Harley-Davidson Fat Boy S y Moto Guzzi 1400 Audace

Comparativa de la Harley-Davidson Fat Boy S y la Moto Guzzi 1400 Audace, dos megacruiser destinadas a clientes especiales

Víctor Gancedo. Colabora: Marcos Blanco. Foto: Juan Sanz

Harley-Davidson Fat Boy S y Moto Guzzi 1400 Audace
Harley-Davidson Fat Boy S y Moto Guzzi 1400 Audace

En esta ocasión hemos reunido dos motos muy especiales, musculosas y bonitas, pero a pesar de ello y de otros muchos atributos, nunca van llegarán a convertirse en superventas. Se han desarrollado con la idea de emparejarse con usuarios que no abundan y, por eso, tampoco se fabrican en grandes series. También es cierto que sus precios de venta un tanto elevados no contribuyen a que sean modelos especialmente accesibles. Pero eso es lo que pretenden sus respectivos fabricantes. Quieren que sean motos poco comunes con las que sus dueños marquen diferencias y que les hagan sentirse personas especiales. Aparte de por su carácter exclusivo y de estar dirigidas a clientes con un elevado poder adquisitivo, estas dos megacruiser también se distinguen por unas prestaciones fuera de lo común en su segmento. Sus respectivos motores son muy generosos en cuanto a rendimiento, aspecto que las hace aún más exóticas y que las convierten en auténticas «drag-cruiser».

Contundente 

La Harley-Davidson Fat Boy y la Moto Guzzi 1400 Audace son dos monturas que impresionan por sus grandiosas apariencias y por la forma que tienen de transportarnos, a base de palpitaciones y de contundencia. La Fat Boy S hace muy poco tiempo que ha llegado a las tiendas. Por fuera no parece diferenciarse de la Harley-Davidson Fat Boy «normal», un modelo con veinticinco años de historia, pero si te fijas detenidamente en su filtro de aire ovalado de «alto flujo» con el logotipo de Screamin’Eagle en su funda, rápidamente pensarás que dentro de su motor hay algo especial. Y nada más lejos de la realidad. Esta norteamericana está empujada por el poderoso Twin Cam 110 de 1.801 cc, hasta ahora reservado a algunas de las caras CVO, que puede presumir de superar los 90 CV en el banco de potencia y de obsequiarnos con un par realmente descomunal, capaz de empujar a esta Softail como si de un peso pluma se tratase. Que ronde los 334 «kilos» en la báscula puede parecer mentira cuando enroscas su acelerador sin compasión y enlazas marchas hacia arriba apretando los dientes. Las inercias generadas por la mezcla de aceleración y peso hacen que se te encoja el estómago. Pasar de 0-100 km/h en apenas 5 segundos no es lo mismo en una moto de 200 «kilos», que en una que supera con holgura los 300. Si escoges la Harley-Davidson Fat Boy con «S» será para disfrutar de este generoso rendimiento. Si no lo vas a aprovechar, quizá sea más interesante decantarte por la variante «normal» empujada con el Twin Cam 103, que ya posee un rendimiento considerable y cuesta cerca de 2.000 euros menos.

La Moto Guzzi 1400 Audace, llegada a mediados del año pasado, también tiene mucho de especial y nos muestra cómo se puede llegar a un mismo sitio por un camino distinto. Con un V2 de 1.380 cc con el cigüeñal longitudinal y «sólo» 317 «kilos» en orden de marcha, esta italiana diseñada en Pasadera (California) por Miguel Angel Galluzzi, posee una estampa aún más imponente y dimensionada. Su concepto es claramente más moderno, al derivar de la California 1400 Custom, presentada hace tres temporadas, pero al contemplarla, nos queda claro que Moto Guzzi también sabe hacer modelos de aspecto legendario y con mucha «pegada» al mismo tiempo. La Moto Guzzi 1400 Audace sorprende igualmente por sus cifras de aceleración, prácticamente calcadas a las de la Harley-Davidson Fat Boy S, y es que en el banco de potencia también supera los 90 CV, aunque eso sí, a base de más revoluciones, pero sin tampoco alcanzar un régimen excesivo.

Fuera de lo común

El carácter exclusivo de estas dos megacruiser las convierte en dos motos destinadas a un uso esporádico. Aunque van bien y son aceptablemente cómodas, no son monturas desarrolladas para ser utilizadas de forma constante y variada.
Lo primero que llama la atención al situarte a los mandos de la Harley-Davidson Fat Boy S es su menor tamaño. A pesar de ser más pesada, su asiento se sitúa más bajo y es más estrecho, por lo que llegar con los dos pies al suelo no representa el más mínimo problema. También su manillar se acerca más a nuestro cuerpo y las grandes plataformas para los pies están muy bien ubicadas, por lo que la posición que debemos adoptar para conducirla es muy natural. Sí es cierto que las robustas manetas tienen unas formas un poco especiales y la palanca de cambios de tipo «punta-tacón» requiere una buena regulación, pero manejarse con esta Softail no es complicado y su nivel de confort es mayor que el que nos brinda su rival italiana. Como ya has podido leer, a pesar de ser algo más ligera, la Moto Guzzi 1400 Audace es más alta y ancha. Esto supone que su asiento nos obligue a conducirla con nuestras piernas algo más abiertas, aspecto que también percibimos en el momento de poner nuestros pies en el suelo. Con esto no quiero decir que se trate de una moto alta, pero sí es cierto que las maniobras a baja velocidad no son tan fáciles como con la Harley. El ancho y adelantado manillar nos obliga a estirar más nuestros brazos en los giros y el mayor diámetro de su rueda delantera hace que nos cueste mover más su dirección. Pero una vez acostumbrados a estas particularidades, la verdad es que circular por espacios pequeños no supone un gran problema, porque la dirección gira tanto o más que la de la Harley-Davidson Fat Boy y a base de balanceos conseguimos buenos resultados, teniendo en cuenta el generoso lanzamiento de su horquilla, que ronda los 32º, y su gran distancia entre ejes, próxima a los 1.700 mm, unas cifras similares a las de su compañera de reparto.

