Sin pensarlo dos veces, fui a una tienda y compré una moto. Ahí comenzó de verdad el viaje... Después de una larga y complicada elección, me decidió por la moto que bajo mi criterio cumplía los requisitos para ese viaje tan espectacular. Barajé las principales marcas del mercado y al final opté por la nueva Honda XL700VA Transalp, de color rojo y bautizada como ''Linda''.
El siguiente paso es elegir la ruta. Por las cuestiones climatológicas elegí Sur-Norte ya que el invierno en Europa es el verano en la parte sur del continente Americano. Así pues el viaje será desde Ushuaia (Argentina) hasta Alaska (Estados Unidos). Del ''sur sur'' al ''norte norte''.
Un día miré mi vida desde afuera. Traté de ser objetivo ¿Qué me falta para estar realizado? He plantado un árbol, he escrito un libro, he tenido una hija... Me falta rematar la faena: cruzar América.
Para poder realizar este largo viaje se necesita mucho tiempo, como no dispongo de él, conforme concluya etapas regresaré a mi casa (en La Palma-Canarias) y la iré retomando donde la dejé. No soy pionero en este viaje, ya muchas personas lo hicieron y otros muchos me seguirán. Simplemente quiero unir el sur con el norte con las ruedas de mi moto. Quiero sentir el frío del polo sur, el peligro de las rutas de Tierra de Fuego, la humedad de las cataratas de Iguazú, la belleza del algo Ypcaray, quiero domesticar el salar de Uyuni, navegar el Titicaca, cruzar la soledad del desierto de Nasca, el mar de Guayaqui y las montañas de Cuenca, quiero cruzar el canal de Panamá, comer ''gallopinto'' en Jaco con mi amigo José, cruzar de Peñas Blancas a mi amada Nicaragua, pecar con Bladimiro, dormir en Piedras y Olas, contemplar Ometepe...Quiero subirme en un avión regresando a casa y seguir escribiendo, quiero seguir soñando con el próximo viaje..¡Eso quiero, eso haré!
Comienza la cuenta atrás
La experiencia en más de treinta viajes por Latinoamérica me ha demostrado que hasta los amigos, en las situaciones caóticas, se vuelven menos amigos por eso viajo solo. No será un viaje de turismo, repito. Habrá miles de momentos maravillosos, pero siempre habrá problemas que se pueden convertir en ''problemitas'' o ''problemotas''.
Solo tengo una preocupación: El desierto de sal. Cuando la rueda delantera de mi moto pise la sal, decidiré si seguir o rodearlo. Nunca lo he visto pero me vuelve loco la idea de cruzarlo utilizando mis propios medios. Subir Suramérica por la costa Atlántica implicaría cruzar Brasil, Venezuela y Colombia. Prefiero por seguridad subir por la costa Pacífica y cruzar Perú y Ecuador.
Tras los largos meses mirando el calendario, llegó el momento de meter a ''Linda'' en su caja para enviarla al nuevo continente. Pero no sería así de sencillo. Treinta días antes de enviar mi moto a América, construyendo la caja de ''Linda'' en el taller de cerrajería de mi amigo Fernando, un accidente con una estantería me produjo una fisura en mi brazo izquierdo. Los médicos me dicen que olvide el viaje... y yo les digo que se olviden de mí. El dolor que tengo en el alma es mayor al dolor del brazo. Escayola y ahora modificar los planes. Mis amigos me ayudan en todo lo que queda pendiente. No podía entrenar, pero ni de broma retrasar el viaje porque llegaría el invierno a Ushuaia y entonces sí que no podría cruzar.
A mi desespero hay que sumar la tremenda preocupación por mi brazo escayolado. Aunque no se lo confieso a mi familia, duele muchísimo y no veo que mejore. Finalmente, el día 2 de enero, una compañía de transportes se lleva a mi ''Linda'' hacia Argentina, apenas 6 días más y partiré yo.
Preparación
Canarias - Buenos Aires (Recorrido entre Ushuaia y Buenos Aires)
Etapa preparación: Desde 0 km (Compré la moto para el viaje) hasta los 6.691 km. Todo en entrenamientos y preparación. En la primera etapa (desde Ushuaia hasta Buenos Aires) recorrí desde los 6.691 hasta los 11.839 km. Ésta me llevó 27 días desde que llegué a Argentina, pero hubo imprevistos que retrasaron el inicio de la ruta: tramitación de documentación de la moto, esperarla, un día perdido cuando me la robó la compañía de transportes, transportarla a Ushuaia, organizar la expedición desde allí hasta Buenos Aires... Sólo rodé 9 días en esa primera etapa.
