Seguro que coincidirás con nosotros al afirmar que la seguridad vial debería ser una materia impartida ya desde los colegios. Formar a los próximos conductores y conductoras desde bien pequeños es una inversión de futuro para que, una vez que lleguen a los 18 años y se pongan detrás del volante de un coche, lo hagan con unos conocimientos ya adquiridos y una concienciación asimilada durante años.
La Fundación Cepsa comparte esta filosofía: entre sus objetivos está el de impulsar iniciativas que ayuden a las personas y se adapten a las necesidades de la sociedad actual. y, entre sus últimas actividades, ha querido que 65 jóvenes de la Fundación Tomillo, de entre 15 y 20 años, hayan recibido una jornada formativa en seguridad vial. Esta fundación trabaja para apoyar la mejora del rendimiento escolar y prevenir el abandono prematuro en las aulas de niños, niñas y adolescentes en situación vulnerable.
Una jornada de formación en seguridad vial en Madrid
En colaboración con Motorpress Ibérica y la Fundación Línea Directa, la Fundación Cepsa se dio cita con los chavales en el circuito de formación Ilunion en Brunete (Madrid). Allí pudieron hablar de seguridad vial, llevar a cabo un ejercicio de concienciación y disfrutar de diferentes actividades prácticas.
Durante una completa mañana de domingo, el más de medio centenar de jóvenes reunidos pudieron disfrutar de unas sesiones de copilotaje en circuito con los probadores de la publicación AUTOPISTA al volante de tres vehículos de serie: el objetivo era que los jóvenes pudiesen comprobar la diferencia de una conducción normal y correcta, frente a una conducción más agresiva y los riesgos que entraña, sobre todo al afrontar una curva con el piso deslizante.
Tras una clase teórica impartida por la Fundación Línea Directa, tuvieron la ocasión de poner a prueba los conocimientos adquiridos en un concurso de pregunta-respuesta sobre conceptos importantes de la seguridad vial.
Y de vuelta a la pista, pudieron conducir unos divertidos karts de pedales en un circuito de conos. Eso sí, en unas condiciones especiales: tenían que pilotarlos** con unas gafas especiales que simulaban la sensación de conducir bajo los efectos del alcohol y de las drogas**. Estas gafas generan una distorsión en la vista que recrea con un alto grado de fidelidad las sensaciones de estar bajo este peligroso efecto y lo que supone conducir un vehículo en estas condiciones.
Como cierre a esta jornada, los jóvenes de la Fundación Tomillo tuvieron la oportunidad de escuchar e intercambiar unas palabras con Nuria: una mujer que se mueve en silla de ruedas desde hace varios años tras sufrir un accidente de tráfico. Nuria les contó su experiencia y les trasladó la importancia de un buen comportamiento en la carretera, ya seas conductor, pasajero o peatón.
Tu vida, como le sucedió a ella, te puede cambiar en cuestión de segundos por un accidente de tráfico. Que los futuros conductores y conductoras sepan los riesgos que entraña una conducción inadecuada, bajo los efectos del alcohol o las drogas y el uso del teléfono del móvil al volante es una tarea de base que, insistimos, debería ser obligatoria desde la escuela.