Hasta 2019, superados holgadamente los 90 años de edad, Leslie Harris era un habitual de las carreras de club y las competiciones de motos clásicas en Nueva Zelanda, pero debido a la pandemia y haberse contagiado del Covid-19, Harris ha estado unos años apartado de la competición. Finalmente pudo regresar a la acción el pasado mes de febrero, a la edad de 97 años y 344 días –cumplió 98 años tres semanas después-participando en el Pukekohe Classic Festival, en Auckland.
Harris corrió junto a su hijo Rod, de 64 años, y a su nieta Olivia, de 21, y a lomos de su BSA Bantam fue capaz de rodar más deprisa que ellos. Satisfecho con su vuelta a los circuitos, Leslie Harris asegura que tiene intención de acudir a la próxima edición del Pukekohe Classic Festival.

No cabe duda que es un ejemplo extremo de longevidad. En nuestro país conocimos el caso de Pere Auradell, antiguo piloto en los años ’50 y ’60, que estuvo compitiendo en clásicas superados los 80 años de edad.
El caso de piloto de más edad en un Gran Premio lo protagonizó el británico Frank Cope, que tenía 62 años cuando en 1958 se alineó en la línea salida del Clypse Course de la Isla de Man, para disputar la carrera de 125 con una MV Agusta. Nacido en el siglo XIX, había tenido un estreno tardío en el motociclismo de alta competición porque hasta los 52 años no pudo ir a la Isla de Man. De joven, tras la I Guerra Mundial, había tomado parte en algunas competiciones con una Indian, y llegó a ser piloto de New Imperial y Velocette, hasta que una caída de caballo le provocó una seria lesión. Pasaron años y no volvió a subirse a una moto hasta después llegó otra guerra… En 1948 se animó a participar en las carreras para aficionados de la Isla de Man, el Clubmans TT y el Manx Grand Prix, especializándose sobre todo en las categorías ligeras, 125 y 250, además de 350, y se convirtió en un habitual del Tourist Trophy y el Ulster Grand Prix, donde logró su mejor resultado: quinto en la carrera de 125 de 1956.
No volvió a correr en el TT después de 1958, pero no dejó las carreras, y siguió compitiendo allí donde tenía oportunidad, preferentemente en trazados naturales. Eso le llevó a tomar parte en el TT de Sudáfrica, en Pietermaritzburg, en 1972, una carrera clásica del calendario en el verano austral sudafricano. Allí tuvo una grave caída el 23 de enero que lo dejó en coma durante meses, falleciendo el 30 de octubre. Tenía 76 años.