Apenas han pasado unos meses desde que asistimos a la presentación del KYMCO Super Dink 125, donde nos anunciaron la llegada de la versión del KYMCO Super Dink 300 para otoño, y aunque con algo de retraso ya está en las tiendas este modelo y ya hemos tenido a nuestra disposición una unidad para ponerla a prueba. Si en el 125 llamaba la atención su amplitud general, en el 300 todo eso es lógicamente igual ya que sólo cambia la mecánica, pues ahora al mirar el motor no vemos una unidad tan compacta y "rodeada de aire" como antes, aunque éste es un moderno motor también de nueva generación: no tiene nada que ver con los anteriores 250, que por cierto han mostrado una excelente fiabilidad tanto en los scooter y quad KYMCO como en algunos modelos de otras marcas que lo adoptaron.
El caso es que en estos meses el Super Dink ha demostrado ser todo un éxito: ha estado entre los modelos más vendidos durante el verano, desbancando incluso a modelos como el Yamaha X-Max con el que tiene cierto paralelismo, no sólo por tratarse en ambos casos de scooter "GT" (amplios y cómodos, y capaces de albergar dos cascos integrales en el hueco bajo el asiento) sino porque, ahora, la rivalidad podrá extenderse un escalón más arriba, entre el Yamaha 250 y este 300.
Como decía, las diferencias entre el 125 y este 300 son escasas: aparte del logotipo hay que fijarse en el silencioso de mayores dimensiones, o que el motor en sí también es de mayor tamaño, ya que ninguna otra cosa nos indicará que estamos delante de uno u otro. Puesto que la impresión general que nos ha causado este Super Dink 300 ha sido muy positiva, vamos a empezar por aquellas cosas que no nos han gustado tanto para dejar paso luego a todo lo que sí...
Lo primero es que, si bien el 125 tenía bastante con un disco de freno delantero, las mayores prestaciones de que es capaz el motor 300 nos dejan con una capacidad de frenada algo justa (lo cierto es que pensábamos que el 300 llevaría dos discos delante, pero no es así). Lo segundo, que como en el 125 al levantar el asiento nos encontramos un amplio hueco, pero cuyo fondo no es "diáfano" sino que marca demasiado las formas de los dos cascos que puede albergar, lo cual impide llevar objetos de otras formas (maletín o portátil). Y por último, que la combinación de luces sería mejor con «cortas» normales y "largas" elipsoidales, pues -a pesar de los LED de posición- éstas últimas no nos hacen todo lo visibles para el resto del tráfico que nos gustaría. Hasta ahí, las «quejas».
Nada más ponerte a sus mandos descubres una posición de pilotaje excelente, y es muy destacable que las manetas de freno sean regulables (deberían serlo en todas las motos y scooter, por seguridad). Aunque la pantalla no es muy alta, ella y el escudo frontal desvían muy bien el aire y eso se nota mucho en esta época del año, pues pasamos menos frío que en scooter mucho más "aparentes".
El motor acelera con ganas y el agresivo embrague nos permite salir como un disparo de cada semáforo: pocos scooter hay más rápidos en esos primeros metros; luego el variador, cuya puesta a punto no es tan agresiva, relaja algo el motor en velocidades intermedias antes que que en torno a los 100 km/h empieza ya a estirar (sube la velocidad de manera lineal con las revoluciones) hasta unos 140 km/h indicados (8.000 rpm) que es su crucero «fácil», a donde llega en llano o con ligera cuesta arriba incluso con alguien grandote encima. A partir de ahí nuestra unidad (muy poco rodada aún) llegaba a estirar en condiciones favorables hasta algo más allá de los 150 km/h.
Unas cosas con otras, este "scooter 300" es de verdad un scooter claramente más rápido que un 250 y cercano a algunos 400, y eso junto a lo conocido del Super Dink 125 (comodidad y amplitud, buen comportamiento, agilidad sorprendente y excelente capacidad de carga) le convierten en un modelo muy recomendable, más aún a su precio claramente por debajo de los 4.000 euros (seguro incluido).