El italiano Roberto Locatelli es el nuevo fichaje de Valentino Rossi para la VR46 Riders Academy, donde ejercerá la labor de entrenador/asesor que hasta ahora ha desempeñado el español Idalio Gavira, cuyo destino parecer ser el de coach personal del propio Rossi después de la renuncia del tricampeón Luca Cadalora, que quería pasar más tiempo con su familia.
Locatelli trabajará a las órdenes de Alessio ‘Uccio’ Salucci, responsable de la VR46 Riders Academy, una oportunidad que encara con entusiasmo: “Estoy feliz de ser el nuevo coach de la VR46 Riders Academy, un proyecto que siempre me ha atraído. Estoy muy feliz de volver a pista con estos chicos", admite Locatelli.
El ex piloto asegura que es un papel en el que se ve muy cómodo: “Probablemente es el rol más cercano al de piloto, en cierto modo es como volver a la moto", apunta el que fuera campeón del mundo del octavo de litro. “Pondré a su disposición toda mi experiencia e intentaré dar a los chicos los mejores consejos para ayudarles en su crecimiento y juntos lograr importantes resultados", promete.
Una experiencia que es realmente dilatada, tanto en 125cc como en 250cc, categorías en las que disputó toda su carrera mundialista y entre las que se movió en diversas ocasiones: hasta en tres ocasiones dio el salto al cuarto de litro, volviendo dos veces a la categoría pequeña, donde fue uno de los últimos especialistas.
Debutó en el Mundial en 1994, disputando la carrera de 125cc en Mugello dos días antes de cumplir los 20 años y lo hizo en los puntos, en una época donde el motociclismo italiano empezaba a desperezarse con Luca Cadalora, Max Biaggi o Loris Capirossi, y donde empezaban a llegar prometedores pilotos como Stefano Perugini, Gianluigi Scalvino o Lucio Cecchinello.
Sin embargo, el estreno de Locatelli a tiempo completo, en 1995, llegaría en el cuarto de litro de la mano de Aprilia. Tras dos años discretos bajó a 125cc con Honda, dejándose ver por la zona delantera y logrando su primer podio en Sachsenring en 1998 y firmando tres poles, una actuación que le valió el fichaje por el Vasco Rossi Racing para 1999, retornando así a Aprilia.
Ganó sus dos primeras carreras y lo hizo de forma consecutiva, venciendo en solitario en Le Mans y en una encarnizada lucha en grupo en Mugello, terminando el año en cuarta posición y como mejor piloto de la marca de Noale, detrás de tres Honda, postulándose como candidato al título para 2000.
Sería su año mágico. Con cinco victorias se proclamó campeón del mundo de 125cc al imponerse en una temporada muy igualada a Youichi Ui, Emilio Alzamora, Masao Azuma o ‘Nobby’ Ueda, todos ellos auténticos especialistas de la categoría. Fue la última época donde todavía existía esa figura: la del piloto que se ciñe a una cilindrada menor.
Aun así, Locatelli quiso aprovechar el impulso de su título y dio el salto a 250cc con el equipo de Eros Ramazzotii. El comienzo fue tan soñado como utópico: estrenó el año con un podio en Suzuka tras los locales Daijiro Kato y Tetsuya Harada, pero no volvió al cajón hasta la última carrera del año en Brasil, de nuevo tercero. Acabó octavo en la general y repitió ese puesto al año siguiente.
Decidió volver a su especialidad: 125cc. Aceptó la oferta de KTM con el vigente campeón, Arnaud Vincent, como compañero. La moto austriaca no estuvo al nivel y Locatelli tuvo un año muy discreto, marchándose en 2004 al LCR. Allí se reencontró con la victoria y acabó tercero tras pelear hasta el final por el subcampeonato, ya que Andrea Dovizioso arrasó.
Con 30 años volvió a saltar a 250cc, donde estaría cinco temporadas consecutivas logrando dos podios en 2006, donde terminó quinto, su mejor año en la categoría. Al año siguiente tuvo un grave accidente en Jerez y se perdió varias carreras. Finalmente, su último podio llegó en Francia en 2009, su última temporada en activo. Diez años después, vuelve a la primera línea como asesor.