Desde hace unos cuántos años los fabricantes de neumáticos experimentan con nuevos productos destinados a mejorar la vida de los usuarios. En el mundo de los neumáticos la progresiva evolución (tecnología radial, sin cámara, compuestos duales, etc) nos ha llevado a disfrutar de unos avances inimaginables en muy poco tiempo. Es difícil mejorar un invento tan “redondo” como la rueda, pero ¿qué más se podría hacer? Quizás, un neumático que no se pinche, y que no pincha porque sencillamente no tiene aire en su interior. Eso sí que es reinventar la rueda.
En los tiempos remotos el neumático no tenía aire. Charles Good-Year inventó el sistema de vulcanización del caucho en 1841, y Thomas Hancock lo adaptó en 1846, creando ruedas de goma maciza en lugar de las habituales de madera empleadas hasta la fecha. A la comodidad de la goma y su efecto amortiguador, había que unir su reducida sonoridad en comparación con la madera, que traqueteaba ruidosamente sobre el adoquinado de las calles.
Años después, el escocés John Boyd Dunlop inventa en 1888 el primer neumático inflable, un tubo de caucho hinchado con aire y protegido con una tela, que se aplicó inicialmente a las bicicletas. Familiarmente se le conoció como “la salchicha”. Aquello cambió la vida a los entusiastas ciclistas de la época, que sufrían la dureza de los neumáticos de goma maciza, que resultaba tremendamente duros, tanto que los llamaban “machacadores de huesos”.
La vida del ciclista mejoró, pero dio paso a otro calvario: los pinchazos. Con las ruedas macizas eso no pasaba, y pinchar era todo un engorro, porque los primeros neumáticos estaban pegados a la rueda, y desmontarlos llevaba mucho tiempo. Hasta que entraron en escena los hermanos Michelin, que inventaron el neumático desmontable, que permitía después de aflojar diecisiete tornillos desmontar una rueda. La sustitución del neumático pinchado pasaba a ser una operación que se realizaba en menos de dos minutos.
Air Free Concept
Desde la invención del neumático desmontable de Michelin (1891) podemos decir que muy poco ha cambiado en el mundo del neumático. Ha mejorado su durabilidad, su agarre, su ligereza, la calidad de sus compuestos… Pero el neumático de hoy requiere la misma atención que hace 130 años: hay que inflarlo para que funcione correctamente. Hasta ahora.
Bridgestone da un paso adelante en el concepto del neumático al desarrollar el Air Free Concept, el neumático sin aire, una tecnología todavía embrionaria, que está en fase de desarrollo en el segmento de las bicicletas, y que elimina uno de los principales inconvenientes de estos elementos: los pinchazos.
Bridgestone ha iniciado el desarrollo de esta tecnología en el sector de las bicicletas. La diferencia de este tipo de neumático con uno convencional es que emplea una estructura de radios en su interior que se encargan de aportar la presión ejercida por el aire encerrado en la goma. Este tipo de neumático emplea una estructura de resinas y gomas que permiten que gane en ligereza, reduciendo además el efecto giroscópico de la rueda.
Según el fabricante japonés, este neumático permite un uso más eficiente los recursos, es más sostenible y ecológico, y contribuye a mejorar la vida de las personas. Además, proporciona una gran flexibilidad de diseño. Es evidente que las bicicletas tienen una menor exigencia que las motos en todos los sentidos, por lo que el Air Free Concept es solo un primer paso, pero teniendo en cuenta lo poco que se ha avanzado desde la invención de la vulcanización del caucho (han pasado 180 años), un cambio tan significativo podría llegar a los neumáticos en un proceso de tiempo relativamente corto. No cabe duda que estamos ante la reinvención de la rueda.
