Piaggio MP3 Sport ABS. Prueba

Piaggio revolucionó el mundo de la moto con su MP3 un atrevimiento, una sorpresa, pero un éxito sin ninguna duda. Ahora nos llega la segunda generación de su triciclo, con ruedas delanteras de diámetro algo mayor y muchos pequeños cambios.

Josep Armengol. Fotos: Lluís Llurba. Acción: Víctor Gancedo

Piaggio MP3 Sport ABS. Prueba
Piaggio MP3 Sport ABS. Prueba

Qué gran invento, el Piaggio MP3: ha cosechado un merecido éxito de ventas (no en nuestro país, o no todavía) y ha revolucionado el concepto de scooter de una forma que ya han aparecido imitadores en su camino, y más que llegarán, seguro. Los italianos han tardado en presentar una nueva versión, nació hace nada menos que ocho años aunque sí había habido pequeñas evoluciones, pero ya lo tenemos aquí: ligeros retoques técnicos, que pasan sobre todo por nuevas ruedas delanteras más altas y finas (13 pulgadas, antes 12 y ancho 110, antes 120), y cambio radical de su parte trasera, dejando el «maletero» en el olvido, en favor de un mucho más práctico y aprovechable hueco bajo el largo asiento. Cambian poco las piñas de mandos (algo grandes para manos pequeñas), llega un cuadro con mucha información y unas nuevas ópticas frontales que, por desgracia, irán siempre «bizcas» (es mejor tener ambas iluminadas para que nos vean más).

En marcha

Las primeras sensaciones en marcha son muy buenas, mucho: el motor, cuya base ya es veterana pero ha ido recibiendo evoluciones siempre acertadas, empuja de forma más suave que nunca, pero con energía, de hecho a poco que abras gas con contundencia y no estés pisando asfalto limpio descubrirás cómo funciona el control de tracción ASR, cortando (de forma algo brusca) el empuje para evitar una derrapada. Es más seguro, sin duda, pero recuerdo las divertidas derrapadas que te regalaba el Fuoco… pero para eso está el botón que desactiva el control, si quieres (y te atreves): perfecto.

Como decía, de todas formas, lo mejor de este motor es lo suave que se percibe, y no es solo el motor: las suspensiones trabajan ahora de forma muy armónica, eso y el mayor diámetro de las ruedas delanteras (ya sabes: para una rueda más grande el mismo bache es más pequeño) permiten circular por las cada vez peor mantenidas calles y carreteras de nuestro país sin sobresaltos y con mucho confort. A medida que pasan los kilómetros aprecias esa suavidad, parece increíble en un motor de un cilindro: muy bien. La pantalla, que puede colocarse en varios niveles (con herramienta, no es regulable en marcha) desvía muy bien el viento y lo mismo
puedo decir del escudo, de forma que en ese sentido la comodidad es total. Y lo sería del todo, si no fuera por el espacio para los pies: por definición (dos ruedas delante) no podemos tener el mismo que en otros scooter, pero el pie derecho no tiene donde reposar por culpa del pedal de freno. Obligatorio por homologación, sí, pero un gran estorbo y que no recuerdo que lo fuera tanto en versiones anteriores… Acabas poniendo el pie con la punta hacia fuera, porque además el tacto del pedal lo hace prácticamente inútil.

Y ya que estoy con los frenos, aquí tengo que empezar con las críticas. El tacto de frenos no es bueno, falta mordiente pero también falta potencia, sobre todo usando el pedal. Además, la maneta izquierda activa solo el freno trasero y entra enseguida el ABS… Y para empeorarlo Piaggio sigue negándose a montar manetas regulables (necesarias por seguridad), con lo que según el tamaño de tus manos la cosa se puede poner fea. Afortunadamente, el doble tren delantero permite frenadas de infarto con gran seguridad, pero para eso hay que hacer mucha fuerza en la maneta.

