Rodrigo Díaz de Vivar se ve obligado a abandonar Castilla en un máximo de nueve días, lo hace acompañado de un grupo reducido de fieles, además de su mujer e hijas. Aparte del considerable tiempo invertido en el trayecto, hay que hacerse a la idea de que salir entonces de Castilla con rumbo sur implicaba adentrarse en territorio musulmán, y por tanto, hacerlo en territorio invadido.
La recogida y tranquila localidad de Vivar del Cid cuenta con bastantes referencias a la figura de su hijo predilecto, así como una original reseña de partida de la ruta y, por supuesto, medido en las entonces habituales leguas. Para descubrir tal lugar hay que dirigirse hacia el Convento de Nuestra Señora del Espino que, por cierto, albergó durante unos años el manuscrito original del Cantar del Mio Cid, actualmente conservado en la Biblioteca Nacional. El camino original nos adentraría desde la misma población ya en los campos de Castilla a través de caminos sin asfaltar, dejamos esta opción a senderistas y cicloturistas, con los que podremos coincidir más adelante, por la ruta indicada a vehículos a motor, y que siempre resultará más cómoda y segura.
Salimos de la ilustre localidad probablemente por la misma vía por la que accedimos, que no es otra que la N-623 o N-627, y que en esta parte de su recorrido coinciden, provenientes del norte, hasta alcanzar Burgos. Enseguida aparecen Quintanilla de Vivar y un poco más allá Villatoro, a las puertas de Burgos y actualmente encuadrado como barrio periférico de la capital. Se puede escoger una variante para evitar atravesar la ciudad, pero para los que procedemos de urbes más grandes, bastante más, es un placer el poder atravesar este tipo de metrópolis medianas tan bien ordenadas, apenas en unos escasos minutos y sin sufrir especialmente el inevitable tráfico. Aunque ambiente no falta, y si no conoces la capital burgalesa, bien merece una entretenida visita. Ya sabes que también es punto de paso para el más populoso Camino de Santiago. Y, por lo menos, no te puedes ir sin conocer su famosa y gótica Catedral, de construcción posterior a nuestro protagonista, pero donde reposan sus restos junto a los de su mujer, doña Jimena.
Para salir bien orientados de la capital, buscamos la BU-800, justo en el inicio de esta vía encontramos un desvío que apenas nos desencaminará y nos dará a conocer la Cartuja de Miraflores. La salida de la urbe es a través de un cuidado parque, tras éste cruzaremos sobre la A-1 y enseguida llegaremos a Cardeñajimeno, donde un poco más adelante encontraremos el desvío al Monasterio de San Pedro de Cardeña, en el edificio original, previo a la actual imponente construcción y que conserva parte de aquél, quedaron al cuidado de su abad la mujer del Cid y sus hijas, doña Elvira y doña Sol. Mucha es la historia del Monasterio, donde también reposaron los restos del matrimonio durante varios siglos, además de ser objeto de numerosos saqueos y destrucciones, e incluso el abandono con motivo de la desamortización de Mendizábal.
Muy próximo al Monasterio encontraremos Carcedo de Burgos, un pequeño pueblo castellano construido en piedra y con abundantes restaurantes, para su tamaño, que son objeto de peregrinaje durante los fines de semana. Aquí haremos un giro a la izquierda, por la BU-V-8011, en busca de la Sierra de la Demanda, es una estrecha carretera local de escaso tráfico. Mandúbar de San Cibrián, Los Ausines, Revilla del Campo, Torrelara, Paúles de Lara y Lara de los Infantes, donde nos desviaremos por la BU-V-8207 con dirección a Quintanilla de las Viñas. Antes de llegar a la población, y sin apenas desviarnos, encontraremos una ermita visigótica del Siglo VII, Nuestra Señora de las Viñas, de construcción recia pero sencillo aspecto. En el pueblo apenas nos adentraremos, prosiguiendo por una carretera diferente a la anterior. Cubillo de Lara, Cubillo del César y Cuevas de San Clemente, coincidente con la N-234 (de Burgos a Calatayud, pasando por Soria). Todos estos pueblos cuentan con escasos habitantes.
Apenas pisamos la N-234 para enseguida desviarnos por la BU-901, ésta ya si es una carretera para disfrutar más de la conducción, buen asfalto y entretenido trazado. Mecerreyes y su tributo, en forma de estatua al Camino del Cid, imposible no toparse con ella. Más adelante encontraremos Covarruvias, que sigue presumiendo de su primer premio al embellecimiento provincial, allá por 1977; y no es para menos, ya que descubrirla es adentrarse en la historia de Castilla, para ello cuenta con bastantes monumentos reseñables. Siguiendo la carretera, ésta pasa a llamarse BU-902 y nos conducirá a Santo Domingo de Silos, presidido por el Monasterio del mismo nombre y donde se puede disfrutar el canto gregoriano interpretado por sus monjes. Buscamos la BU-911 y a escasos kilómetros nos sorprenderá el desfiladero de La Yecla, que cuenta con una pasarela peatonal para apreciar mejor tal accidente orográfico siempre vigilado por rapaces. Llegamos a Caleruega y, desde aquí, una estrecha carretera nos conducirá a Arauzo de Torre y más allá a Peñalba de Castro, donde se encuentra Clunia, una antigua ciudad romana alojada en lo alto de un cerro y que llegó a tener 30.000 habitantes y cuenta con importantes restos arqueológicos.