Se han hecho de rogar esta temporada las Sherco de trial y hemos tenido que esperar hasta ahora para subirnos a uno de los modelos 2013, concretamente el más rimbombante de la gama. Una saga ST que ahora tiene cinco versiones con la llegada de la nueva 80 cc -el mes que viene os ofrecemos una prueba de ella- junto a la 125, 250, 290 -272 cc, reales- y 305 -293 cc. De esta forma la marca gala abarca ya a todos los clientes, desde los juveniles hasta los que ya peinan canas.
Salta a la vista, porque resulta tremendamente impactante, la nueva apariencia de las ST con el amarillo como color principal en el bastidor así como en otras piezas como los bujes. Cierto que parecen como si fuesen las Husaberg del trial pero han acertado de pleno, combinándolo con otras piezas en negro mate como las llantas o la preciosa pata de cabra, así como las tapas del motor y la culata o las renovadas estriberas de aluminio forjado, anodizadas en grafito, que dan un toque elegante. Además, se incorporan adhesivos de mayor grosor y resistencia. En la mecánica se ha rediseñado el cárter derecho además de haber retocado el embrague, destacando las nuevas palancas de arranque y de cambio, con diferente forma a las anteriores, mejorando su manejo.
Incorporada en el modelo 2012, la horquilla Tech de la pasada edición respondía algo seca, era un poco blanda y no muy prgresiva. La marca italiana, siguiendo las directrices de Sherco, ha modificado los «settings» para mejorar esas sensaciones. Lo mismo pasa en el precioso amortiguador R16V –la marca de lujo de Ollé- que también ha sido objeto de una completa puesta a punto. No podemos pasar por alto el trabajo de Paxau en el chasis para dotarle de mayor rigidez junto a un comportamiento más noble. Estrenamos colaborada para esta prueba, con la trialera madrileña Pilar Murillo, quien, a sus 17 años, ya lleva más de una década haciendo trial, con motos de todo tipo de bajas cilindradas, compitiendo ahora en el Campeonato de España de Féminas, así como en el autonómico madrileño. Pilar, que usa una Sherco 125 2012, lo primero que dijo al ver la moto fue «que bonita». Salvo para los que sean supersticiosos con el amarillo, a los demás resultará complicado no sentir la belleza de la ST.
La puesta en marcha se realiza de forma óptima con la nueva palanca, aunque el mando del aire no queda cómodo, algo tapado por el CDI. Un pistón de 300 se nota en la compresión y a Pilar le costaba dar la patada necesaria, en todo su recorrido, para arrancar. En marcha encontramos la conocida posición de las ST con las estriberas hacia arriba, elevadas e inclinadas adelante. Eso sí, este año los estribos son regulables, con lo que podéis ajustar la ergonomía. Se siente manejable la 3.05 por la corta distancia que hay entre el manillar-estriberas que nos aporta mucha sensación de control. Eso sí, los más corpulentos pueden sentirse algo faltos de espacio. Con estas medidas el cuerpo queda algo colocado hacia atrás pero, aun así, la rueda delantera cuenta con suficiente aplomo. La seguridad que transmite el bastidor es algo que a pilotos no profesionales, como Pilar, les gusta mucho de la Sherco. Es una moto que por sí sola no tiene nervio ni se descontrola y es el piloto el que la puede pedir lo que quiere hacer. Con su peso, verificado, de setenta kilos, la manejabilidad es buena, pero siempre sin querer anticiparse al piloto. Para unos, positivo, pues no compromete las carencias técnicas y, para otros, no tanto pues pide más anticipo al piloto. Las suspensiones han mejorado su respuesta y, así, la horquilla es más progresiva, aportando aplomo pero, a la vez, tacto, no hundiéndose tanto como en el modelo 2012. Parece acertada para la nueva reglamentación y para los que saben controlar las inercias sin movimientos violentos. Ese mismo control de la moto lo aporta en el tren trasero el amortiguador, nuevamente de óptima respuesta, nada rebotón y evitando las reacciones demasiado rápidas en beneficiode trazadas limpias. No se desmarca Sherco de su criterio en cuanto a que en la moto de serie deben primar las demandas de los usuarios aficionados por encima de los de mejor nivel que siempre podrán modificar, por ejemplo, reglajes de suspensión.