Doblando esquinas o en carreteras de curvas, es decir cuando hay que mover la moto bastante, las nuevas ruedas de mayor diámetro no representan ninguna pérdida de agilidad, de hecho, diría que es hasta más ágil que antes (¿gracias a la menor anchura?). Pero todavía necesita fuerza en el manillar para girar, y ahí es donde se nota eso que he repetido tantas veces (y no me cansaré): son los motoristas expertos quienes pueden sacar más provecho del doble tren delantero, mientras los inexpertos necesitarán practicar bastante antes de rodar -seguros- a sus mandos. En vías rápidas esa sensación de agilidad no se convierte en pérdida de estabilidad, pero a partir de 130-140 km/h de marcador aparecen los movimientos de tren delantero que también tenían los anteriores MP3 «grandes» y que me habría gustado que esta evolución hubiera dejado atrás.

Nunca se convierte en un problema de estabilidad pero tampoco sientes nunca una pisada firme y precisa a velocidades por encima de lo legal: las ruedas van «buscando» su trazada, serpenteando ligeramente, y en cuanto te acostumbras y ves que no va a más, te quedas tranquilo… pero no del todo.

Limitador de inclinación

Lo que no me ha dejado nada tranquilo es la última cosa que debo criticar de este MP3 500: alguien ha decidido que era una buena idea montar un limitador de inclinación en curvas a derechas, para evitar que toque el escape con el asfalto. Es una idea pésima. Afortunadamente en curvas a izquierdas sí podemos inclinar cuanto necesitamos, y déjame repetir «necesitamos»: las motos, también con tres ruedas, giran inclinando, y si en un momento dado necesitas girar más, tendrás que inclinar más. Si has llegado a ese tope (que no es difícil, no creas que iba como Márquez con el codo por el suelo) lo que ocurre es que no puedes girar más, la moto subvira y al abrir trayectoria, en una curva a derechas… ¿qué ocurre? Pues eso, que te vas hacia el carril contrario (mal asunto si hay tráfico de frente). El escape no sobresale especialmente y sin ese tope podrías inclinar algo más, en la misma situación, salvando el susto. A izquierdas es así: llegas a inclinar hasta rozar el caballete si hace falta, y aunque ahí tampoco debes insistir, sí que es ya una inclinación muy respetable. Pero así como cuando roza algo siempre puedes «jugar» con tu posición y la inclinación, el tope a derechas
es repentino y sin posibilidad de reacción. Tras varios sustos dejé de probarlo, no te digo más.

A todo esto, quizás no he dejado claro algo: la confianza que da el MP3 al piloto. Incluso con esos devaneos yendo rápido, o los sustos con el tope a derechas, no hay ni de lejos ningún otro triciclo que tenga tan buen tacto, tan buen comportamiento, ni dé tanta confianza a alguien acostumbrado a llevar motos de cualquier tipo. Se lleva como una moto, pero con un tren delantero «imposible», que se lo traga todo, con el que pisas grava y desliza sin asustar… tremendo. Ahora, todo eso se acompaña con un motor suavísimo, rápido (150 km/h reales ya es una buena multa), algo tragón (no hemos conseguido bajar de 5 litros de consumo) y de una suavidad de marcha estupenda.

Conclusión

No se me olvida la tremenda revolución que representó el primer MP3 y este renovado 500, y aún llama la atención. La gente todavía no lo tiene claro: si te ven en marcha girando se dan cuenta que inclinas como en una moto, pero al verte parado o verlo aparcado, vertical e inmóvil, piensan que es como un Quad y no puedes caerte a sus mandos… eso lógicamente les gusta. Es un vehículo con cierta contradicción intrínseca, porque quienes le sacamos más partido somos los que sabemos montar en moto para llevar al límite el tren delantero, mientras a quienes más atrae es a los que nunca han montado en moto y buscan seguridad para evitar caídas… Creo que es importante dejar claro a los segundos esto: sí se caen los MP3, y hace falta práctica para dominarlo. Dicho esto, la evolución ha sido positiva gracias a las ruedas delanteras algo mayores y al refinado motor 500: es el mejor triciclo, sin duda.

Precio: 9.699 euros