En los tiempos que corren tiene más sentido que nunca el refrán que dice “hay que tener amigos en todas partes”... y yo añadiría: “sobre todo en China”. Peugeot ha aprovechado su alianza con el fabricante asiático Qingqi para lanzar una nueva versión de su conocido ciclomotor Kisbee (50 cc en dos y cuatro tiempos), pero con motor de 100 cc. Un scooter en un principio dirigido para el mercado asiático que las delegaciones europeas de la firma del león no han tardado en pedir para sus respectivas redes de distribución, para llenar un hueco de mercado que Peugeot no tenía cubierto: el de un scooter “sin carné” por debajo de los mil quinientos euros.
Se trata de un motor fabricado en China con la base del propulsor Honda que en su día animaba al Lead 100. Está alimentado por carburador, pero catalizado de forma que consigue pasar la restrictiva normativa antiemisiones Euro3. En sus primeras semanas en los concesionarios españoles de la marca, el éxito ha sido sorprendente y los primeros pedidos han superado el stock que se había planeado, una muy buena noticia para los tiempos que corren.
El Kisbee es lo que ves, no hay trampa ni cartón. Es un scooter de corte económico y como tal, no hay grandes concesiones a todo lo demás. Lo apreciarás en aspectos como la instrumentación, toda analógica y con poca información: velocímetro, cuentakilometros total y nivel de gasolina. Otro aspecto en que lo notarás será en los frenos, que no se sobredimensionan a pesar de doblar la cilindrada del Kisbee, manteniendo la configuración de la versión de 50 cc: disco mordido por pinza de un pistón delante y tambor detrás. Algo justos si necesitamos frenar en seco el scooter, pero suficientes en conducción tranquila y relajada.
En cambio, este Kisbee 100 sorprende por algunos detalles que no pensábamos que podríamos encontrar en un scooter de dimensiones tan reducidas y precio tan contenido. La primera y principal es la plataforma plana, imprescindible en todo scooter ciudadano que se precie. Y en favor de este renacuajo he de decir que yo, que mido algo más de 180 cm, cabía perfectamente sin tocar con las rodillas en el manillar o el escudo (algo que sí me ha pasado con otros scooter pequeños). El hueco bajo el asiento para un casco integral o los reposapiés plegables para el pasajero son otras buenas virtudes que escasean más de lo deseable en el segmento de scooter baratos.
Las suspensiones son sencillas, al igual que la parte ciclo, que va en consonancia con el precio y las prestaciones discretas de un modelo ciudadano de nacimiento, pero que aspira a algo más que circular entre los coches. En este sentido, Peugeot ha visto en los 100 cc una cilindrada en la que ahora mismo hay poca competencia en el mundo del scooter: el Honda Lead 110 y el SYM Mio 100 son sus únicos dos rivales, pero con precio bastante superior, el primero porque monta un motor de última generación equipado con inyección electrónica y el segundo por la originalidad de su diseño.
Si somos conscientes de lo que tenemos entre manos y bajo nuestro trasero, el Peugeot Kisbee 100 cumple con lo que se espera de él. Las prestaciones de su motor (7 CV de potencia máxima y 90 km/h de velocidad punta) son suficientes para movernos por la ciudad con soltura e incluso afrontar las rondas o circunvalaciones con garantías. El manillar gira como el de una bicicleta y solo los grandes espejos retrovisores estorbarán a veces al pasar muy justos entre coches. Es ligero y muy ágil a lo que ayuda su buena respuesta al primer golpe de gas. El escudo es estrecho y su cúpula pequeña, por lo que la protección aerodinámica es escasa, aunque la verdad es que a las velocidades que nos movemos sobre el Kisbee no resulta un gran inconveniente. El consumo es una gran noticia, puesto que, aunque está alimentado por carburador, la suavidad de funcionamiento es tal que nos permite hacer sin problemas más de 200 km con los 6,5 litros de combustible que entran en su depósito.
Peugeot ha visto en su Kisbee un argumento sólido para seducir a un nuevo tipo de cliente, mayoritariamente joven y con carné de coche, que busca una solución de movilidad para todos los días, pero que no está dispuesto a gastarse más de mil quinientos euros. El “downsizing” está de moda... Bienvenido.