Tomamos como punto de partida y fin la localidad de Horta de Sant Joan. Justo a las afueras, muy cerca del centro urbano, el Hotel Capçades nos ofrecerá ese lugar de relajación y descanso para disfrutar, desde el mismo momento de guardarte la llave de la moto en el bolsillo, de placeres tan mundanos como una cocina de autor de exquisitos platos, elegidos y cuidados con mimo, o una piscina interior con enormes ventanales por los que disfrutar de las vistas de las montañas cercanas a 30º de temperatura en pleno invierno... Pero eso será cuando el cuerpo comience a notar el cansancio. Todavía nos quedan por delante más de 240 kilómetros en los que alternaremos carreteras estrechas y reviradas con otras vías más anchas y pobladas, siempre guiados por los recovecos del río Ebro. A través del extraordinario Parque Natural del Delta, nos dejamos llevar por los contrastes que nos asaltan por el camino.
Tenemos por delante más de 240 kilómetros con carreteras estrechas y constantes cambios de dirección
Así partimos de Horta con la intención de visitar sus rincones a la vuelta; lo merece, pero de forma pausada, tranquila, caminando por sus calles empedradas entre fachadas centenarias que marcan un pasado donde el gran Pablo Picasso dejó su impronta, hoy reflejada en un museo que tampoco deberás perderte.
CERCA DE HORTA
Nos encaminamos hacia Arnes para realizar una pequeña "maniobra" de ida y vuelta en busca de del casco histórico de esta bella localidad tarraconense. Su plaza fue el escenario del juicio público celebrado contra María y Luna, las denominadas Brujas de Arnes... A medio camino entre realidad y ficción, la novela de David Martí narra cómo sucedió aquel episodio acaecido en el siglo XVI. Dicen que Juan Matet fue el primer cazador de brujas conocido en la historia catalana, y que su trayectoria comenzó precisamente en Arnes denunciando la presencia del Maligno a través de estas dos almas... De cualquier modo, merece la pena visitar sus calles, para después volver por Lledó a los alrededores de Horta y continuar por Bot hacia Gandesa. Aquí rodaremos por uno de los puntos con mayor tráfico de la ruta, ya que se solapa con la Nacional que conduce a Reus. Sin embargo, es posible sortearla por la C-43, si bien hemos decidido continuar la senda de la vía principal hasta Mora de Ebro, donde poco antes de llegar ya podemos ver a lo lejos, allá en lo alto, las murallas de su viejo castillo.
Cuenta la leyenda que en Arnes ajusticiaron en la plaza a dos almas locales
Es momento de retornar a la soledad en ruta, a convivir con el entorno sin más compañía que la moto y los parajes que nos acompañan. Para ello empleamos, bien la C-12 por Ginestar-Tivissa, o la T-324, donde pasaremos por Miravet para contemplar su castillo. Se trata de una carretera menos transitada que la C-12, aunque tampoco encontraremos dificultad alguna en pasarlo bien entre curvas y paisajes de media montaña. Se trata de dos opciones que puedes valorar para luego dirigirte hacia el Delta. En cualquier caso, merece la pena acercarte por Rasquera para rodar por la sierra de Cardó hasta el balneario del mismo nombre. Son famosas aquí las aguas del Boix, tanto como lo fue el mencionado balneario, hoy tristemente totalmente abandonado en un entorno de gran belleza que roza los 1.000 metros de altitud. Sí, es un camino que sube y baja hasta aquí, pero como se trata de disfrutar montando en moto, este es un lugar que desde luego yo no me perdería, y menos si ruedas a los mandos de una trail como la GS, donde los cambios de dirección son constantes, tanto o más como el juego con la palanca del cambio. El enlace con Perelló nos devuelve a la realidad de una Nacional, digamos, "bien cargada" como es la N-340. El paso de gran cantidad de vehículos pesados marca este punto del que nos servimos para llegar a L'Ampolla y conectar así con el mar y el Parque Natural del Delta del Ebro.
LLENO DE VIDA
A pesar de la numerosa presencia humana en este punto, lo cierto es que se trata de un lugar donde una multitud importante de especies animales y vegetales conviven en un entorno vital. En puntos como Deltebre o Sant Jaume d'Enveja, la cantidad de edificaciones resulta ciertamente agobiante, sobre todo teniendo en cuenta lo privilegiado del entorno. Más cerca del mar, el Ebro se abre camino dejando un reguero de vida en el que los acuíferos, arrozales, caña y demás cultivos comparten territorio con un número ingente de aves, todo ello ante nuestra atenta mirada; parece como si estuviéramos entrometiéndonos en su espacio vital, lo que en cierto modo sucede con el tráfico rodado que allí puede verse. Rodeado de estrechas carreteras salpicadas por los "saltos" obligados por las canalizaciones inferiores, la velocidad no puede ser elevada precisamente, y en parte por ello.
Cerca del mar, el Ebro se abre camino dejando un reguero de vida a través de sus generosos acuíferos
Después de un rodeo que finaliza en Sant Carles de la Ràpita, ponemos rumbo de nuevo al interior flanqueando el Ebro por Amposta y Tortosa, aunque no será hasta que lleguemos a Aldover y Xerta cuando el escaso tráfico que nos acompaña deje de hacerlo, al tiempo que las curvas comienzan a animar el camino, recordando los tramos recorridos antes de oler la brisa del Mediterráneo. La C-12 hasta Benifallet y posteriormente la C-43 nos acercará a Prat de Comte, donde pocos kilómetros nos separa de Les Capçades. Relax ganado a pulso.
ESTABLECIMIENTO RECOMENDADO RURALKA: HOTEL LES CAPÇACES
Poco antes de entrar a Horta, un desvío perfectamente indicado a pie de carretera nos llevará al Hotel Les Capçades. Una vez que recorrido el camino que desemboca en la entrada, veremos una inscripción en piedra con la siguiente leyenda: "descansar, respirar, sentir". ¿No te parece premonitorio? En un lugar donde nos encontramos rodeados de olivos centenarios y un césped mimado, la relajación es ley. Cada rincón rezuma calidez, como los amplios ventanales con vistas a las estrellas mientras, en pleno invierno, tomas un baño en la piscina interior a 30º. ¡Y la cocina de autor! Y sus vinos blancos...