Con Cal Crutchlow en California

El piloto de MotoGP más rápido del Reino Unido ha pasado el invierno en California en preparación del mayor desafío de su carrera deportiva: pilotar la diabólica Ducati Desmosedici en MotoGP. Mat Oxley estuvo un día con él montando en moto.

Texto: Mat Oxley. Fotos: Chippy Wood

Con Cal Crutchlow en California
Con Cal Crutchlow en California

Esto podría ser el paraíso. Tenemos una Hypermotard y una Multistrada Pikes Peak recién sacadas de sus cajas y nos dirigimos al interior desde Los Angeles, bajo el sol de California, recorriendo carreteras hasta el territorio indio. Acostumbrado a tomar decisiones rápidas, Cal Crutchlow inmediatamente elige la Multistrada, «voy a hacer turismo, no a competir», y así empezamos nuestra ruta. Cal va mejor en moto por la calle que muchos de los pilotos con los que he salido por carretera: rápido, suave y descarado. Si hay un hueco, va a por él. Y al salir de cada semáforo, como es obvio, no puede evitar marcarse un caballito.

Así es la vida de una estrella de un equipo de fábrica de MotoGP. Viajando a lo largo del mundo en «business class», con un sueldo de siete cifras, con paragüeras explosivas en la parrilla y, por supuesto, pilotando las motos más complicadas del planeta. Pero cuando todo acaba, mientras el invierno hace bajar las temperaturas en Europa, qué mejor que volar a California para entrenar al sol y también disfrutar montando en moto.

Y no hay nada mejor que una buena ruta en moto, para dejar a un lado todo el glamour de MotoGP. En Alemania, el pasado mes de julio, Crutchlow hizo su mejor carrera en MotoGP. En algunos momentos parecía que podría convertirse en el primer británico en ganar un Gran Premio en la categoría reina después de 32 años. Pero al final perdió metros frente a Marc Márquez y cruzó la meta segundo a solo 1,5 segundos de la victoria. Un podio que celebró acompañado por Márquez y Valentino Rossi, la leyenda que llega y la que ¿se está yendo? Una estampa que reflejaba a un hombre en su máximo esplendor. Al menos viéndolo desde el sofá de tu casa… De hecho, Crutchlow estaba hecho polvo. El ex campeón del mundo de Supersport sufrió una fortísima caída durante los entrenamientos en la que se trituró ambos brazos. «Ahora me río, pero la verdad es que estaba cagado de miedo», dice. «Me hice mucho daño y creo que nunca había tomado tantos potingues. Le dije al equipo que quería correr, así que en la Clinica Mobile me dieron de todo para aguantar el dolor. Después, cuando llegué a mi motorhome me desmayé y me hice pis encima, destrozándolo todo. Lucy se puso a gritar».

La señora Crutchlow (profesora de educación física de Irlanda del Norte con la que Cal contrajo matrimonio hace unas semanas) estaba aterrorizada. «Me dio un ataque de pánico. Pensé que estaba colocado y luego se meó por todas partes».

Crutchlow es uno de los pilotos más duros de MotoGP. El paddock está asombrado por su resistencia, su habilidad para sobrevivir a increíbles caídas, montarse en un scooter y volver al box para subirse de nuevo a su segunda moto e ir todavía más rápido. Sin importar cuánto grite su cuerpo para decirle que pare. En los últimos tres años ha sufrido 41 caídas, y muchas de ellas fuertes. «Cal es un poco como los boxeadores valientes, que cuanto más les dan, golpean con más fuerza», dice Ian Newton, quien dirige la Copa Aprilia Superteen que Crutchlow ganó en 2001. «Su mayor cualidad siempre fue su determinación. Se podía caer mil veces, pero las caídas nunca le dejaban fuera de juego. Muy pocos pilotos pueden hacer eso».

