Dado que te lo estoy contando con pelos y señales, y nos habíamos quedado dando vueltas con la Supersport al circuito de Sugo, te diré que entre la R6 y la T-Max habré cogido un avión y tres autobuses de larga duración –ya te comenté lo del tren bala Shinkansen, creo-, y me habré comido unos cuantos kilos de shusi y sashimi (pescaco crudo, con y sin arroz) y de sukiyaki (una especie de carpaccio de ternera hervido en caldo de verduras y setas). Ya soy un mago con los palillos y en realizar inclinaciones de cabeza, con tanto mayor grado en función de lo importante que sea a quien le presentes reverencias… A ti te bastará con saber que los mortales japoneses no tenían la oportunidad de enderezarse lo bastante como para ver al emperador, cosa divina en aquellos andurriales… Pero dejemos eso: tuvimos medio día libre que aprovechamos para visitar Tokio –algunos templos, el Palacio Imperial, la Torre del Ayuntamiento- y comprar alguna "camarita" compacta.Pero a eso de las 3 PM tocó otro autobús hasta el CSC, a unas tres horas y media de viaje, un circuito con unas instalaciones del tamaño y porte de Albacete –no es coña, con una tribuna que ya la quisieran pistas mundialistas-… dedicado al… ¡ciclismo! No se trata, como podrías pensar, de un velódromo: eso sería algo "western"… Se trata de una carretera de montaña de trazado circular –además de pistas de paseo y de tierra para mountain bike- de más de 5 km de longitud que es lo más parecido que conozco –tamaño aparte- al viejo Nürburgring, el infierno verde, “die aalte Nürburg”… Una sucesión de curvas de todo tipo, con subidas y bajadas y vistas al monte Fuji que es usada por los ciclistas ante la práctica imposibilidad, imagino, de rodar en bici de carretera los fines de semana por culpa del tráfico. En fin, que allí nos presentaron el T-Max, tras dormir en un hotel tradicional japonés: tatami en el suelo, futón a esa altura para dormir, nada de zapatos, más sushi y sashimi… y unos baños calientes típicos nipones para relajarnos… Con casi diez días fuera de casa, ya te imaginas que de eso nada, pero en fin, es lo que hay y a ti te encontré en la calle.A lo que íbamos: la T-Max apenas cambia su motor –algunos refinamientos a nivel de admisión, escape y embrague- y no aumenta su cilindrada. Ya te contaré el martes en la revista el porqué no han subido su cubicaje en estos tiempos de maxiscooters de hasta 800 cc, pero aquí me referiré a que el nuevo chasis de aluminio permite bajar 5 kilos su peso, le da una mayor estabilidad tanto sobre baches a alta velocidad, y mayor precisión de bastidor sobre todo en las maniobras de frenada y entrada en curva. Otra de las grandes ventajas es que monta ahora rueda delantera de 15”, antes sólo la llevaba atrás, lo que garantiza mayor apoyo en apoyo y, por ello, más sensación de confianza una vez tumbado.La frenada está garantizada totalmente ahora gracias a sus pinzas monobloque de 4 pistones, heredadas de la R6 de anteriores generaciones. Antes tenían sólo 2, de modo que tanto la potencia como la progresividad pueden ser calificadas de impecables… Así, la moto no corre más –con 43 CV y 500 cc hay siempre más que suficiente para un scooter, y la prueba “a tope” en el CSC nos lo demostró completamente-, pero lo hace mejor.Para terminar, en cuanto a la estética vale más una imagen que cien palabras: la remodelación no ha cambiado su estilo, pero sí lo ha refinado. La cúpula es 5 cm más alta, con mayor protección aerodinámica que permite circular a baja velocidad con la visera bajada, y se ganan detalles como el par de guanteras tras el escudo, la mayor capacidad del hueco para un casco integral, que el tanque de combustible caben ahora 15 litros de gasolina, o que tanto la cola, el asiento y las asas, como el tablero de instrumentos son ahora más bonitos y funcionales.En resumen, la T-Max llegará a finales de enero –en marzo la versión ABS- a un precio aún no definido, pero en cualquiera de sus cuatro colores –dos platas, claro y oscuro, azul y negro, seguirá siendo en mi opinión la referencia entre los scooter deportivos. Hay otros más grandes, pero ya se sabe que lo grande no siempre es lo mejor… Y con esto termino, si todo va bien, nos vemos en casa, que ya añoro el "pà amb tomàquet"…
Desde la presentación de las Yamaha R6 y TMax 500 (3)
Yamaha nos lleva a Japón a probar sus novedades. Y de la Yamaha R6 a la T-Max, y tiro porque me toca. Tras la presentación en Sugo de la R6, algunos nos quedamos en el lejano oriente –eso significa que está muy lejos, básicamente- para asistir a la de la nueva T-Max, que se iba a realizar apenas cuatro días después, también en Japón, con asistencia al Salón de Tokio incluida donde íbamos a realizar el último acto de este periplo.
