Si hay una deportista en España que no necesita presentación es Laia Sanz. Tras conquistar 13 títulos mundiales de trial en 14 temporadas (2000-2006 y 2008-2013), dejó dicha modalidad para centrarse en el enduro, que llevaba compatibilizando desde 2010 y donde acumula cinco títulos seguidos, desde 2012 hasta el pasado 2016.
Y todo ello mientras corre, finaliza y gana el Dakar invariablemente desde 2011, enlazando siete victorias consecutivas en categoría femenina y alcanzando el noveno puesto de la general en 2015, hito que está empeñada en superar y que se ha convertido en su objetivo número uno, por lo que en breve comenzará con su preparación para la edición de 2018.
Una preparación que le coincidirá con la última prueba de la Copa del Mundo FIM de Enduro, en la que aspira a su sexto título consecutivo. Un campeonato que consta de tres citas dobles, de las cuales ya se han disputado dos, tras las cuales Sanz lidera la clasificación general… pero no como a ella le gustaría.
La primera cita se disputó en la localidad murciana de Puerto Lumbreras, y allí la española no se dejó sorprender, firmando un gran doblete y empezando de forma inmejorable la defensa de su título ante su gran rival, la alemana Maria Franke, que tuvo que conformarse con ser segunda en ambas carreras.
El ‘problema’ llegó el pasado fin de semana, en la prueba de Parádfürdó (Hungría). Concretamente en la carrera del sábado. La piloto de Corbera de Llobregat no encontró el feeling adecuado, estuvo muy conservadora y dejó escapar la victoria por apenas dos segundos y medio sobre Franke. El domingo encontró la agresividad perdida, pudo resarcirse y batió a la germana por 33 segundos para recuperar los seis puntos de ventaja en la general, donde suma 97 por 91 de Franke.
¿Cuál es el problema? Que Sanz llegará a la cita final sin depender de sí misma, ya que las victorias dan 25 puntos, mientras que el segundo puesto otorga 22. Esto significa que, si Franke gana las dos últimas carreras del año con Sanz segunda, acabarían empatadas a 141 puntos. Y, en ese caso, el título sería para Franke por haber ganado la última carrera.
Ya le sucedió hace exactamente una década, en 2007, cuando perdió el título mundial de trial con los mismos puntos que la también alemana Iris Kramer, que se proclamó campeona al imponerse a Laia en la última carrera. Un recuerdo que la piloto catalana intentará que no se repita, pero para ello tendrá que exprimirse a sí misma hasta el límite.
¿Por qué? Por varias razones. En primer lugar, dicha última cita tendrá lugar entre el 20 y el 22 de octubre en Zschopau (Alemania). Es decir, la casa de Maria Franke. La piloto alemana no sólo se conoce el terreno como la palma de su mano, sino que también se adecúa más a su pilotaje, en palabras de la propia Laia.
Y, para colmo, Sanz no podrá concentrarse en preparar dicha prueba, porque estará centrada en llegar en las mejores condiciones posibles al Dakar. De hecho, la piloto de KTM disputará sólo unos días antes (del 4 al 10 de octubre) el exigente Rally de Marruecos, por lo que su preparación estará mucho más enfocada a los rallies cross-country; y no será precisamente la más adecuada para jugarse la que podría ser su sexta corona mundial consecutiva en el enduro. Su 19º título mundial.
En resumen, ganar la Copa del Mundo de Enduro 2017 será el más difícil todavía. Aunque, visto de otra forma, la dificultad es la gran especialidad de Laia Sanz.