Después de media hora circulando por las autopistas de California, la carretera comienza a estrecharse y empezamos a subir escarpadas colinas que parecen sacadas de una película del Oeste. Crutchlow saca el máximo partido a la carretera, adivinando las curvas ciegas a la perfección, pasando coches en cuanto ve un mínimo hueco y siempre con todo bajo control. Las señales de tráfico nos dicen que estamos entrando en la reserva Pala, donde los indios Cupeños han vivido desde que fueron sacados de sus territorios ancestrales en 1903. Esperábamos encontrar humo saliendo de un campamento lleno de tipis y a unos cuantos guerreros empuñando sus hachas. Pero lo que vimos fue un enorme complejo con un hotel y un casino como recién salido de Las Vegas. Los indios nativos norteamericanos tienen soberanía propia sobre sus tierras, así que nadie puede impedirles llevar operaciones de juego enormemente rentables. Es como una compensación por todos los males que sufrieron durante siglos.

A Crutchlow le gusta apostar. En 2011 dejó una prometedora y lucrativa carrera en Superbike para apostarlo todo en MotoGP. Pero es ahora cuando quizás haya hecho su mayor apuesta, dejando una fácil Yamaha M1 con la que ha crecido, por una Ducati Desmosedici que ha terminado con las carreras de muchos otros pilotos, como por ejemplo Valentino Rossi.

La media de caídas de Rossi se triplicó cuando fichó por Ducati en 2011, así que en las dos próximas temporadas la fortaleza de Crutchlow se pondrá a prueba más que nunca. Pero el boxeador valiente no está preocupado. «No tengo miedo de hacerme daño», dice el piloto de 28 años. «Incluso ahora me duele un poco el hombro, pero entonces piensas, qué demonios, este es el precio que debo pagar por hacer algo que amo… El hombro duele, pero, ¿qué puedo hacer? Es un modo de vida, y no piensas en ello. Es como cuando Jorge (Lorenzo) corrió en Assen solo 34 horas después de romperse la clavícula. Pensamos que es algo normal, pero también sé que es algo que da miedo».

Desde la perspectiva de un ser humano normal, podría llegar a entenderse que haciendo eso con tu cuerpo puedes ganar lo suficiente para vivir el resto de tus días. ¿Pero qué pasa cuando tienes unas cuantas casas bonitas, unos cuantos millones en el banco y una adorable señorita agarrada a tu brazo? Seguro que entonces muchos pensamientos golpean tu cabeza y dices, ahora que tengo todo lo que tengo, no quiero arriesgar y perder esta buena vida.

Crutchlow está ahora mismo en la soñada -y bien merecida- posición de un piloto de fábrica muy bien pagado. Los rumores dicen que Ducati le paga algo más de siete millones de euros, más que suficiente para vivir, porque los Crutchlow no son el tipo de personas que viajen en helicóptero y aviones privados. Pero él insiste en que no se va a relajar. «No es algo que me preocupe para nada. Correré hasta que deje de divertirme, porque lo que sientes cuando consigues algo bueno, es algo que nunca olvidas. No me importa lo que diga la gente, no me he ido a Ducati por el dinero. He ido a Ducati para demostrar a la gente que estaban equivocados. No podría pasarme nada mejor que hacer un buen resultado, porque cuando lo haces con una Yamaha la gente es lo que espera, pero con una Ducati nadie espera que lo hagas bien. Me gusta ser el tapado y pilotar mejor cuando todo el mundo piensa que no voy a hacer nada. Pero no me entiendas mal, si encadeno una mala racha de carreras, mi moral también se va abajo».

Errores

Eso es exactamente lo que le ocurrió cuando llegó a MotoGP en 2011 con el equipo Monster de Herve Poncharal. «Quería ser el mejor y los mejores pilotos están en MotoGP. Hay pilotos en Superbike que dicen que no quieren ir a MotoGP, pero en realidad quieren, créeme, lo que pasa es que no tienen la oportunidad o no toman el riesgo. En 2011 hice una gran apuesta y después de cuatro Grandes Premios estaba deseando volver a Superbike. No podía pilotar la moto, todo parecía estar mal, y no estaba acostumbrado a una situación en la que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, porque antes siempre había tenido todo bajo control. Había pilotos en MotoGP que pensaba que eran una basura, después trataba de seguirlos y en tres vueltas se me habían ido… Y esos eran los que estaban detrás, ni siquiera los de mitad de la parrilla».

