La remontada más espectacular de la historia del Mundial, por Ralf Waldmann

El día histórico en el que demostró que “la diferencia entre idiota y héroe es muy pequeña".

Nacho González

La remontada más espectacular de la historia del Mundial, por Ralf Waldmann
La remontada más espectacular de la historia del Mundial, por Ralf Waldmann

Sexto en parrilla, Ralf Waldmann había pasado la duodécima vuelta en 21ª posición a un minuto y 18 segundos del líder. A estas alturas de carrera, ni el propio piloto alemán hubiese apostado un céntimo a su victoria. Ni siquiera las condiciones cambiantes de aquel 9 de julio de 2000 sobre Donington Park invitaban a pensarlo, pero sucedió. Y las gomas tuvieron mucho que ver.

En las diez primeras vueltas de carrera, la lluvia había amainado, la pista iba mejorando y los tiempos fueron cayendo progresivamente, pasando de rodarse en 1:47 hasta bajar del 1:40. De hecho, Olivier Jacque estaba rodando en esos tiempos y lideraba la carrera controlando al japonés Tohru Ukawa, que llevaba toda la carrera en la segunda posición, y parecía ser el único piloto en condiciones de poder arrebatarle la victoria.

Jacque, como la gran mayoría de los pilotos de la parrilla, al ver la intermitente lluvia tan propia del país británico, habían puesto neumático de mojado delante y el intermedio detrás. Por el contrario, Waldmann se la había jugado montando compuestos de mojado en ambas ruedas. Seguramente pasó muchas vueltas lamentándose de su decisión, a la postre una de las mejores de su vida.

Todo cambió cuando se puso a llover. En sus propias palabras, recogidas por Mat Oxley, “la diferencia entre idiota y héroe es muy pequeña”. Fue el cielo quien le convirtió en héroe, cuando decidió abrirse sobre Donington Park y cambiar el curso de la carrera, propiciando uno de los momentos más espectaculares de toda la historia del motociclismo.

Se fue gestando a partir de la mitad de carrera. Había estado a punto de ser doblado, víctima de su arriesgada decisión –motivada también al no estar en la pelea por el título-, pero el agua apareció y empezó a remontar.

Mientras sus tiempos se mantenían bastante constantes, oscilando entre 1:47 y 1:52, los de sus rivales comenzaron a caer en picado.

Los tiempos de Jacque, que habían empeorado ligeramente, comenzaron a desplomarse. De rodar en 1:45 pasó, en una vuelta, a hacerlo en 1:50. A la siguiente, en 1:56. Dos vueltas después ya estaba por encima de los dos minutos, de los que ya no podría bajar en toda la carrera. Ahí fue cuando la impotencia cambió de bando: Jacque y Ukawa sufrían.

Los que disfrutaban eran Waldmann y el japonés Naoki Matsudo, que le seguía en su remontada con idéntica estrategia y que estuvo cerca de quitarle el protagonismo. “Cuando empecé la carrera con ruedas de mojado, era un idiota. Cuando empezó a llover y pude ganar, era un héroe”, recuerda Waldmann.

El final de aquella carrera fue inolvidable. La lucha en la que se metieron Waldmann y Matsudo mientras iban superando rivales daba oxígeno a Jacque y a Ukawa. Pasaron a los japoneses Daijiro Kato y Shinya Nakano; y a dos vueltas del final luchaban por la cuarta posición, con Matsudo delante.

En el penúltimo giro, Waldmann se deshizo de Matsudo y también rebasó a Jason Vincent para meterse en el podio, pero quería más. Ukawa estaba a tres segundos y no tuvo problemas en pasarle, pero Jacque era otra historia.

Al comenzar la última vuelta, Waldmann estaba a 12 segundos de Jacque. El francés lo intentó todo, pero en la curva final le adelantó para batirle por 344 milésimas en la remontada más espectacular que se recuerda.