Con Izaskun Ruiz y Dylan Grey como maestros de ceremonias y tras una breve introducción con los agradecimientos y recuerdos de rigor; se daba paso a un vídeo repaso de la temporada 2017 con una promesa para 2018: desafiar los límites para volver más fuertes. También aparecía en pantalla lo que debía ser un misterioso código con cuatro casillas por rellenar.
Pronto se anticipó el cambio que se avecinaba en el azul del logo de Movistar, algo más claro de lo habitual hasta ahora. La duda, ya desde hace meses debido al cambio que han sufrido los equipos de fútbol sala y ciclismo patrocinados por Movistar, estaba en saber si ese cambio se vería en las nuevas motos o si se mantendría el azul oscuro corporativo de Yamaha.
TSUJI Y MEREGALLI
El primero en aparecer en la pasarela fue Kouichi Tsuji, director de Yamaha Motor Racing; que expresaba el compromiso de la marca con MotoGP; que emana desde Japón y que enlaza con Lin Jarvis en Italia. De igual forma, valoraba la ya extensa relación de la firma de Iwata con Movistar, remarcando que desde el inicio se firmó un contrato de cinco años, algo poco frecuente en estas asociaciones.
Además, Tsuji subrayaba las tres patas del taburete Yamaha MotoGP: patrocinadores pilotos equipos. Y, por supuesto, señalaba el único objetivo posible: volver a ser campeones del mundo de MotoGP. Antes de irse, daba el número 4 como el primero del misterioso código.
Tras Tsuji, y con el recuerdo al ausente Lin Jarvis –por un pequeño problema de salud-, saltaba a la palestra el director de Yamaha Factory Racing, Massimo Meregalli, que destacaba la importancia del test de Buriram, para saber si funcionan las nuevas piezas y evoluciones, especialmente en el tema electrónico, de cara a resolver los problemas de degradación de neumáticos que lastraron a la marca durante la temporada 2017.
Tras restar importancia al cambio de reglamentación en los test durante la temporada, Meregalli refrendaba las palabras de Tsuji en cuanto a situar el título como único objetivo posible y destacaba el buen tono físico y la preparación mental con el que ha visto durante el invierno a los dos pilotos del equipo, con los que mantiene una gran relación.
VALENTINO ROSSI
Ataviado con unos vaqueros y un polo Yamaha, aparecía en el escenario Valentino Rossi, que comenzaba haciendo hincapié en su motivación tras 17 temporadas en MotoGP, 19 en categoría reina y 23 en el Mundial para seguir siendo lo más rápido posible. “Cuando comienzo sigue siendo el mismo espíritu, la experiencia te hace tener más recursos para solucionar los problemas que aparezcan durante la temporada”, apuntaba el italiano.
Destacaba también su intención de seguir entrenándose en su Ranch durante el año, pero sobre todo ponía el foco en la importancia de los test de pretemporada, empezando por los de Sepang: “Tenemos que trabajar duro después de una temporada en la que ni yo ni el equipo logramos el máximo. Tenemos que concentrarnos en la moto, en la electrónica y en todos los pequeños detalles para intentar ser rápidos y usar los test de la mejor forma posible”, subrayaba ‘Il Dottore’, que también recordaba su gran recuperación tras la fractura de tibia y peroné.
También daba el segundo número del código: el 6: “Es mi sexta temporada seguida en Yamaha”, argumentaba antes de despedirse.
MAVERICK VIÑALES
Evidentemente, el siguiente en pasar era Maverick Viñales, que empezó asegurando que se encuentra más en forma que nunca y dispuesto a subir el nivel en su segundo año en la familia Yamaha. Algo que para él significa “compartir el objetivo y compartir la pasión”, resaltando también que se encuentra muy a gusto siendo parte de la marca.
Sobre el objetivo, el piloto de Rosas no titubeaba ni un segundo al expresar tanto su deseo de ser campeón del mundo, lo que desgranaba de la siguiente forma: “Estar listo desde la primera carrera e intentar estar en el podio todas las carreras”. Para ello, aseguraba estar “probando diferentes cosas para estar preparados”, intentando prepararse mejor durante el invierno tanto en el gimnasio como haciendo motocross.
Considera que la presión es similar a la del año pasado porque su objetivo no ha cambiado, y que él siempre la ha tomado como algo bueno. Eso sí, ha asegurado que cambiará su forma de trabajar durante la pretemporada y que se centrará más en el desarrollo de la moto que en buscar tiempo.
Antes de irse dejaba el número 2, anunciando por sorpresa que ha renovado dos años más por Yamaha.
LAS MOTOS
Tras los pilotos, salía a escena Luis Miguel Gilpérez, presidente de Telefónica España. “Ellos son el mejor equipo en MotoGP, nosotros somos el mejor equipo en telecomunicaciones”, afirmaba rotundamente el mandamás de la compañía; que expresaba su deseo de ser campeones del mundo. “Pero que lo sean los dos, para qué vamos a discutir”, comentaba entre las risas de los asistentes y se despedía dando el número final del código: el 5; lo que argumentaba por los 5 años de matrimonio entre Movistar y Yamaha.
Es decir, el código no era otro que el 4625, que evidentemente hacía referencia a los números de sus pilotos: el 46 de Valentino Rossi y el 25 de Maverick Viñales.
El código abría la caja fuerte de la pantalla, dando paso a un sonido de motores tras el que aparecían las esperadas motos con sus pilotos encima.
Unas motos que conservan el azul oscuro tradicional de Yamaha, con la M de Movistar en grande y en color blanco en los laterales; donde también sigue muy presente la franja negra del otro patrocinador: Monster.
Sin rastro del azul claro, es el blanco el que gana protagonismo en los detalles; pero también –y como no podía ser de otra forma- siguen iguales los colores de cada piloto: el amarillo de Rossi y el rojo de Viñales; tanto en lo que respecta a sus respectivos números en el carenado como en los detalles de sus monos.
El acto finalizaba con Tsuji, Meregalli y Gilpérez subiendo al escenario para situarse detrás de las motos y tener la foto completa de la familia Yamaha 2018. Lo próximo será ver el rendimiento de dichas M1 en pista, lo que sucederá en apenas unos días en los test que tendrán lugar en el Sepang International Circuit.