Después de unos cuantos resultados que arruinaron su moral y su físico, además de muchas caídas con motos destrozadas, Poncharal se estaba hartando. Y a mitad de temporada comenzaron los problemas. «En Laguna, Herve y yo tuvimos la mayor pelea que hayas visto en tu vida. Le dije que firmara con cualquiera y le eché de mi motorhome. Fue gracioso, porque salió por la puerta sin sus zapatos… Ahora es uno de mis mejores amigos».

Tras esa pelea los resultados de Crutchlow fueron mejores. «Los pilotos siempre creen que lo saben todo. Pero hace falta equivocarse para aprender. Como le pasó a Jorge, quien en su primera temporada salió disparado de su moto unas 10 veces, pero luego aprendió. Yo comencé a escuchar a Yamaha y las cosas empezaron a ir mejor».

A sus dos primeros podios en 2012 le siguieron otros cuatro y su primera pole position la pasada temporada, lo que hizo que Ducati llamara a la puerta de su motorhome, enseñándole un bonito cheque. Crutchlow va camino de ser multimillonario, pero no lo parece. No tiene para nada aires de grandeza, es como el Troy Bayliss británico: rápido, simpático y con los pies firmemente sobre el suelo. Y como Bayliss, es un adicto a los pedales. Hace en bici unos 100 km diarios, seis días a la semana, porque le gusta, porque le mantiene en forma. Y como a muchos atletas profesionales tiene una vena masoquista. «Me gusta sufrir. Cuando monto en bici me meto en mí mismo y eso me gusta. Cuando salgo con algún ciclista profesional (a menudo entrena con el múlticampeón del Tour de Francia, Mark Cavendish), veo que no sufren tanto como yo, pero si puedo ponerles las cosas difíciles… Es de nuevo eso de ir de tapado, como decimos aquí, de “underdog”. Nunca me doy por vencido, sin importar qué esté haciendo. Si estoy montando en bici, hace 40 grados y viene una gran puerto de montaña, sigo apretando, simplemente para no dar mi brazo a torcer». 

Subir puertos de montaña es más fácil encima de una moto y Crutchlow está disfrutando sobre la Pikes Peak, una versión mejorada de la Multistrada de Ducati. De hecho, en breve tendrá una en el garaje de su casa de vacaciones en la Toscana italiana, aparcada junto a una Panigale y una Diavel. Esa es una de las ironías de la vida: cuanto más ganas, más cosas consigues gratis… Porque no solo son motos, como Audi es propietaria de Ducati, ya tienen preparados dos cochazos, un RS6 para Cal y un Q7 para su señora.

Pero no serán sus primeras Ducati, ya tuvo una Hypermotard en 2008. «Solo para divertirme, porque se hacen buenos caballitos. Pero luego casi pierdo a Lucy haciendo uno… Así que la vendí».

Crutchlow ha pilotado prototipos de MotoGP hechos a mano y las Ducati le salen por las orejas, pero su moto favorita sigue siendo la humilde R6 con la que ganó el título de Supersport en 2009. Eso es típico en Cal, nunca dejará que los hombres del marketing le controlen. «No me gustan las MotoGP, no son divertidas de pilotar. No digo que no te lo pases bien con ellas, pero son mucho más difíciles de pilotar. La R6 era divertida. Tenías tiempo para pensar, cuando bajabas por la recta de Phillip Island ibas sonriendo; con una MotoGP estas todo el rato tratando de evitar que se levante en sexta marcha». No, pilotar una MotoGP no es fácil, es estrés, dolor y a veces, horror, pero a Crutchlow no le gustaría que fuese de otro modo.