otro proyecto empresarial del que no puedo hablar hasta que salga a la luz”, confiesa.
No sabe dónde se verá dentro de 10 ó 20 años, pero no descarta seguir vinculado al motociclismo de forma activa. Ya ha recibido un par de ofertas para dirigir algún equipo en el Campeonato de España, pero de momento tiene bastante con sus proyectos empresariales.
“Pero es verdad que la pasión siempre está y, si no dirigir un equipo, algo relacionado con el motor es posible que sí; porque lo bonito sería eso, aplicar los estudios a la pasión. Sería otro sueño que cumplir”, admite.
Sobre su relación con el motociclismo a partir de ahora, comenta que ha estado viendo cómo ha sido la reacción de otros pilotos –tanto de motos como de Fórmula 1- tras su retirada, y que hay de todo. Incluso hay quienes le han cogido odio, pero no cree que sea su caso, porque la decisión ha sido suya y además, “la pasión siempre está”, arguye.
Cree que verá la carrera de Qatar, e imagina cómo será: “Si siento lo mismo que estoy sintiendo ahora nada más que pensándolo, será una parte emoción, y por otra tristeza de no verme ahí. Pero sobre todo emoción”, subraya, recalcando también que apoyará a los pilotos españoles y a su hasta ahora compañero Gabriel Rodrigo.
Y es que, por mucho que ya luzca la etiqueta de ex piloto, una pasión no se deja de forma drástica y él lo sabe: “A algún circuito seguro que iré”, prosigue, sentenciando: “Los que somos moteros y llevamos las carreras por dentro, las vamos a seguir llevando toda la vida”.
Se despide dando las gracias y deseándonos suerte y un feliz año nuevo. El suyo será más nuevo que nunca.