Soluciones

Informe: La moto de campo en España. La solución es ciertamente compleja, puesto que afecta a muchas partes. Por un lado los usuarios, los más perjudicados, pero que actúan de forma individual, o en algunos casos aglutinados en diversas asociaciones. Existe la voluntad de crear una plataforma conjunta, pero sigue sin definirse una figura representativa única que reivindique los derechos de todos los usuarios.

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Por otro lado está la industria, pero, desgraciadamente, el sector no tiene un punto de vista común. Sólo los directamente afectados se preocupan por el problema. La implicación de este sector es la clave para el éxito de las reivindicaciones de los usuarios, pero si el resto de los fabricantes, satisfechos con la marcha del mercado en otros segmentos, siguen considerando un problema insignificante la bajada en las ventas del segmento enduro y trial, la solución se presenta complicada.

Se reclama también una mayor actuación de la Federación Española, pero es cierto que su radio de acción es restringido. Lo marca la Ley del Deporte, y en este caso la Federación Española, como las autonómicas, no pueden regular más que la práctica deportiva federada. La actividad de usuario, mientras éste no sea un deportista federado, no es su competencia, por más que se intente buscar una fórmula de actuación por su parte.

Esta compleja relación entre los diferentes actores implicados y la ausencia de una representación eficaz por parte del sector afectado, hace que en vez de disfrutar de la fuerza de un nutrido e importante colectivo, se diluyan todos los esfuerzos.

Frente a la prohibición ha de imponerse la regulación. También deben crearse leyes más eficaces, porque la Ley de Montes y, en general, las normativas autonómicas, son vagas y poco precisas porque falta una correcta definición de las zonas por las que se puede circular y las que no. No existe una señalización adecuada y, por tanto, la ley no es eficaz.

Vaciar el monte no es la solución para lograr su conservación. La redacción de leyes eficaces, la regulación a través de una licencia de usuario, la correcta señalización de las zonas autorizadas, el establecimiento de periodos de uso, la educación medioambiental para los nuevos usuarios que acceden al medio natural, y el diálogo directo con los sectores implicados ha de ser la solución.