Los diversos artículos que componen el equipamiento para los usuarios de moto tienen una función que va bastante más allá de la estética, y no es otra que la seguridad. No obstante, y de la misma forma que las propias motos y hasta los métodos de conducción, las prendas de equipamiento también han sufrido una evolución técnica que ha afectado a diseños, materiales y métodos de fabricación con el fin de optimizar sus cualidades. La reconocida marca Sipid nos muestra cómo han evolucionado sus productos gracias al trabajo de desarrollo llevado a cabo en su laboratorio Safety Lab a lo largo de sus 40 años de existencia.
Renato Dalla Grana fue el fundador de Spidi en 1977, y desde el principio quedó patente su interés por el mundo de la competición como escenario de pruebas para el equipamiento. Apenas dos años después de la puesta en marcha, la leyenda americana Kenny Roberts ya se protegía las manos con guantes Spidi, los Speed Kenny, que todavía no contaban con las protecciones en carbono que llegarían unos cuantos años después, pero sí lucía tachuelas insertadas en parte de la palma y la muñeca para proteger de abrasiones con el asfalto en caso de caída.
El esmero por cuidar a los pilotos de competición no supuso la falta de atención para con los motoristas cotidianos. Los vaqueros son seguramente el tipo de pantalones más usados por el común de los mortales en su día a día, y es por eso que Spidi trató de adaptar esta popular prenda a las necesidades de los motoristas. Ya en 1988, la marca desarrollo unos vaqueros reforzados con paneles de kevlar en zonas estratégicas para aumentar la seguridad frente a la abrasión en caso de caída. Los primeros modelos cumplían los objetivos en cuanto a resistencia, pero en años posteriores se mejoró el confort, la movilidad y la ligereza gracias a la introducción de nuevos materiales como la Cordura y la Keramida, así como el uso de hilos Dyneema, considerada la fibra más dura del mundo.
Spidi también presume de ser la primera en desarrollar un material impermeable para combatir la molesta lluvia. Para ello, en colaboración con la compañía japonesa Toray Industris, implantó en 1994 la revolucionaria membrana H2Out en sus chaquetas y pantalones, combinada con forros térmicos internos, lo que permitía mantener secos a los motoristas en todo tipo de condiciones. Estas fueron las primeras chaquetas tricapa del segmento, que en años posteriores se combinaron con el sistema Step-In-Clothing que permite configurar y combinar las distintas capas de la chaqueta según las necesidades.
En 1999, la marca Spidi presentó la DPS02, una chaqueta que revolucionó la seguridad pasiva al ser la primera chaqueta para motoristas que incorporaba un sistema airbag. El sistema neumático, que permitía proteger la espalda, la cadera, el pecho y la zona cervical, evolucionó para adaptarse primero a los monos, con el sistema conocido como Neck DP2, y posteriormente a los chalecos DPS. El sistema apostaba por un mecanismo de activación mediante un cordón de kevlar que conecta la chaqueta a la moto, para impedir fallos por agentes externos como los campos magnéticos, baterías, lluvia, frío o arena.
La tecnología y la ingeniería también se emplearon en el desarrollo de las protecciones Warrior Tech, lanzadas en 2002, y formadas por una cuadrícula con una geometría estudiada para absorber y disipar de la forma más eficiente los impactos, además de garantizar un alto confort y una adaptación ergonómica a la fisionomía humana. Este singular diseño se ha convertido en una seña de identidad de Spidi, ya que artículos más deportivos dejan a la vista estas protecciones en la parte exterior del hombro.
El trabajo de Safety Lab de Spidi ha sido intenso en los últimos años y también lo será en los venideros, siempre con el objetivo de intentar mejorar la protección de los motoristas. Una de las últimas novedades la encontramos en la chaqueta Mission Beta, que incorpora un sistema de detección de contaminación ambiental.