Piaggio Beverly 125/ 300

Piaggio renueva la imagen del Beverly. Casi diez años después de su lanzamiento, el gran rueda alta de Piaggio se renueva de forma integral, sin cambios radicales, pero sí mejorando muchos de sus aspectos.

Joan Carles Orengo | Fotos: Piaggio

Piaggio Beverly 125/ 300
Piaggio Beverly 125/ 300

Con 28.000 unidades vendidas durante 2009 y nada menos que 270.000 en 33 países desde que en 2001 se lanzara por primera vez al mercado en versiones de 125 y 200 cc, no hay duda de que el rueda alta Beverly de Piaggio es uno de los pilares fundamentales en las ventas de la marca italiana líder en el segmento del scooter. Durante estos casi diez años se han ido sucediendo las versiones, con diferentes cilindradas y aportes estéticos, pero es ahora, en 2010, cuando este carismático modelo ha pasado no sólo por la clínica dermoestética, sino también por el gimnasio para renovarse en muchos de sus aspectos, pero sin perder en ningún momento los rasgos más característicos de su personalidad y que le diferencian del resto de modelos de rueda alta.

El primero, y también, por qué no decirlo, el más cuestionado, aunque Piaggio lo defienda con uñas y dientes, es el prominente puente central, que la marca italiana mantiene aduciendo las ventajas en cuanto a estabilidad que ofrece su robusto chasis doble cuna, ofreciendo las alternativas de sus Liberty y Carnaby para los amantes de la plataforma plana.

Obviamente, la renovación del Beverly pasa por una actualización de su imagen, que se centra sobre todo en los grupos ópticos, con LED en las luces diurnas delanteras y el piloto trasero, unos nuevos colores, siempre combinando un elegante plata con otros tonos, una instrumentación analógico/digital remodelada y una parte trasera profundamente rediseñada.

Pasando a aspectos de más entidad, donde sí que ha ganado y mucho esta nueva edición del Beverly es en la capacidad que ofrece el hueco bajo su asiento, el más grande de largo de su categoría y que pasa de 20,3 hasta 35,3 litros, unas cifras que se traducen en la posibilidad de transportar en su interior dos cascos jet con pantalla o bien un maletín de ordenador sin ningún tipo de problemas. ¡Bien!

La ergonomía ha sido mejorada, ofreciendo más "espacio vital" pensando en los más altos, al ampliar las distancias asiento-manillar-reposapiés y manteniendo una bajísima altura de asiento de sólo 790 mm. Un servidor, con una talla «estándar» de cm 170 m, se encontraba muy a gusto en esta moto, aunque hay que reconocer que el cómodo asiento dividido en dos niveles bien diferenciados, no aceptaría un trasero mucho más grande que el mío con comodidad... ni tampoco en el apartado de los reposapiés, como ya hemos comentado más arriba, una talla de zapatos mucho mayor que mi 43...

Pese a no explicárnoslo con mucho detalle, Piaggio anuncia también unos cambios en la geometría de chasis (lanzamiento de horquilla, distancia entre ejes, etc.) con el fin de mejorar la agilidad del Beverly, uno de los puntos flacos de las versiones anteriores, en las que se primaba más la comodidad y la estabilidad que la manejabilidad en ciudad. Lo cierto es que, sin perder un ápice en estos aspectos, hay que reconocer el éxito de la operación. Sin llegar a ser ni mucho menos un scooter «ratonero», ahora el Beverly se mueve de forma mucho más intuitiva y con una nobleza destacable. Un último detalle mejorado ha sido el freno de disco delantero, que ahora, con nada menos que 300 mm de diámetro, pasa a ser el mayor de su categoría y con una eficacia envidiable.

Ofrecido ahora en dos versiones, de 300 cc y 125 cc, ambas de última generación de Piaggio y ya conocidas de otros modelos de la marca y dotadas tanto de inyección electrónica como de refrigeración líquida, es sin duda alguna la primera la más equilibrada en cuanto a relación peso/dimensiones/prestaciones, dejando la del "octavo de litro" para aquellos que quieran disfrutar del confort y lujo de un auténtico GT sin necesidad de complicarse la vida con carnés de conducir "superiores". La anterior versión 500 Cruiser se mantiene sin cambios por el momento.