Cómo pasa el tiempo en el Mundial de MotoGP. Es una de las frases más repetidas en la mente de la afición cuando se acerca el Gran Premio de la Comunidad Valenciana, telón de la temporada desde 2002. Por su ubicación en el calendario, el Ricardo Tormo se convierte en poco menos de una estación de tren donde se agitan los pañuelos en diversos tipos de despedidas.
Hace poco más de seis años, antes de aquel 2013 en el que los tripletes españoles en MotoGP se convirtiesen en poco menos que rutina –se produjo hasta en diez ocasiones-, la temporada 2012 encaraba su recta final rumbo a un título que se anticipaba español pero al que faltaba por poner el nombre, si bien Jorge Lorenzo tenía un margen considerable, sobre todo desde Misano, cuando Héctor Barberá había tirado a Dani Pedrosa.
El de Honda era el piloto más en forma del momento, y llegaba a Japón con tres triunfos en cuatro carreras (todas excepto Misano) y con la obligación de ganar para seguir metiendo presión a un Lorenzo que tenía 33 puntos de ventaja con cuatro carreras por delante. A Pedrosa sólo le valía ganar y esperar algún fallo del balear.
Aquel día en Motegi, Pedrosa cumplió su parte. Lorenzo partía en pole y lideró casi hasta la mitad de carrera, pero el catalán le superó y comenzó a abrir terreno. El de Yamaha no quiso cebarse y le dejó ir, dando por buena la segunda posición. Tampoco faltaba emoción unos segundos por detrás: Cal Crutchlow había ido tercero toda la carrera, pero con cinco giros por delante Álvaro Bautista le arrebataba el puesto.
El británico no quería dar su brazo a torcer y se pegó a la rueda del talaverano, pero no pudo con él y acabó yéndose al suelo en la última vuelta. Dani Pedrosa ganó la carrera, Jorge Lorenzo fue segundo y Álvaro Bautista repitió la tercera posición, tan sólo dos carreras después de estrenarse en el podio de MotoGP en Misano.
Aquel 14 de octubre de 2012, en el Twin Ring Motegi, por primera vez en la historia tres banderas españolas se elevaron tras el podio de la categoría reina de MotoGP, algo que hubiera resultado inimaginable no mucho tiempo antes. Algo que hasta entonces sólo habían logrado Gran Bretaña, Italia, Estados Unidos en varias ocasiones, y Argentina y Alemania en una.
Desde entonces, y con diversa frecuencia, los tripletes españoles en MotoGP han dejado de ser algo extraño: diez en 2013, dos en 2014, uno en 2015, ninguno en 2016, tres en 2017 y uno en este 2018: fue en Assen, donde Marc Márquez se impuso a Álex Rins y Maverick Viñales en el primer triplete español sin ninguno de los ‘pioneros’ de Japón 2012. Un cambio de ciclo en el motociclismo español.
Seis años son un mundo en el universo de MotoGP, y la situación de los tres ha cambiado enormemente desde aquella histórica carrera en Motegi: Pedrosa ha pasado de pelear por títulos mundiales a verse relegado por Márquez; Lorenzo ganó aquel título y otro más antes de poner rumbo a Ducati; y Bautista pasaría por Aprilia antes de volver al cobijo de Jorge Martínez Aspar con una Ducati satélite.
Este domingo, 18 de noviembre de 2018, los tres vivirán su particular despedida en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana. Un adiós triple y diverso en su forma, pero con un punto en común: ninguno de los tres lo pensó ni lo decidió así.
La gran despedida es, sin ningún género de duda, la que protagoniza Dani Pedrosa. En principio, y si no cambia de opinión, el Circuit Ricardo Tormo asistirá a la 295ª y última carrera mundialista del 26, en un año difícil en el que perdió su sitio en el Repsol Honda Team y, pese a tener una oferta para llevar una Yamaha pata negra en la estructura satélite del Petronas, anunció que en 2019 no competiría en MotoGP.
Una retirada del plano competitivo pero no del motociclismo en activo, ya que finalmente se confirmó el rumor que le situaba como probador de KTM, labor que desempeñará durante al menos las dos próximas temporadas tras llegar a una cuerdo con la firma austriaca. Eso sí, no hará ningún wild card, por lo que sólo se limitará a probar la RC16 para intentar llevarla a los niveles de competitividad que exige MotoGP.
Tampoco estará en la parrilla del próximo 2019 Álvaro Bautista. El piloto manchego ha sido el gran damnificado por la llegada del Petronas Yamaha, que ocupará la plaza que hasta ahora tenía el Ángel Nieto Team en el que ha militado estas dos últimas temporadas, y en cuyo proyecto no ha quedado hueco para el talaverano pese a su gran rendimiento con la Desmosedici.
El equipo malasio decidió apostar por la juventud del italiano Franco Morbidelli y del francés Fabio Quartararo, lo que ha hecho que Bauti tenga que buscarse la vida fuera de MotoGP: concretamente en el Mundial de Superbike, donde competirá con una Panigale V4 R oficial dentro del equipo Aruba.it Ducati en una aventura ilusionante pero que no era la deseada por el piloto.
El único de los tres que seguirá en la categoría reina es Jorge Lorenzo, pese a que por momentos llegó incluso a dudarse de su continuidad. Las cosas en Ducati no estaban saliendo según lo esperado y estuvo cerca de quedarse sin moto oficial. De hecho, al igual que les sucedió a Pedrosa y Bautista, su nombre se vinculó al Petronas Yamaha, que en un punto de la temporada parecía ser su salida más interesante.
Fue entonces cuando se produjo el bombazo: el Repsol Honda anunciaba su fichaje para dos temporadas. Después vendrían las victorias y, por qué negarlo, el arrepentimiento por parte de la marca italiana. Más tarde, la lesión que le ha dejado fuera toda la gira asiática. En Valencia volverá para irse. Seguramente no será una despedida victoriosa como la de hace dos años cuando dijo adiós a Yamaha. Simplemente será una despedida antes de iniciar una nueva era en Honda, donde quedará como la vieja guardia entre los nuevos talentos españoles.
Ante el público español del Ricardo Tormo, los protagonistas del primer triplete de la historia de España dirán adiós: Jorge Lorenzo a la marca con la que quiso hacer historia, Álvaro Bautista al campeonato que ha sido su casa y Dani Pedrosa a esa forma de vida que es competir en moto.