Jordi Torres: “No esperaba estar delante de las Honda ni a rebufo de las Yamaha”

Habla de BMW, de su paso por Aprilia, de cómo sería llevar una Kawasaki y de su yo personal.

Nacho González

Jordi Torres: “No esperaba estar delante de las Honda ni a rebufo de las Yamaha”
Jordi Torres: “No esperaba estar delante de las Honda ni a rebufo de las Yamaha”

Dice Jordi Torres que todo es mentira, que no es un showman. Cuesta creerle. Desde que llegó en 2015 se ha convertido en la sonrisa del paddock del Mundial de Superbike, donde se trajo su particular kneeground, alcanzando la cima con su triunfo en Qatar en la ronda final de su primer año con Aprilia. El adiós de la marca italiana le obligó a cierto retroceso al firmar por BMW, pero aquel primer año demostró y se demostró que puede ganar.

TORRES, PILOTO

Creo que con Aprilia ya demostré que puedo estar delante, incluso en mi primer año, con todo nuevo para mí, hice buenas carreras, subí al podio y conseguí una victoria; y seguro que si le hubiera echado un poco más de co…raje hubiera hecho más cosas”, asegura con su habitual tono humorístico, reconociendo a la web oficial que “algunas cosas se quedaron en el tintero”.

Prosigue diciendo que ahora es más consciente de todo. “Quizás si tuviera un proyecto más competitivo entre manos ahora probablemente lo sabría aprovechar muchísimo más”. Puede parecer un lamento por haber tenido una moto mejor cuando quizás no estaba preparado, pero la vista de Jordi no está en el pasado: “Si en el futuro toco otra moto, me siento más preparado para estar delante”, confiesa el español, que sentencia tajante: “No tengo la menor duda sobre mí mismo”.

El pasado es Aprilia y el futuro nadie lo sabe, aunque se muestra comedido sobre sus opciones si le dieran la moto de Jonathan Rea: “Para empezar no me aclararía, porque es una moto totalmente diferente a la mía”, arguye en un ejercicio de honestidad. “No por llevar la mejor moto vas a ir más rápido, ni mucho menos. Quizá a mí no me saldría el estilo de pilotaje que veo en los pilotos de Kawasaki, igual no me valdría subirme a la mejor moto…”, reflexiona.

De momento eso es mucho teorizar, así que mejor volver a la práctica y, con ella, al presente: “Obviamente, me gustaría ganar todas las carreras, para eso trabajamos todos”, admite Torres, que valora sus opciones con su BMW S1000RR, destacando tanto los puntos positivos como los negativos:

Es verdad que estar delante está costando mucho. Tengo una moto difícil de llevar, pero creo que estamos trabajando muy bien, hemos dado un salto respecto al año pasado, y no estaba seguro de que pudiéramos darlo; tampoco esperaba estar delante de las Honda ni a rebufo de las Yamaha”, conviene el 81.

JORDI, PERSONA

Me tomo la vida con alegría, me río mucho de mí mismo y muchísimo más de los demás”, se analiza a sí mismo, dejando claro que esa alegría es la que le impulsa también en el motociclismo: “El día que no me lo tome con alegría en un paddock estaré en mi casa”.

No soy un showman, todo es mentira”, sentencia el de Rubí. “Soy así de payaso y ya está. Las cosas me las tomo bien. Si algo me lo tengo que tomar mal, me doy una vuelta para que se me pase el ofuscamiento y vuelvo con una sonrisa”. También dice no tener muchos amigos y ser reacio ante alguien nuevo. “Aunque puede que con el tiempo acabe conectando”, admite.

Se jacta de tener un físico normal, (“No tengo pectorales de pechitoplaya ni abdominales de tableta”) suficiente para aguantar sus ritmos de carrera hasta el final, para no cansarse y poder centrarse en pilotar; y señala a su chica Maricel como gran apoyo y como “banco de pruebas para los chistes y las risas”.

Además, tiene un zoológico en casa con 17 gatos, dos perros, cinco gallinas, cuatro patos y un cabrito llamado Elvis; y afirma no haberle dicho nunca no a un fan: “Como mucho le puedo decir que, por favor, vuelva luego, que me tengo que ir a cambiar, y lo entienden. Después ya saco tiempo de donde sea para estar con ellos. Pero no sabría hacerme el sueco, no me gusta negarle algo a un seguidor, todos somos personas”.

Por último, regala una reflexión vital que todo piloto haría bien en aplicarse: Cuando entramos en la pista nuestra vida depende de lo que hagamos allí. Lo que hacemos en la pista es algo tan serio, tan arriesgado, que cuando estamos fuera hay que aprovechar todos los momentos al máximo, no puedes ir paseando con la cara de palo, ni mucho menos no disfrutar de la gente que viene a verte y de los que están trabajando para ti. Me parece positivo llevar siempre una sonrisa por delante”, concluye.