Mujeres piloto de otro tiempo

Hay una nueva generación de chicas piloto que están derribando tabúes anacrónicos a pasos agigantados. Pero, ¿quiénes fueron sus predecesoras?

Chechu Lázaro

Mujeres piloto de otro tiempo
Mujeres piloto de otro tiempo

Los deportes de motor han sido tradicionalmente un coto casi privado para hombres y entre todos ellos, el motociclismo de velocidad es quizás la categoría más «sexista». Prueba a poner «mujeres en moto» en Google y verás que las primeras búsquedas te dirigen hacia chicas ligeras de ropa. Esto no quita para que a lo largo de la historia hayamos contado con honrosas excepciones y que cada año sea más numerosa su presencia en competiciones nacionales e internacionales. A continuación haremos un repaso por todas esas heroínas que han participado en el Mundial de Velocidad desde que la británica Beryl Swain disputó la carrera de la categoría de 50 cc el TT de la Isla de Man en 1962. La nueva hornada la encabezan dos pilotos españolas, Ana Carrasco y María Herrera, que con sus 16 añitos ya han hecho tanto ruido o más que sus predecesoras y tienen un inmenso futuro por delante.

 

 

En pleno siglo XXI a nadie le sorprende ver a chicas en moto, aunque es cierto que todavía son escasas las que triunfan en velocidad. Lo que es un hecho es que la tendencia está cambiando y con paso lento, pero firme, se están superando tabús anacrónicos. Pero en 1962 ver a una chica compitiendo, y aún más en el TT de la Isla de Man, se consideró prácticamente un sacrilegio. Este fue el caso de Beryl Swain, la primera mujer en disputar una carrera del Mundial… en solitario; ya que sí se habían dado caso de mujeres copilotos de sidecar. La más famosa fue la alemana Inge Stoll, que se convirtió en la primera mujer en competir en el TT como copiloto del francés Jacques Drion y también la única hasta la fecha que ha subido a un podio mundialista, en los tiempos en que los sidecar tenían rango de Campeonato del Mundo.

Volviendo a Beryl Swain, la británica disputó la carrera en la categoría de 50 cc y terminó en una muy meritoria 22ª posición. Pero en el circuito de la Montaña de la Isla de Man terminaría su andadura mundialista. Fruto del malestar creado en un mundo dominado por hombres se tomó la decisión de revocar su licencia internacional, con la justificación de que se trataba de un deporte muy peligroso para las mujeres. El Tourist Trophy también se cubrió las espaldas y un año más tarde cambiaron el Reglamento para prohibir a las mujeres disputar la carrera, al menos hasta 1976, año en que perdió sus estatus de Gran Premio. El nombre de Beryl Swain forma parte de la historia del motociclismo y del TT, donde en la actualidad dos mujeres siguen su senda, Maria Costello y Jennny Tinmouth. La primera hizo historia al subir al podio en la categoría Ultra Lightweight del Manx GP en 2005 y este año ha acabado 16ª en la categoría Lightweight del TT. Por su parte, Tinmouth, que compite en el Campeonato Británico de SBK (primera mujer en hacerlo en la categoría superior), batió el récord de Costello de la mujer más rápida en completar una vuelta en la Isla de Man (119.945 mph).

Beryl Swain vio cómo se quedaba sin licencia por ser "un deporte peligroso para las mujeres".

La presencia femenina no volvió al Mundial hasta 1982, pero lo hizo a lo grande. La protagonista en esta ocasión fue otra adelantada a su tiempo, Gina Bovaird, que entre finales de la década de los ’70 y principios de los ’80 fue habitual en carreras del AMA y en las 200 Millas de Daytona. Pero sobre todo se recuerda su figura porque fue la primera y, hasta la fecha, única mujer piloto en participar en un Gran Premio en la categoría reina. Bovaird disputó una única prueba del Mundial, el GP de Francia, y consiguió clasificarse para la carrera beneficiada por el boicot de los equipos de fábrica japoneses durante esa carrera.

Al contrario que lo que ocurrió con Beryl Swain, la experiencia de Bovaird abrió las puertas a muchas más chicas y los años 80, y principios de los 90, fueron muy prolíficos para las mujeres piloto, especialmente en las categorías pequeñas. La alemana Inge Arends disputó un total de 6 Grandes Premios entre 1983 y 1984 en 50 cc y 80 cc, logrando un 16º puesto como mejor resultado; y su compatriota Petra Gschwander también lo intentó en 1986, aunque no logró clasificarse.