Palpitaciones

Al arrancar la Harley-Davidson llama la atención lo bien filtradas que están sus pistonadas. El motor de arranque es un poco perezoso y al ponerla en marcha percibimos una fuerte sacudida, pero una vez que su V2 a 45º se regulariza, la verdad es que el funcionamiento sorprende por su suavidad y discreción. Realmente, cuando gira a bajo régimen, no parece que vaya a ser un motor con tanta «mala leche». Sin embargo, presionar la maneta del embrague requiere cierto esfuerzo y engranar la primera relación no nos libra de percibir el característico «clonk» de caja de cambios, suavizado en parte por la correa dentada que se encarga de la transmisión secundaria. Una vez que las ruedas comienzan a girar, el Twin Cam 110 parece tener siempre ganas de que te apliques sobre su acelerador y le exijas. Cuando lo haces es sorprendentemente elástico, empujando con muchas ganas y sin traqueteos desde muy abajo e incluso en sexta. Además de la contundente respuesta desde prácticamente el régimen de ralentí, luego no se siente incómodo cuando se le exige a tope y se estira hasta el régimen máximo, que en su caso supone algo menos de 6.000 rpm.

Harley-Davidson Fat Boy S y Moto Guzzi 1400 Audace

En la Moto Guzzi, las cosas suceden a la inversa. La puesta en marcha supone también una considerable sacudida, pero una vez en marcha las palpitaciones nos llegan de manera mucho más clara, haciendo que la parte delantera de la moto se balancee hacia la derecha cada vez que aceleramos en vacío. Sin embargo, el accionamiento de su embrague monodisco en seco es menos costoso y la primera relación de cambio se engrana de manera más suave, aunque el grupo trasero del cardan también se encarga de avisarnos de que hemos actuado sobre la palanca. Con 420 cc menos que la Harley-Davidson Fat Boy, el bicilíndrico en V a 90º de la Moto Guzzi 1400 Audace no tiene tanta «pegada» cuando funciona a bajo régimen y sus valores de par son inferiores en todo momento, pero a cambio se muestra más alegre a la hora de subir de revoluciones y estira hasta superar con holgura las 7.000 rpm. Gracias esto se igualan las fuerzas e incluso, lo poco que puede llegar a perder la italiana al arrancar desde salida en parado, lo recupera a medida que va avanzando y al final incluso saca unos metros de ventaja, pero sin existir, en ningún momento, diferencias muy notables que inclinen la balanza hacia un lado u otro.

Cierto dinamismo

De estas largas y pesadas «drag-cruiser» no debemos esperar mucha agilidad, ni tampoco una gran efectividad. Sin embargo, entendiéndolas tal y como son, podemos llegar a disfrutar de una conducción ciertamente alegre en carreteras sinuosas. En cuanto a componentes, la representante italiana va mejor servida y cuenta con tres modos de motor y control de tracción regulable. Además, su altura libre es algo mayor y podemos afrontar las curvas con algo más de velocidad. También su freno delantero, con dos grandes discos mordidos por pinzas de anclaje radial, nos permite frenadas más enérgicas y tardías.
Si la Harley es más agradable y confortable en líneas generales, y a la hora de pasear es más placentera, cuando la conducimos con cierta agresividad, nos avisa antes de sus límites. Es más baja en líneas generales y sus grandes plataformas para los pies rozan antes. Además, en el eje delantero sólo cuenta con un disco y, aunque frena de manera aceptable, los resultados que conseguimos al aplicarnos sobre su maneta no son los mismos que con la Moto Guzzi 1400 Audace.

Harley-Davidson Fat Boy S y Moto Guzzi 1400 Audace

A la hora de utilizarlas a dúo, en los dos casos se puede decir que el pasajero dispone de un espacio óptimo. No cuentan con asas a las que agarrarse y los respectivos asientos traseros no son especialmente grandes, pero sí es cierto que el acompañante puede disfrutar en cierta medida en paseos no demasiado largos. Quizá la Harley-Davidson es algo más agradable atrás, pero también dependerá del tipo de conducción que se practique y de la carretera por la que se transite, porque el recorrido de la suspensión trasera es más corto y ello puede pasar factura en algunos momentos.

Está claro que aunque son motos que coinciden en rendimiento y en prestaciones, y en haber sido dotadas de muchos componentes lacados en negro, entre ambas existen importantes diferencias en cuanto a concepto. También sus precios pueden ser un factor decisivo a la hora de inclinar la balanza hacia un lado u otro. Si para hacerse con los servicios de la Moto Guzzi 1400 Audace habrá que desembolsar cerca de 19.000 euros, para apostar por la Harley-Davidson Fat Boy S habrá que pagar incluso más de 25.000 euros. Está claro que la diferencia es importante en este apartado.

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