El método Ducati mola más

Andrea Dovizioso y Jorge Lorenzo pasaron de cruzar mensajes a firmar un doblete.

Nacho González

El método Ducati mola más
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Dicen que en las guerras no hay vencedores, sino vencidos. Por la misma regla de tres, en la paz no hay vencidos, sólo vencedores.

En Ducati han experimentado ambas caras de la moneda en apenas tres días: sus dos pilotos oficiales, Andrea Dovizioso y Jorge Lorenzo, elevaban el listón del cruce de declaraciones. No se puede hablar de guerra como tal, sino de un tenso pero pacífico enfrentamiento por ver quién tenía el mejor método, como si se tratara de una discusión oeste vs este al estilo Ali G.

Se dice, se comenta, que hubo una llamada a la calma. Que alguien les recordó que los trapos sucios se lavan en casa, que les quedaban diez carreras (ya nueve) como compañeros y que para convertir el lógico enfrentamiento con tu compañero de equipo –siempre primer rival- en una contienda de índole superior es preciso un requisito: no tener otro rival.

Sucede que Ducati lo tiene. Una marca se puede permitir que sus pilotos se tiren los métodos a la cabeza en público cuando se juegan el título entre sí. No así cuando, a mitad de temporada, ocupaban la cuarta y la sexta posición de la general con poco más de la mitad de puntos que el líder (Marc Márquez llegaba con 165 por 88 de Dovizioso y 85 de Lorenzo).

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Alguien se lo tuvo que recordar a los dos pilotos, que suavizaron el tono y se dedicaron a hablar en pista. Y en pista hablaron tanto y tan bien que, llegado el momento de la verdad, estaban en disposición de jugarse la victoria junto al propio Márquez.

Fue ahí cuando entró en juego el ‘método Ducati’. Consiste, sencillamente, en proporcionar a sus pilotos una moto ganadora. Lo suficientemente buena para dejar atrás a las demás y que sean ellos los que se jueguen el triunfo entre sí.

La presencia de Márquez impidió que fuese un mano a mano al uso, pero el resultado fue un nuevo doblete para la marca. Y van tres en 12 carreras: el año pasado en Sepang, cuando hizo su irrupción el famoso ‘Mapping 8’ y que acabó con victoria de Dovi ante Lorenzo; el pasado Gran Premio de Italia en Mugello, donde Lorenzo por fin se estrenaba con Dovi rubricando el doblete; y de nuevo en Brno. En este tiempo, ninguna otra marca ha hecho un doblete (el anterior fue de Honda en Motorland 2017).

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Para Austria se espera un nuevo doblete: ya lo hicieron en 2016 con el triunfo de Andrea Iannone ante el propio Dovi que acabó con una sequía de más de cinco años –desde la última de Casey Stoner en Phillip Island 2010-; y el año pasado Dovi ganó con Lorenzo cuarto tras desinflarse al final, un problema que el balear parece tener solventado.

El método Ducati no consiste solamente en que sus pilotos hablen en pista: consiste en convertir dicho diálogo en lo único que se oiga en la carrera. Dicho de otra forma, en silenciar al resto. Con Stoner aprendieron la lección: no se puede confiar el devenir de una marca a la genialidad de un piloto (y por eso Honda ha fichado a Lorenzo), por muy talentoso que sea. Porque cuando hay un único piloto capaz de ganar con una moto se genera una dependencia que, con su marcha, se convierte en un paisaje desértico.

Por eso, las seis victorias de Dovizioso en 2017 no eran suficientes. Hay que hacer que ganen los dos, y así lo han hecho: en este 2018 ya van dos de Dovi y dos de Jorge.

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Para eso se fichó a Gigi Dall’Igna. Para que los inevitables enfrentamientos entre compañeros sean para dirimir quién va a encabezar el siguiente doblete. Muy atrás queda aquel inolvidable enfrentamiento entre el propio Dovi y el añorado Nicky Hayden en el Gran Premio de Indianápolis de 2013 por ser la mejor Ducati… y acabar en la octava posición.

Esa época ya es historia. Ahora, las luchas fratricidas en Borgo Panigale se libran con el cajón como testigo de excepción y, sobre todo, sin perder nunca de vista el bien común, que no es otro que el título mundial. La gran primera mitad de temporada de Marc Márquez lo pone realmente difícil, pero si en Austria son capaces de encadenar otro doblete podrán empezar a meter presión al de Cervera.

De ahí la paz impuesta. Porque cada vez que Dovizioso y Lorenzo se lanzan algún dardo ante los micrófonos, gana Márquez. En Bolonia todavía está fresco en la memoria lo sucedido en la última vuelta de Argentina 2016, que para muchos inclinó la balanza en contra de Iannone cuando los dos italianos se jugaban la continuidad.

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Desde entonces, en la marca italiana lo tienen claro. Ningún piloto está por encima de la Desmosedici y los rivales son, de momento, los que van montados sobre máquinas japonesas.

Ni el método Dovizioso ni el método Lorenzo. Ni oeste ni este. Aquí paz y, después, doblete. El mensaje es claro: el que mola más es el método Ducati.

Marc Márquez celebra su tercer puesto en Brno.

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