En 1987 debutó en el GP de Suecia una joven finlandesa que daría mucho que hablar a finales de la década. Taru Rinne dio sus primeros pasos en el mundo del karting, donde llegó a correr y en ocasiones a batir a futuros pilotos de Fórmula 1 como Mika Hakkinen y Mika Salo. Aunque sus actuaciones fueron brillantes sobre cuatro ruedas, Rinne se decantó por las motos y en 1988 hacía historia al convertirse en la primera mujer en puntuar en el Mundial (14ª en el GP de Francia de 125 cc). Pero lo mejor de Rinne estaba por llegar y un año más tarde haría historia en Hockenheim al lograr la segunda posición en parrilla, solo por detrás de Enzo Gianola. En ese GP de Alemania Occidental, que acabaría ganando Álex Crivillé con la JJ Cobas, Rinne acabó 7ª, la mejor posición de su carrera. En 1989 todo el mundo conocía a Rinne y se hablaba de ella como una campeona del mundo en potencia. Ese año acabó 17ª en la clasificación con 23 puntos, que es todavía el mejor puesto logrado por una mujer. Aspiraba a correr en las categorías superiores aunque echaba en falta algo fundamental en este mundo: «En Finlandia no tenemos todavía Gran Premio y resulta muy difícil conseguir patrocinador. Si corriera en motocross hubiese contado con mayores facilidades». Un año después, la estrella de Rinne se fue difuminando (no sumó ningún punto) y correría su último GP en septiembre de 1990 en Phillip Island.

 

Taru Rinne fue la primera mujer en puntuar en el mundial de velocidad.

Coetáneas de Rinne fueron Undine Kummer y Linda Walsh. La primera completó 4 GG.PP entre 1988 y 1989 en 80 cc; mientras que Walsh fue wild-card tres años consecutivos en el GP de Australia entre 1990 y 1992. Un año después, debutó Daniela Tognoli, la primera italiana en el Mundial, que disputó 9 carreras en el octavo de litro entre 1993 y 1994, con un 24º puesto como mejor resultado.
Y llegamos a Tomoko Igata, la única piloto que se ha acercado a los resultados logrados por Rinne en el Mundial. La piloto japonesa había debutado como wild card en el GP de su país en 1992 y sorprendió con un 13º puesto en parrilla y 20º en carrera, pero no volvería a disputar hasta dos años después. Durante esos años (entre 1991 y 1993) corrió el campeonato nacional de su país (All Japan Road Race Championship), acabando todos los años en el Top 10. En 1994 le llegó la oportunidad para disputar el Mundial con el equipo FCC Honda. Acabó en los puntos en la primera carrera (14ª en el GP Australia), aunque las cinco siguientes no logró finalizarlas. Un año después consiguió su mejor resultado en Brno, con un 7º con el que igualaba el mejor puesto de Rinne en un GP. Ese año acabó 21º en el Mundial de 125 cc con 23 puntos sumados… pero no fueron suficientes para volver a disputar un GP del Mundial, así que en 1996 volvió al All Japan sin muchos éxitos a partir de entonces.

Pasó más de un lustro hasta que volvimos a disfrutar de una mujer en el Mundial, aunque su llegada supuso un boom mediático en los inicios de siglo XXI. Katja Poensgen tenía una larga trayectoria cuando aterrizó en el Mundial con 24 años, aunque muchos se centraron en su larga melena rubia y su belleza germana. Poensgen estaba acostumbrada a pilotar en las cilindradas altas, corrió una prueba del Mundial de Supersport en 1998 y las dos temporadas siguientes disputó la categoría de Superstock 1000, donde consiguió un podio y acabó 6ª en el 2000. Una 125 cc se le quedaba pequeña, así que debutó en 2001 en 250 cc y ese año se convirtió en la primera mujer que puntuaba en la categoría intermedia del Mundial (14ª en el GP de Italia). Poensgen compitió dos temporadas completas en el campeonato (2001 y 2003), pero nunca volvió a sumar puntos, aunque muchas veces estuvo cerca.

