Para desarrollar esta joya los técnicos de Ducati tenían parte del camino recorrido, pues la anterior 1199 Superleggera ha supuesto un punto de partida extraordinario. Para esta ocasión han sustituido gran parte del magnesio de la parte ciclo por la fibra de carbono. La nueva 1299 Superleggera hace honor a su nombre y su relación peso potencia es impresionante. El brutal motor Testastretta con cárteres realizados en moldes de arena, además de ser más ligero, gracias a sus 100 cc extras declara 215 CV, lo que sobre el papel son 12 CV más que el de su antecesora. El peso en seco es de sólo 156 kg y con todos los líquidos sube hasta 178 kg, unas cifras muy contenidas si tenemos en cuenta que en el Mundial de SBK las motos tiene un peso mínimo de 168 kg, aunque en este caso sería sin alumbrado, ni espejos retrovisores.
La electrónica está a la altura del resto de los componentes gracias a dos unidades IMU independientes de seis ejes, además de un ABS capaz de funcionar con la moto inclinada, control de tracción y sistema para evitar caballitos. Ducati, por supuesto, tampoco se ha olvidado del control de salida y de la posibilidad de regular el freno motor. A pesar de tratarse de una moto de carreras matriculable, la 1299 Superleggera supera la exigente norma Euro 4.
Sólo habrá 500 unidades. Sobre la pletina de la dirección está el número correspondiente de cada una.
Ducati 1299 Superleggera, calidad por los cuatro costados
Las características de un modelo de calle son diferentes a las de las unidades puramente de competición. Por ello la compañía italiana ha realizado un control de calidad exhaustivo en todos los componentes de fibra de carbono a través de técnicas de ultrasonido, termografía y tomografía por ordenador antes de instalar cada pieza. Las llantas provienen de la firma sudafricana Black Stone Tech, el chasis monocasco de la alemana 3C, mientras que Riba (empresa cercana a Bolonia) fabrica el basculante y el subchasis. También carenado y colín son de la preciada fibra negra, aunque no se ha informado de su procedencia.
La 1299 Superleggera declara un peso de 178 kg con los 17 litros que caben en su depósito, e incluyendo también retrovisores, intermitentes y soporte de matrícula. El motor cuenta con varias tapas de magnesio y otros elementos aligerados que en total rebajan 2,1 kg. Por otro lado, el chasis monocasco de fibra de carbono anuncia sólo 2,6 kg, un 40 por ciento menos que su semejante de aluminio. El basculante monobrazo anuncia 4,2 kg (900 gr menos), el subchasis 1,3 kg (otros 900 gr de rebaja) y las dos llantas 5,5 kg (cerca de 1,4 kg menos). Todos estos elementos, junto con el carenado y el colín, han sido realizados igualmente en fibra de carbono. Por su lado, el amortiguador monta un exclusivo muelle fabricado en titanio y la horquilla incluye barras y muelles aligerados. Respecto a la 1299 Panigale R Final Edition, que utiliza un motor parecido, reduce el peso en cerca de 12 kg.
Muchas otras piezas que no son de fibra de carbono han sido realizadas en titanio o magnesio. Aquellas que son de materiales menos nobles, por ejemplo de aluminio, han sido aligeradas hasta el límite de la anorexia, como el depósito de gasolina, pero sin comprometer a la seguridad. En la horquilla Öhlins FL 936 se han ahorrado 1,3 kg. Por otro lado, los frenos de este misil tierra-tierra tenían que ser también excepcionales y se ha optado por un equipo Brembo formado por discos de 330 mm, pinzas M50 y bomba MCS-19-21 con mando remoto.
La 1299 Superleggera se va a producir en una serie limitada a 500 unidades y para hacerse con sus servicios habrá que desembolsar la desorbitada cifra de 92.000 euros. Por este motivo, antes de salir a pista, sólo con pensar qué ocurriría si sufriese un “arrastrón” con esta orgía de fibra de carbono, un sudor frío recorre mi frente.
