Héctor Faubel contra la estadística

El título de 125 se decide en el Circuit Ricardo Tormo. La estadística del Mundial dice que la mayoría de las veces en las que dos pilotos de 125 se han tenido que jugar el título en la última carrera, quien llega líder consigue hacerse con el campeonato. Este próximo domingo, Héctor Faubel quiere romper con la estadística.

Juan Pedro de la Torre

Héctor Faubel contra la estadística
Héctor Faubel contra la estadística

La historia dice que, en la mayoría de los casos, quien llega líder a la última carrera termina coronándose campeón. Héctor Faubel va a tener que luchar contra esa estadística adversa, ya que sólo en una ocasión a lo largo de las 52 temporadas disputadas hasta la fecha, el segundo clasificado consiguió darle la vuelta al resultado.

La última y única vez que se produjo un final inesperado en el desenlace del campeonato fue en 1985. El veterano Pier Paolo Bianchi y su compatriota Fausto Gresini, se jugaban el título en Misano, en la última cita de la temporada. Bianchi, todo un veterano, triple campeón del mundo de la categoría, llegó a Misano con cinco puntos de ventaja. Fue un final difícil para ambos. A Gresini sólo le valía un resultado, salir a ganar, mientras que Bianchi tenía que vigilar a la competencia y asegurarse un segundo puesto, el único resultado que le coronaría campeón ante la victoria de Gresini. Bianchi tuvo que pelear contra una alianza de compatriotas que se pusieron al servicio de Garelli y el Team Italia: no sólo Ezio Gianola, el compañero de Gresini, sino además Pier Francesco Chili, recién coronado campeón de Europa de 125 también con el Team Italia, y Mauricio Vitali, pese a correr con MBA como Bianchi. El veterano aguantó la presión estoicamente, pero a falta de seis vueltas su MBA privada se rompió y tuvo que retirarse, contemplando desde el borde de la pista cómo Gresini ganaba y se convertía en el heredero de Ángel Nieto.

Al año siguiente, Gresini llegaba de nuevo a la última carrera, el Gran Premio de Baden-Würtemberg, disputado en el circuito de Hockenheim, por detrás del líder, Luca Cadalora, su compañero de equipo. Fue la primera ocasión –y única hasta la de esta temporada– en que dos pilotos del mismo equipo se disputaban el título en la última carrera. La ventaja de Cadalora era muy grande –11 puntos sobre 15 por disputarse–, y la superioridad de las Garelli también, así que a pesar del triunfo de Gresini, Cadalora fue segundo con comodidad y logró su primer título.

Fueron situaciones distintas que reflejan la actitud diversa que se puede adoptar en función de diferentes intereses. En 1985 la Federación Italiana (FMI) presionó a los corredores italianos para que ganara «su» piloto –el Team Italia pertenecía a la FMI– en vez de el «viejo» Bianchi, que también era italiano. Pero al año siguiente todo quedó en casa…

También en 1990 se creó una alianza multipartidaria entre italianos para defender las opciones de un jovencísimo Loris Capirossi ante el holandés Hans Spaan. Capirossi contaba con Gresini como compañero, pero además tuvo el apoyo de Bruno Casanova y Doriano Romboni, a pesar de pertenecer a equipos diferentes. Y entre todos le hicieron la vida imposible al bueno de Spaan, que tuvo que contentarse con ser cuarto y contemplar a Capirossi en lo más alto del podio, convertido en el campeón del mundo más joven de la historia.

Todos de acuerdo
No es plato de gusto jugársela con alguien que comparte tus colores, como su compañero Gabor Talmacsi. La limpieza del juego asegura igualdad e imparcialidad, y buscando no llegar a conflictos ni malentendidos, creando una atmósfera neutra, el equipo dictó órdenes en Australia a Sergio Gadea: por delante o por detrás de ellos, nunca entre medias. Pero en Phillip Island, queriendo no influir en el resultado, el equipo impuso a Gadea dejarse superar por Talmacsi –en una mala jornada– cuando éste rodaba por detrás. Y ahora la situación es compleja. Ese punto regalado marca una diferencia importante: a Talmacsi le basta terminar en el podio para ser campeón; sin ese punto, ni un tercero le valía.

Gadea no puede jugar a favor de Faubel, pero el resto de la representación española, como Joan Olivé, Pol Espargaró, Pablo Nieto, Tito Rabat y Nico Terol sí que pueden buscar un acuerdo y trabajar en apoyo de Faubel.

El desafío de Faubel

Ahora el desafío lo tiene Faubel. Su lucha contra la estadística no es un combate en vano. El valenciano tiene posibilidades reales de ser campeón. Llega a un circuito que conoce, donde sabe lo que es ganar, en una pista en la que la Aprilia RSA ha rodado con anterioridad, donde sus técnicos han acumulado suficiente información, por lo que no tendrán que trabajar a ciegas. Estos detalles, que normalmente se pasan por alto, han de ser tenidos muy en cuenta a la hora de pensar en las posibilidades de Faubel.

Dicen que correr en casa da alas, pero también hay que reconocer que es una presión añadida, sobre todo cuando corres para ganar un título, cuando después de una gran temporada todo se resume en una carrera que, quizás, se resuelva por décimas de segundo e incluso milésimas, como suele suceder en 125.

De situaciones más difíciles ha sabido salir Faubel, resolviendo carreras complicadas con astucia e inteligencia, mostrándose sereno y con la cabeza fría, por más explosiva que fuera la situación. Ahora tiene que ser igual. Y lo más importante, tiene que contar con el apoyo de la afición, de todos los incondicionales que en Valencia, en el Circuit Ricardo Tormo de la Comunidad Valenciana, estarán presentes con un único objetivo: verle coronarse campeón.