Recorrido: 5.148 km
Tiempo empleado: 9 días
1ª Etapa, Argentina
Soñar soñamos todos, pero atrevernos a cumplir esos sueños es otra cosa. Eran las 4:15 am, frío, mucho frío. Un sol radiante a esa hora de la madrugada… ¡esto es de locos! Hugo, el conserje del hotel, me dice: «José, ¿no estás nervioso?». «¿Nervioso yo? Querido amigo, ahora es cuando comienza mi paz, ahora llegó mi tranquilidad…». Habían sido seis larguísimos meses preparando el que va a ser el viaje de mi vida, ese que soñé y que hoy comienzo a cumplir. Seis meses sometidos a presiones de la familia, de amigos, de conocidos… Seis meses soportando comentarios de «te van a robar la moto, te vas a caer, te van a secuestrar…».
Nadie me dijo jamás «vas a disfrutar lo no escrito». Por delante 50.000 kilómetros, podrían ser segundos, centímetros o quizás años, pero no. En este caso son los kilómetros hasta la meta: ¡Alaska! Nos encontramos «Linda» y yo en el punto más al sur del continente americano: la ciudad de Ushuaia. Aquí no hay más sur, se terminó todo y comienza el mar para luego dejar paso al hielo del Antártico. Pasamontañas, chaqueta, casco y protecciones.
Me voy que tengo prisa. «Adiós Hugo, volveré». Había revisado tantas y tantas veces la ruta, que me la sabía de memoria, no hacía falta ni mapa ni GPS. Primera gasolinera a la derecha saliendo de la ciudad… y allí estaba. Dos kilómetros más adelante curva muy cerrada de izquierdas… allí estaba. En pocos minutos me encontraba rodando entre montañas totalmente nevadas. «Linda» y yo, totalmente solos. Únicos e inolvidables esos primeros minutos. Irrepetibles.
No tenía la sensación de estar en un país extranjero, me sentía como en casa. La emoción me embriaga y comienzan a saltar las lágrimas de mis ojos. Poco a poco van empapando el pasamontañas y con la temperatura tan baja me da muchísimo frío en las mejillas. «Está claro que en este viaje ni se pude llorar a gusto», pensé. El traqueteo del motor de «Linda» hace eco en las montañas. Estamos solos, muy solos, pero tengo la sensación de tener los deberes bien hechos, de no faltar nada, y nada puede fallar.
El viaje se complica
Primera sorpresa: la siguiente gasolinera desabastecida ¿qué hacemos? Para atrás ni para tomar impulso... Cruzamos obligatoriamente por un trocito de Chile, con una carretera en pésimas condiciones. El ''ripio'', esa gravilla suelta que nos da tantos y tantos sustos, estuvo presente durante 136 km, para olvidar.
Surge el primer problema, sin gasolina. Por suerte un brasileño me regaló dos litros que me dejaron rodar hasta la frontera otra vez con Argentina. Allí otro buen samaritano me regaló otros 4 litros para terminar la etapa del día. Fueron casi 800 km inolvidables, extraordinarios y, sobre todo, únicos.
Llegué al Perito Moreno. Cuando iba a la escuela, recuerdo que mi maestra me explicó que un glaciar era un río de hielo. Hasta ahí todo controlado.. Yo imaginaba un río cubierto de hielo por arriba, una cosita ''normal''. Cuando llegué al Perito Moreno ¡no podía creérmelo! Pasé un día entero allí contemplándolo.
A partir de ahí, fueron casi 5 jornadas de terribles vientos ''casi'' huracanados. Pocos metros delante de mí, el viento se llevó una caravana que comenzó a dar vueltas y vueltas desperdigando todos los enseres. Sin palabras. Más adelante me encuentro con la policía que me recomienda no continuar, el día anterior el viento había volcado un camión y un autobús. Jamás podré olvidar los 60 km entre Rada Tilly y Caleta Olivia, nunca en mi vida había pasado tanto miedo. Por suerte, cruzamos.
Si existe un país de contrastes, ése es Argentina. Frío, calor, lluvia, viento.. Casi se puede estar en las cuatro estaciones el mismo día. Llanuras interminables, montañas espectaculares, zonas de curvas para disfrutar. Y las rectas, ¡menudas rectas! Hay una de 137km, luego una gasolinera y después otra de 100km. ¡Todo el depósito de gasolina gastado en esa recta!
Los días pasaban y de pronto apareció un cartel que decía: ''Capital Federal 236km''. Sin darme cuenta había llegado al final de la etapa: Buenos Aires. En ''Linda'' brillaban los primeros 10.000 km de este impresionante viaje. Primera etapa concluida, las metas alcanzadas y tocaba regresar a casa para pronto continuar hacia el norte, siempre hacia el norte.
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Mucha suerte.