Una vez que se gira el puño en parado se escucha un bramido aterrador. La unidad de esta presentación viene equipada con el kit de carreras. El escape Akrapovic de titanio (similar al que utilizan las motos oficiales de la marca en el Mundial de SBK), junto con una configuración del mapa de motor especial, elevan la potencia hasta 220 CV, sólo 10 CV menos que las motos oficiales de la marca boloñesa (aunque estas cubican 1.200 cc por reglamentación).
Las llantas de fibra de carbono están fabricadas por la firma sudafricana BlackStone Tec.
Ducati 1299 Superleggera, el momento de la verdad en pista
La Superleggera enseguida nos enseña sus cartas, mostrándose muy manejable y rápida de reacciones, junto con una potencia brutal. Incluso apurando la frenada hasta más allá de lo aconsejable al final de la recta de 1.100 metros del legendario circuito italiano, la Ducati reduce su velocidad de forma eficaz mientras se van quitando marchas hasta negociar en segunda la curva de San Donato.
Las dos siguientes chicanes confirman su increíble agilidad. En un abrir y cerrar de ojos es posible llevarla de izquierda a derecha y de nuevo a izquierda. La moto va hacia donde quiere el piloto de forma tan obediente que con frecuencia parece tener tendencia a entrar en los virajes antes de la cuenta. Lo mejor es retrasar un poco el momento de abordar cada curva para aprovechar al máximo la enorme manejabilidad de esta Ducati. Más que la ligereza total del conjunto, lo que permite que la moto gire en un abrir y cerrar de ojos viene determinada en gran parte por las llantas BST que según lo anunciado reducen el momento de inercia en un 26 por ciento delante y en un 44 por ciento detrás. Y lo que mejor de todo es que esta ventaja no se ve ensombrecida con efectos secundarios no deseados. La electrónica es absolutamente imprescindible en una montura con estas características. El kit de carreras no sólo supone una ganancia de 5 CV, sino sobre todo una mejora en la curva de par. Ya a 6.500 rpm hay un aumento del 12 por ciento con respecto a la versión de calle.
El bicilíndrico en V empuja sin un solo momento de duda hasta llegar a las 12.000 rpm cuando entra en acción el corte de encendido. Incluso en sexta el Superquadro es capaz de girar un poco por encima de ese límite. La respuesta del propulsor a las órdenes que recibe del puño de gas es encomiable. Este motor tiene las válvulas de titanio más grandes del mercado, junto con unos agresivos árboles de levas, ligeros pistones con sólo dos aros y una relación de compresión de 13:1.
Esta Ducati se siente siempre bajo control gracias a una electrónica que no deja de sorprender por su eficiencia. El piloto sólo tiene que mirar la trazada para que la moto siga sus órdenes, incluso cuando se elige una línea muy cerrada. El chasis tiene la misma rigidez que la unidad de aluminio empleada en la Panigale 1299 S. La sensibilidad de los componentes Öhlins es extrema transmitiendo una clara información al piloto cuando se negocia los difíciles virajes de Casanova y Savelli.
Las suspensiones no están taradas con una dureza excesiva, lo que siempre es algo a agradecer. El amortiguador trasero de titanio tarado a 85 N/mm es 5 N/mm más suave que el que monta la 1299 S. El basculante es 15 mm más largo, lo que ayuda a transmitir la potencia del neumático trasero al asfalto y mejora el aplomo en zonas rápidas. Acelerando a tope desde la Arrabiata 2 la italiana levanta la rueda delantera pero de forma muy controlada por la electrónica, mientras que el neumático trasero continúa mordiendo el asfalto de una forma impresionante.
Ducati 1299 Superleggera, veredicto
La 1299 Superleggera es una moto de carreras con luces, retrovisores y matricula. Sus posibilidades dinámicas son extraordinarias, pero requieren una concentración exhaustiva para aprovecharla al máximo. No hay otra manera más parecida de experimentar las sensaciones de los pilotos del Mundial de SBK. La Superleggera viene con garantía y sólo hay que hacerle el mantenimiento cada 12.000 km. No nos queda otra que envidiar a aquellos que puedan comprarse una. Además, todo apunta a que va a ser la última gran bicilíndrica de lujo de la marca. De llegar algún día, la próxima Superleggera deberá ser una V4.