El 18 de agosto se cumplen dos décadas de aquel triunfo en Brno, siendo un «rookie». Cuando subió a lo más alto del podio por primera vez, dos pilotos con los que actualmente comparte parrilla, Viñales y Miller, apenas gateaban. Después llegaron 113 victorias más y el contador todavía no se ha parado. Entre la primera de Brno y la de Montmeló de este año han pasado 19 años y 289 días. Es de largo, el intervalo de tiempo más grande de un piloto ganando. Sus 114 victorias le sitúan a sólo 8 del récord de 122 de su compatriota Agostini y Valentino tiene todavía lo que resta de temporada más otras dos para intentar darle caza.
Con su renovación por Yamaha hasta 2018, Rossi cumplirá 22 temporadas en el Mundial superando en una a Barros y Capirossi, dos de las trayectorias más longevas del campeonato; e igualando los 22 años que participó en el Mundial Ángel Nieto, desde su debut en Montjuïc ’64 y la última de Hockenheim ’86. Donde ya no tiene rival es en el número de GG.PP disputados, después de superar a Capirossi el año pasado. La cifra va por las 339 carreras y subiendo. Otros récords que posee son el de puntos, podios y poles (compartido con Lorenzo), así como victorias en la categoría reina. Seguro que no llegará nunca a los 15 títulos de Agostini, aunque su objetivo es igualar sus 8 mundiales en la categoría reina, y está a sólo uno de conseguirlo.
Pero la figura de Rossi va más allá de las cifras. En el mundo anglosajón, que a falta de ídolos le han adoptado como tal, le conocen como GOAT (Greatest Of All Time) o el más grande de todos los tiempos. Siempre es una ardua tarea la de comparar pilotos de diferentes épocas. Lo que nadie duda es que ningún otro ha tenido la trascendencia histórica de Valentino Rossi, cuya popularidad a nivel planetario ha convertido al motociclismo es un deporte de masas.
Así contamos su primera victoria
«En los entrenamientos quedó claro que Martínez ("Aspar") y yo éramos los más efectivos en este circuito. La carrera lo ha confirmado. Salí mal y me he visto obligado a realizar una rápida remontada para no perder el contacto con la cabeza de carrera. Cuando llegué delante y vi que era imposible liberarme de Martínez, por lo que decidí reservarme para el final de carrera. Tengo que reconocer que la moto hoy iba como un tiro y la verdad es que en estas condiciones todo resulta más fácil. Ahora mi objetivo es mantener esta línea y estar siempre entre los primeros. El próximo GP correremos en Imola, un circuito precioso y que está al lado de mi casa. Llegar allí después de conseguir mi primera victoria me da mucha moral».
Estas eran las primeras declaraciones de Valentino Rossi como ganador de un GP y que recogíamos en el número 1.487 de MOTOCICLISMO, del 20 de agosto de 1996. Dos días antes se había disputado el GP de la República Checa, una de las carreras más recordadas por la afición española, por la victoria de Crivillé sobre Doohan por sólo 2 milésimas.
Antes de la carrera de 500 cc, los italianos se habían repartido las victorias en las cilindradas pequeñas: Biaggi había ganado en 250 cc y tenía a tiro su tercer título; y un espigado piloto de Tavullia, de apellido ilustre, sorprendía a todo un veterano como Aspar, a sus 34 años. Así contábamos el duelo generacional vivido en Brno aquel día, y cuyas páginas traemos a este especial. «Ver a Aspar y Rossi pelear en la pista era como asistir en directo a un duelo entre dos generaciones. Uno, Aspar, pilotaba a la vieja escuela, con trazadas suaves y de libro. El otro, Rossi, parecía buscar siempre la línea más corta y más recta de un ápice a otro. (…)
Finalmente, el todavía aprendiz de piloto se le cuela al maestro, que no puede evitar la primera victoria de un piloto que con seguridad sumará muchas más».