Además de Poensgen, en la primera década del siglo XXI la única chica que participó de manera regular en el Mundial fue la checa Markela Janakova, que además es la más joven de todas las que ha participado (GP de República Checa de 2003, con 15 años y 320 días). Janakova, que ese año ganó el campeonato nacional checo, no logró puntuar en los 7 GG.PP que disputó entre 2003 y 2004. Cath Thompson, Candice Scott, Nikollet Kovacs, Andrea Touskova y Omella Ongaro han aumentado la lista de mujeres que han corrido el Mundial, aunque todas lo hicieron como pilotos invitadas y sin mucha suerte.
Aunque no haya debutado en el Mundial, es obligatorio mencionar a Elena Myers. La americana, que en su país es casi una «celebrity», fue la primera chica en ganar una carrera profesional en el legendario Daytona International Speedway (en 2012 en la categoría de Supersport). A punto de cumplir los 20 años, sigue quemando etapas en el AMA a la espera de dar el salto al Mundial, que llegará tarde o temprano. No en vano, Myers ya rodó en su día con la Suzuki de Álvaro Bautista en el circuito de Indianápolis.

Justo una década después de Poensgen, Elena Rosell debutaba en Moto2, la primera mujer en esta categoría y la primera española en el Mundial. El motociclismo femenino en nuestro país ha tenido un protagonismo casi marginal hasta bien entrado el siglo XXI. Muchos recordaréis a las pioneras de los años 70 y 80, como Prisca Vázquez o Charo García de la Barga. Esta última hizo historia en 1979 cuando ganó el GP de Otoño en el Jarama, en la categoría de Junior. Ese día, Charo compartió protagonismo con los Tormo, Nieto o Grau que ganaron en las categorías absolutas. El florecimiento de las copas de promoción y de los campeonatos exclusivos de féminas, ha logrado situar a las mujeres en el mapa del motociclismo nacional.

Elena Rosell se convirtió en la primera española del Mundial y la primera mujer en Moto2.

Elena Rosell abrió la lata en 2011. Antes de eso, la piloto valenciana había destacado en el CEV donde ya ganó una carrera de la Kawasaki Ninja Cup en 2009 (ese año fue 4ª). Los dos siguientes años disputó la categoría de Stock Extreme hasta que recibió la llamada del equipo de Aspar para sustituir al lesionado Julián Simón. Su debut en el GP de Holanda fue duro y no logró clasificarse para la carrera tras unos entrenamientos pasados por agua. Muchos dijeron entonces que no tenía nivel para el Mundial y que su llegada era más un acto publicitario… pero unos meses después, Elena se encargó de acallar las críticas con su debut en el GP de Aragón que tuvo continuación ese año en Valencia. En 2012 Elena pasó a disputar la temporada completa en Moto2 con el equipo de la Federación Qatarí, aunque no logró puntuar, su mejor resultado fue un 20º en Malasia. Esta temporada Elena ha vuelto al CEV, para disputar la pseudo-categoría de Stock 600 junto a las Moto2.

El futuro del motociclismo femenino está en manos de dos jovencitas de 16 años: Ana Carrasco y María Herrera. La primera ya ha dado el salto esta temporada al Mundial de Moto3 con el Team Calvo y ya ha demostrado que no está para cubrir el expediente, rondando los puntos en más de una ocasión (hasta la fecha el 19º de Le Mans es su mejor resultado), en circuitos todavía desconocidos para ella. María Herrera, por su parte, ha hecho más ruido si cabe con su histórica y mediática victoria (jamás el CEV tuvo tanta relevancia en los medios) en la prueba de Moto3 de Aragón; y ya el año pasado sorprendió con un cuarto puesto en el Campeonato Europeo. La toledana, piloto Monlau de Emilio Alzamora, pretende seguir los triunfales pasos de sus predecesores (Marc y Álex Márquez, Álex Rins, etc.) y podría debutar ya esta temporada como wild-card en alguna prueba del Mundial. Aunque María no tiene prisa todavía y está centrada en el campeonato doméstico, donde es tercera en la provisional tras dos pruebas disputadas. Hay otras dos chicas en nuestro CEV, Sara Sánchez y Montserrat Costa, que dando gas todos los fines de semana derriban esa barrera histórica que separaba el mundo de las motos de las mujeres.