Este domingo saltaba el rumor, que en cuestión de horas cogía forma y se transformaba en noticia: Jorge Lorenzo había sufrido una rotura del escafoides de la mano izquierda cuando entrenaba en Italia. Ayer pasaba por el quirófano y, pese al éxito de la intervención, Honda Racing Corporation confirmaba que habían tomado la decisión de no acudir a los test que se celebrarán entre el 6 y el 8 de febrero en el Sepang International Circuit malasio.
Pese a que sí estará en la presentación del equipo, su reaparición en pista está pensada para los siguientes test, que tendrán lugar entre el 23 y el 25 de febrero en el Losail International Circuit catarí. Sin embargo, su ausencia en Malasia será un gran contratiempo para el balear, que perderá tres días de adaptación a la Honda RC213V –algo que a estas alturas resulta vital-; y también será una notable contrariedad para Honda, que perderá una opinión cualificada en un punto clave del desarrollo de la máquina para 2019.
No sólo pierde una opinión cualificada: hasta su accidente en Verona, el balear iba a ser el único de los tres pilotos que llevarán la última versión de la máquina en 2019 en llegar realmente sano a Malasia después de haberse perdido el último tramo del año 2018 por la lesión sufrida en los entrenamientos libres del Gran Premio de Tailandia, y de haber tenido que ser operado del pie derecho en diciembre, una sencilla intervención de la que ya estaba recuperado.
Finalmente Lorenzo ni siquiera podrá estar, mientras que tanto el español Marc Márquez como el británico Cal Crutchlow están bastante tocados después de la operación de hombro del primero y del largo proceso de recuperación del tobillo del segundo a raíz de su durísima caída en el Gran Premio de Australia de la pasada temporada.
EL HOMBRO DE MÁRQUEZ
Si en 2017 el gran rival de Marc Márquez fue Andrea Dovizioso, en 2018 ha sido su propio hombro. Al tiempo que se dirigía de forma inexorable hacia un nuevo e inapelable título mundial de MotoGP, las luxaciones en su hombro –que ya habían sido recurrentes en los años anteriores- comenzaron a ser más continuas y, por lo tanto, más preocupantes.
El heptacampeón del mundo no transmitía esa preocupación de puertas hacia afuera, pero una vez ganado el título en Japón, reconoció que la seriedad del problema había ido claramente en aumento y que ya tenía programada una intervención para intentar corregir el problema de una vez por todas.
La intervención tuvo lugar el pasado 4 de noviembre y fue todo un éxito. En el momento se programó un plazo de seis semanas de rehabilitación, por lo que en teoría iba a llegar en forma a los test de Sepang. No obstante, y pese a que dicha rehabilitación va por el buen camino, la realidad es que no llegará al 100% al test malasio.
El de Cervera estará allí presente, pero llegará tocado. El objetivo final es estar a tope para el inicio de la temporada en el Gran Premio de Qatar que se disputará del 8 al 10 de marzo en Losail, pero los test previos son vitales para terminar de decidir el propulsor que montará la Honda RC213V en la temporada. Márquez lo sabe y estará allí, pero su estado físico estará lejos de ser el idóneo para poder exprimir la montura al máximo como a él le gusta.
EL TOBILLO DE CRUTCHLOW
La caída que sufrió Cal Crutchlow a final de la recta de Phillip Island en el Gran Premio de Australia fue realmente escalofriante, y el parte médico no lo es menos: se rompió la tibia por dos sitios, el peroné por un sitio y el astrágalo en 16 partes. No es extraño que la califique como la peor lesión de su vida, ni que pese a que él en su día quiso incluso ir a Sepang una semana después, tuvo que perderse el resto de temporada y los primeros test de pretemporada en Valencia y Jerez.
Pero va todavía más allá: en una entrevista concedida hace unos días a Superbike Planet, Crutchlow reconoce que durante seis semanas no pudo ni caminar, y que cuando volvió a hacerlo, se le inflamó un tendón o nervio en el tobillo y estuvo otras dos semanas y media sin poder andar.
Él mismo admite que no fue consciente de la gravedad de la lesión, recordando que para la gente normal una lesión así tiene una recuperación de unos 12 meses. Por eso, aunque acudirá a los test de Sepang, no tiene claro si podrá rodar, ya que si bien puede hacer vida normal, no puede saber si la condición de su tobillo será compatible con pilotar su MotoGP.
Así pues, a apenas un par de semanas de reanudar la acción en Sepang, la condición de los tres pilotos top de Honda está muy lejos de ser la idónea: Jorge Lorenzo no estará en pista, Cal Crutchlow es duda y Marc Márquez llegará tocado del hombro. Una situación un tanto dantesca en un momento de la temporada donde se toman decisiones que pueden marcar el resto del año.
Ante este panorama, Stefan Bradl tendrá que hacer horas extras. El probador alemán ya tuvo que sustituir a Cal Crutchlow en el LCR Honda en los test que tuvieron lugar en el Circuit Ricardo Tormo nada más finalizar la temporada 2018, y en Sepang le tocará hacer un papel todavía más importante del previsto en las pruebas debido a la ausencia de Lorenzo.
Además de Bradl estará el japonés Takaaki Nakagami, que ya sorprendió en los últimos test de 2018 en Jerez y que en principio será el único de los cuatro pilotos de Honda en MotoGP (que el año pasado tenía seis pero que ha perdido un equipo satélite con el adiós del Estrella Galicia 0,0) que esté en Malasia en plenitud física. Vale que la temporada no es como empieza, sino como acaba. Pero desde luego no empieza bien.
