Tras cerrar una vida deportiva como el mejor piloto de la historia del trial, Jordi Tarrés puso a disposición de los demás toda su experiencia, creando un equipo de jóvenes talentos cuyo mejor exponente ha sido Adam Raga y que ahora tiene su continuación en su propio sobrino Pol. Pero ya desde su etapa como piloto, una idea bullía por la mente del de Rellinars, crear su propia motocicleta. La JTG JT Trial. Jordi destacó siempre por su enorme implicación, no solo en la puesta a punto de la moto con la que corría, sino en el propio desarrollo y evolución de la misma.
Lo que le creó más de un roce con los técnicos encargados del tema en las dos marcas con las que compitió, Beta y Gas Gas. Los muchos años de experiencia, no solo como piloto sino también luego en su etapa de mánager, hicieron que Tarrés fuera acumulando ideas y soluciones que finalmente se plasmaron en una misión: tenía que crear su propia moto. Contactó con diferentes marcas pero no se llegó a ningún acuerdo firme, tomando finalmente la decisión de fabricar él mismo una motocicleta muy exclusiva, en serie limitada y equipada con un motor Gas Gas, marca que se había ofrecido a vender los propulsores e incluso a producir y comercializar la moto si ésta era de su agrado.
Afortunadamente, el destino hizo que se cruzara con Jordi Robinat y Javier Castany, dos emprendedores que andaban buscando asesores técnicos para crear una nueva marca de motos de trial y enduro: JTG. El acuerdo fue inmediato y la posibilidad de disponer de una fábrica a su disposición, hizo que se decidiera realizar también un motor propio, con la enorme ventaja que supone el poder partir de un papel en blanco para poder plasmar a la perfección todas las ideas, que fueron transplantadas de la mente de Jordi a las manos y ordenadores de César Rojo, ingeniero al que conocía por su trabajo en KTM y sobre todo en el campo de la bicicleta, que el propio Tarrés considera mucho más avanzado en materia de parte ciclo que el de la moto como él mismo nos explica: «He intentado aplicar en una sola moto todo lo que he aprendido y he visto en otras motos de forma individual.
Ésta es la ventaja de partir de cero. Al ser una marca nueva sabía que la moto tenía antes que nada que entrar bien por la vista, ser muy atractiva y esto, en una moto tan minimalista como es una de trial, se centra más en los elementos técnicos que en los puramente estéticos».
«De esta forma, los propios componentes de la moto han sido pensados para que fueran visualmente atractivos, además de eficaces al máximo. Éste es uno de los motivos de utilizar un
chasis de aluminio, más rígido y ligero, pero que a la vez confiere a la moto una sensación de modernidad que se extiende al basculante forjado, otro punto “caliente” de la moto. Un chasis que por cierto, está fabricado en Girona rompiendo con el mito de tener que recurrir a Italia para ello.Otro
elemento diferenciado r es el amortiguador traser o lateral y que trabaja en el mismo sentido que la viga principal del chasis. Con ello se consigue dejar mucho espacio para elementos que son vitales en una moto de trial, como es el escape y la caja de filtro, que son mucho mayores que en la competencia».El motor aporta también su dosis de minimalismo: «Hemos trabajado para que fuera pequeño y ligero, pero sin sacrificar eficacia en ningún momento. Tanto es así que el cigüeñal es de mayor diámetro de lo habitual para lograr una mejor inercia aunque resulte algo más pesado. El cambio es accesible desde el exterior, el embrague es de diafragma, muy fiable y el sistema de refrigeración está simplificado al máximo. También se ha estudiado mucho la colocación de los elementos internos en relación al chasis, diseñándolo como un conjunto, cosa que no se hubiera podido hacer con un motor ajeno»