Ha pasado ya un año entero desde que los pilotos del Movistar Yamaha MotoGP vivieron un día nefasto en el Circuito de Jerez. El pasado 2017, mientras el Repsol Honda se sacudía un duro inicio de temporada con un doblete comandado por Dani Pedrosa ante Marc Márquez; y mientras Jorge Lorenzo pisaba por primera vez un podio vestido de rojo, en el box azul irrumpían las caras de preocupación tras un inicio de año avasallador en Qatar y Argentina.
Dos victorias de Maverick Viñales en las dos primeras carreras le ponían como favorito número uno al título, y ni siquiera el fiasco de Austin mermó esa sensación. Un error en el condado de Márquez entraba en los planes, sobre todo produciéndose al intentar seguir al 93. Lo que no entraba en ninguna previsión es lo que sucedería al llegar a tierras andaluzas.
Allí, Maverick Viñales lograba sumar diez puntos al defender la sexta posición de Danilo Petrucci, cruzando la meta a más de 24 segundos de Pedrosa. Valentino Rossi se hundía todavía más, perdiendo posiciones en las últimas vueltas hasta ser décimo a 38 segundos del ganador. Salvaba los muebles para la marca Johann Zarco, cuarto a 17 segundos.
UN AÑITO EN EL INFIERNO
Un año después, nada ha cambiado. Lo que en su día pudo verse como un simple revés –sobre todo tras el dominio de la siguiente carrera en Le Mans-, se ha tornado en rutina. Viñales y Rossi desquiciados con la M1 y Zarco superándoles claramente en más de una ocasión. En algún punto el camino se torció y no logran enderezarlo.
Un año después de aquello, Zarco subía al podio de Jerez gracias a la triple caída de Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo y Andrea Dovizioso; con Valentino Rossi quinto y Maverick Viñales séptimo (de no haber mediado el triple incidente hubieran sido octavo y décimo).
Son ya 14 carreras sin ganar tras la victoria de Rossi en Assen, que tuvo lugar en condiciones particulares. Desde entonces, Honda ha ganado nueve veces y Ducati cinco. Atrás quedó la racha de 12 carreras sin ganar de 2014, cuando Honda enlazó doce con un Márquez estelar.
Para encontrar una sequía semejante hay que ir a la era pre-Rossi de Yamaha, que estuvo 18 carreras sin ganar desde el triunfo de Max Biaggi en Sepang 2002 hasta el debut del mismo Rossi en Sudáfrica 2004, con todo el 2003 en blanco.
De momento no llevan un año entero en blanco, pero poco falta. Lo que sí llevan es un añito en el infierno. En Jerez 2017 comenzaron los problemas, que un año después persisten. Le Mans fue un espejismo y Assen un regalo. Por momentos parecen enderezar el rumbo, pero cada frase de optimismo se torna en desolación en cuestión de horas.
Y DOS MÁS DE HIPOTECA
En Jerez, tanto Rossi como Viñales se mostraron muy críticos con la marca. No es extraño, teniendo en cuenta que ambos tienen contrato con la marca hasta 2020. Los dos firmaron su extensión antes de comenzar la temporada. Confiaron ciegamente en una mejora que, después de cuatro carreras, no se ha producido.
Aunque la clasificación de constructores no lo refleja, la sensación es que ahora mismo Yamaha es la tercera marca en discordia. El año pasado salvaron el subcampeonato de la misma por los pelos, merced al buen inicio de temporada.
La sensación es que Honda está muy fuerte y que Ducati se ha establecido arriba -y que hasta Suzuki les planta cara- mientras ellos combinan fines de semana en los que pueden estar delante y luchar por el podio –incluso por la victoria si se dan las circunstancias- con otros en los que no encuentran el camino y se ven condenados a la zona media del pelotón.
Es lógica la preocupación de los pilotos oficiales. Con Zarco tranquilo tras haber fichado por KTM, son ellos dos los que tienen que continuar en la marca de los diapasones lo que queda de temporada y dos más. Han apostado por la marca y, como es evidente, quieren ver un retorno de rendimiento que justifique esa apuesta. De momento no lo ven.
No se trata ya de seguir el camino de Rossi o el de Viñales. Se trata de encontrar un camino, de dejar de dar palos de ciego y trazar un sendero claro. Las cosas pueden cambiar mucho en MotoGP, pero con sólo cuatro carreras –y pese a que hay dos Yamaha en el top 3 de la general-, cuesta situar a la marca de Iwata en las quinielas al título de este mismo año.
Para colmo, Rossi y Viñales han firmado una hipoteca hasta 2020. Una hipoteca firmada sobre plano, antes de ver siquiera los cimientos. Es normal que aprieten al constructor, porque no quieren pasar más añitos en el infierno.