El tiempo pasa más rápido de lo que imaginamos. La vorágine diaria nos impide ver más allá del final de la jornada que nos ha tocado vivir y, de este modo, van pasando los días usando la moto apenas para acercarnos al trabajo y poco más. ¿Por qué no organizar una escapada a Asturias con ella? Porque, como reza en el titular de este Turismo, el paraíso de la moto merece una visita a medio camino entre el relajado paseo y la más alocada de las secciones de curvas que puedas tener en mente. Kilómetros de diversión, de relax, de tranquila contemplación del paisaje allá donde decidas realizar un alto en el camino...
Asturias es diversión, relax, contemplación del paisaje... y mucho más
Asturias es eso y mucho más, si bien los aficionados locales echan en falta un circuito de velocidad demandado desde antaño. Tal vez sea la única forma de evitar los riesgos que invitan a asumir el flirteo con trazados de ensueño, eso sí, por vías públicas. En nuestro caso, la decisión de cubrir esta zona tan peculiar fue clara. Sin duda, había que acercarse con una moto turística pero, a ser posible, con un marcado talante deportivo. De modo que una de las primeras opciones que nos vino a la mente fue la excitante BMW S 1000 XR. Te lo diré en tres palabras: ¡merece la pena!
ABRE LA PUERTA
Comenzamos nuestro recorrido por Asturias en el lugar considerado como "la puerta del Principado". Cangas del Narcea es el municipio más extenso de Asturias y uno de los más grandes de España. Su microclima permite dar rienda suelta a cultivos de alta montaña. Gracias a ello son famosos sus viñedos que, en laderas de acceso escarpado, han dado pie a la creación del Museo del Vino para mayor difusión. Aquí comenzamos, en el suroeste del Principado, a rodar en dirección sur por la AS-15 en busca de las carreteras que rodean el Parque Natural de las Fuentes del Narcea. Poco antes de Veiga, a la altura de Ventanueva, giramos a nuestra derecha para enfilar la AS-348 en dirección al Puerto de Connio, con la Reserva Natural de Muniellos como fiel testigo de una naturaleza exuberante, extremadamente bella y embaucadora.
Buscamos las carreteras que rodean el Parque Natural de las Fuentes del Narcea
Así pasamos la primera hornada de curvas de la jornada. Con la bajada, ponemos rumbo a San Antolín de Ibias, en un sinfín de ángulos y revueltas que animan a sacarle parte del jugo que la XR lleva en sus entrañas. Mientras, el motor continúa pidiéndonos guerra por Cecos y Largueiro, ya por la AS-348. Una vez llegamos a San Antolín, continuamos camino por la AS-210 en dirección norte al encuentro con el río Navia; antes, el Ibia nos indica el cambio de denominación de la vía... Y es que nos adentramos en terreno lucense con la mirada puesta en Fonfría, donde volveremos a girar poco antes de Fonsagrada hacia Santa Eulalia de Oscos, lugar en el que ya hemos recuperado los aires astures envueltos en un mar de curvas que nos deja completamente desfogados. Cierto, demasiado pronto.
RESERVA DE LA BIOSFERA
El entorno de los Oscos y tierras de Burón fue declarado Reserva de la Biosfera. Son parajes compartidos con Galicia que conservan las raíces que lo han traído hasta nuestros días con la mayor fidelidad posible. Es, por tanto, un auténtico privilegio rodar por estas carreteras que nos acercarán a Vilanova, Villanueva de Oscos, por la AS-27. La escasez de tráfico va de la mano con un entorno espectacular y lo divertido de trazado. A pesar de que no hacemos muchos kilómetros, sin embargo el paso del tiempo y las curvas nos indican que, efectivamente, se está poniendo a prueba nuestra capacidad de aguante sobre la moto. ¡Bendita prueba de esfuerzo!
La carretera nos lleva en volandas en dirección norte hacia Bres por la AS-27, pasando por Aguillón y ya pensando en llegar a Taramundi, sin duda otro de los lugares donde más se concentra el turismo de la zona y en la que mayor oferta encontramos de alojamientos rurales. El nuestro todavía está por llegar. Mientras tanto, una parada en Taramundi resulta obligada, con la pertinente compra de navajas típicas hechas a mano, concienzudamente expuestas en los escaparates de la Plaza del Poyo. Sus empinadas calles ponen a prueba, esta vez, la capacidad de aguante de nuestro físico mientras paseamos, contemplando preciosas vistas de los alrededores en los miradores más altos del pueblo.
Una parada en Taramundi, a pocos kilómetros del final, nos brindará una hermosa vista de los alrededores
Montañas y valles a nuestros pies... ¡Qué belleza! Sus museos también recomiendan una visita, algunos de especial relevancia como el de los molinos en Mazonovo, a escasos minutos del corazón de Taramundi, considerado el mayor de España de dicha temática. Una estrecha pero animada carretera, como no podía ser aquí de otra forma, nos anuncia el final de la ruta. A Pontenova nos recibe con sus hornos y minas, mudos testigos de viejos quehaceres que ocupaban el día a día de sus moradores. Una economía basada en la extracción de hierro que, hoy día, ha cedido terreno al turismo y la biodiversidad, como la que encontramos en Labrada, punto y final de una ruta que merece un descanso como el que encontramos en La Casona.
RURALKA ON ROAD: HOTEL CASONA DE LABRADA
A medio camino entre Taramundi y A Pontenova encontraremos el desvío que nos lleva a una pequeñísima localidad de censo reducido: una sola persona. Labrada no solo aporta paz y el encuentro con la naturaleza, sino también un conjunto de casas que su propietario ha tenido a bien reconstruir manteniendo, eso sí, la estructura tanto exterior como interior en gran parte de sus rincones. Las amplias zonas de recreo y esparcimiento se cuida al máximo, mientras que la calidez del interior no se puede decir menos. De ello se encargan, con enorme celo, Noelia y Veli.