Aunque en la mente nos ronda el poder recorrer en moto algún día la ruta Panamericana, con los pies en la tierra y en sólo dos semanas, hemos podido hacer una visita a algunos de los rincones más pintorescos de las montañas más altas de Europa. La intención, sin tener una planificación demasiado rígida, era conseguir llegar hasta los Alpes Dolomitas y contar con días libres para realizar alguna actividad por esas montañas, pero sin el agobio de viajar rápido para llegar cuanto antes hasta el destino. Como ya hemos hecho en viajes anteriores, las premisas que respetaríamos durante todo el recorrido nos llevarían a: evitar las vías principales de comunicación, sobre todo autopistas de peaje; ir sin ningún alojamiento reservado, de manera que las etapas las terminaríamos donde más nos apeteciese; cultivar al máximo la autosuficiencia, con los desayunos y las comidas aprovechando los supermercados y las revisiones de mantenimiento de la moto solucionadas con nuestros propios medios.
Aunque en el listado adjunto y en el mapa general podéis ver con exactitud el recorrido que realizamos, habría que dividirlo en grandes bloques, con objetivos muy concretos a realizar desde la primera jornada.
Salir de España. Al partir desde Madrid se puede seleccionar el punto más cómodo para pasar al país vecino con muchos kilómetros de antelación. Elegimos el túnel de Bielsa, porque desde Huesca ya se abandonan las carreteras principales y existen varias alternativas para atravesar el Pirineo. Nosotros recorrimos toda la comarca del Serrablo, hasta Aínsa: el llegar hasta Escalona fue accidental, ya que no encontrábamos un hotel libre en muchos kilómetros a la redonda.
Travesía hasta los Alpes. Si os fijáis en el mapa no es nada sencillo atravesar toda la campiña francesa evitando peajes sin meterse en berenjenales de carreterillas complicadas. Circunvalando Toulouse se llega de manera fácil hasta Millau. Desde aquí, además de visitar su espectacular viaducto (diseñado por Sir Norman Foster), podemos recorrer las Gargantas del Tarn, uno de los destinos moteros más habituales de los franceses. A la salida de este profuso valle se atraviesa la región de Ardèche (Aubenas) hasta las proximidades de Valence, donde se cruza el espectacular río Ródano (Rhône) para, siguiendo el curso del río Drôme (localidades de Crest y Die), meternos de lleno en los pintorescos Alpes Vercors, uno de los lugares más divertidos (y poco frecuentados) para viajar en moto.
Italia de oeste a este. Posiblemente esta sea la parte más complicada del viaje, ya que el norte del país transalpino está plagado de “autostrade” (autopistas). Desde Briançon se pasa por el Col de Montgenèvre al valle de Susa y, circunvalando Turín, hay que atravesar el laberinto de carreteras nacionales que evitan poblaciones mastodónticas como Novara, Milán o Lugano. Una vez en el lago de Como nos dirigimos a Sondrio, la puerta natural de los Dolomitas.
Dolomitas de ida y vuelta. Aquí debes tener muy claro el tiempo del que dispones y los lugares que quieres visitar. Nosotros nos conformamos con los puertos más emblemáticos: Aprica, Gavia, Stelvio, Sella, Pordoi… pero os aseguramos que hay cientos de alternativas para perderse en los paisajes más espectaculares que podáis imaginar. El periplo por los Dolomitas lo terminamos en Canazei, población donde nos quedamos un par de días para hacer excursiones por montañas de más de 3.000 metros de altura: una actividad totalmente asequible para la mayoría, debido a la gran infraestructura de telecabinas que te acercan hasta los lugares más elevados de estas cumbres.
Travesía por los Alpes. Desde los Dolomitas puedes elegir si regresar por el sur de estas montañas o pasar al norte y recorrer los Alpes de Austria y Suiza: la opción más recomendable (ojo que en ambos países se pagan viñetas anuales por utilizar las autopistas). Obligados por el mal tiempo que nos sorprendió, cogimos 190 kilómetros de peaje para atravesar desde Bérgamo hasta Aosta, población en la que ascendimos el paso del Gran San Bernardo para entrar en los Alpes centrales (Saboya) por Suiza. Al llegar a Chamonix, aprovechando una ventana de buen tiempo, nos quedamos otros dos días para ascender hasta el mirador del Mont Blanc (Aiguille du Midi, a 3.842 metros de altitud) y recorrer algunos senderos de estas montañas.
Regreso al punto de partida. La belleza no termina cuando vemos por el retrovisor las montañas nevadas: de vuelta a España podemos recorrer el Parque de los Volcanes (Puy en Velay, St. Flour…) y atravesar el País Cátaro (Castres, Carcassonne…), lugares donde podremos disfrutar de carreteras secundarias excelentes y poblaciones cargadas de testimonios monumentales y culturales.
-Kilómetros: 4.500
-Jornadas: 16
-Etapas en moto: 14
-Km de media por día: 321
Una de las motos llevaba tres maletas (32 35 45 litros) y bolsa en el depósito y la otra sólo con el baúl: es suficiente para transportar todo el equipaje de dos personas para un viaje de estas características. Es muy importante llevar ropa de agua y prendas para frío extremo, ya que en los Alpes la meteorología es muy cambiante y, en pocas horas, se pasa del verano al invierno.
Dentro de una de las maletas llevábamos una pequeña nevera plegable, muy útil para transportar bebida fría, yogures y fruta. En el equipaje no faltaban cubiertos, servilletas, trapos de cocina, toallitas húmedas de bebé (para limpiar la moto –y casi de todo– son espectaculares), un kit de herramientas completo para cada moto y lubricantes de todo tipo