La Bañeza se ha convertido, un año más y durante un fin de semana, en el centro neurálgico del motociclismo español. La quincuagésimo primera edición de esta mezcla única de sensaciones y pasión por la moto ha dado más de sí que nunca, pues a las ya tradicionales categorías de Clásicas 2T, 4T y GP 125 se ha sumado, este año y como novedad que perdurará, una nueva clase: las bicilíndricas de dos tiempos de hasta 250 cc, que han contado con la figura del ilustre Joan Garriga como padrino de excepción. El subcampeón del mundo de 250 cc recibió en el trazado leonés un emotivo homenaje por parte de todo el público presente y dio varias vueltas de exhibición a lomos de la Yamaha que en su día le llevó a ganar carreras del mundial.
No ha habido, al margen de esto, más cambios importantes, y se ha mantenido inalterado el trazado de las últimas ediciones. Aunque eso no garantiza la ausencia de otras novedades: «La Bañeza es distinta año tras año» –comentaba Mauro Abbadini poco antes de tomar la salida el domingo–. «Aunque el circuito sea el mismo, siempre te encuentras sorpresas. Supongo que por el tráfico, los camiones y demás, el circuito va cambiando, y los reglajes que valen un año no sirven para el siguiente. En la parte baja del circuito, sin ir más lejos, este año hay un badén que hace que la moto salga catapultada hacia arriba. La puesta a punto siempre es crítica». Sin duda, son éstos los alicientes que contribuyen a dar más vistosidad, si cabe, a una carrera que crece año a año y que ya es mucho más que una simple prueba de motos.
Clásicas 2T
Con una inscripción de lujo, que obligó a formar dos grupos de cara a las rondas clasificatorias, las clásicas de 2T inauguraron la sesión de entrenamientos del sábado. El castellonense José Montañés fue el más rápido en su grupo y en la general, con una diferencia de más de tres segundos sobre el segundo y el tercer clasificado, el valenciano Moisés Giménez y el alicantino Jorge Cabanes, respectivamente. Eran buenas las expectativas para el de Bultaco de cara a la jornada del domingo, y una oportunidad de oro para sacarse la espina que tenía clavada desde el año pasado, cuando una lesión de clavícula le impedía acudir a la cita.
La táctica de Montañés fue la acertada el domingo: tiró fuerte al principio y sacó una ventaja cómoda que le dio al final el triunfo. «Con estas motos, cuanto más corras al principio, mejor; a partir de media carrera la carburación se hace más gorda, la moto empieza a ir peor y no sabes lo que puede pasar», afirmaba el propio Montañés una vez finalizada la prueba. Su rival a priori más fuerte, Cabanes, protagonizó una mala salida, lo que le obligó a remontar toda la carrera. Ya cerca del final, consiguió colarse en un podio tan sufrido como merecido. Manuel Hernández, segundo, protagonizó una carrera sólida, llegando a rodar más de dos segundos más rápido que en la jornada del sábado.
Clásicas 4T
Difícil resultaba hacer un pronóstico de lo que podría ocurrir en la categoría reina del GP de la Bañeza antes de la prueba. Por un lado, las Ducati de Ricardo Escobar, Carlos Lacunza y Francisco José Rico –quien pilotaba la especialísima moto de Juan Martín, triple vencedor en La Bañeza pero retirado ya de las carreras urbanas–; por otro, las competitivas Jawa de Mauro Abbadini y Alberto Martínez; en medio, la Norton de Alfonso Serrano... y todos, luchando por lo mismo.
El sábado la ruleta se paró en el rojo, y la Ducati de Escobar marcó la pole, un segundo por delante de la Jawa de Alberto Martínez. El domingo, en carrera, las posiciones se invirtieron, y ni Paco Rico ni Mauro Abbadini, dos de los favoritos, pudieron hacer nada por meterse en el pique entre los dos primeros, en ambos casos por problemas mecánicos. Al final, a Escobar, con fallos en el selector del cambio, se le escapaba un triunfo que sabía a gloria a Alberto Martínez.
GP 125
Dani Sáez, por segunda vez en tres años, se convertía en el piloto más rápido del fin de semana bañezano, marcando un crono el sábado de 1'11"853, un segundo largo más rápido que su principal rival, el valenciano Alejandro Martínez, y casi dos segundos más veloz que el tercero, Aitor Cremades. Todo hacía pensar que, sin incidentes, la victoria no se le escaparía. Y así fue. Salió desde la pole, marcó un fuerte ritmo desde el principio y nadie le hizo sombra. «Llevaba una renta de unos seis segundos sobre Alejandro Martínez –comentaba Sáez tras la carrera– y, de repente, tuvo problemas con la moto y le perdí de vista, así que seguí a lo mío y ha salido bien».