Este sentir de manejo controlado aparece también en el motor. Aun siendo un «300», el de la ST no es de los que te obliga a estirar los brazos cada vez que giramos el gas. A Pilar le gustaba porque «empuja mucho, notablemente por encima de mi 125, pero siento que la puedo controlar. O al menos eso me parece. Mi padre dice que el carburador Keihin aporta un empuje más directo pero no me siento amedrentada por la 305». Como hemos visto en el banco, la Sherco rinde caballos y par pero sabe comportarse con rango de uso universal. Hay patada pero no coz de los caballos, lo que resulta sensacional para ganar confianza y atrevimiento en las zonas. A un piloto «top» le pueda pedir reacción más directa pero, sinceramente, serán pocos los usuarios que sientan esta necesidad. Sin brusquedades, pero con contundencia, pasos complicados y escalones difíciles, resultan más accesibles, aprovechando, además, el buen rendimiento del cambio. Las tres primeras marchas son totalmente válidas para todo, dependiendo de cómo se pilote, que terreno se afronte y la zona a superar. Aunque os pueda parecer que la primera, al ser un motor 300, no se usa, ciertamente se emplea bastante y, además, al ser controlable la respuesta del motor, no tiende a escarbar en exceso la rueda trasera. En segunda podemos hacer un ochenta por ciento de las zonas, dejando la moto correr, siempre que se sepa y el espacio lo permita. Y si ya sabéis dejar correr la moto, tercera es una marcha a considerar, especialmente si encontramos metros para dar un golpe de gas contundente con el motor revolucionado. En esa buena condición del piloto para controlar la mecánica está el embrague, de suave tacto con la bomba Formula, pero de respuesta progresiva, aunque, a veces, parece que arrastra un poco. Si sois de los que hacéis trial con las dos ruedas en el suelo, más de excursión que de zonas imposibles, con la Sherco encontramos una de esas motos afables que adecúan su respuesta a lo que le pedimos. La frenada la valoramos en positivo en ambos ejes, habiendo mejorado el tacto en las bombas Formula, añorando en algún momento puntual mayor contundencia delante, con tacto más sólido. El motor 3.05 merece la pena. Hagan sus apuestas y dejen paso al 305.
Motor
- Tipo: 2T.
- Nº de cilindros: Uno.
- Refrigeración: Líquida.
- Diámetro por carrera: 79 X 60 mm.
- Cilindrada total: 294 cc.
- Alimentación: Carburador Keihin de 28 mm.
- Encendido: Electrónico CDI.
- Arranque: A palanca.
- Embrague: Multidisco en baño de aceite con accionamiento hidráulico.
- Cambio: Cinco velocidades.
- Transmisión primaria: Por engranajes.
- Transmisión secundaria: Por cadena.
Parte ciclo
- Bastidor: Perimetral.
- Suspensión delantera: Horquilla convencional Tech con barras de 39 mm.
- Recorrido: 165 mm.
- Suspensión trasera: Monoamortiguador R16V.
- Recorrido: 175 mm.
- Freno delantero: Un disco flotante de 185 mm de diámetro; bomba y pinza Formula de dos pistones.
- Freno trasero: Un disco de 145 mm de diámetro; bomba y pinza Formula de un pistón.
- Llantas: Morad, de aluminio.
- Neumáticos: Michelin. Delantero: 2,75x21. Trasero: 4,00x18.
Medidas
- Distancia entre ejes: 1.325 mm.
- Altura del asiento: 650 mm.
- Distancia al suelo: 295 mm.
- Depósito combustible: 2,5 l.
- Peso declarado (vacío/lleno): 68 kg./ND.
- Peso verificado (vacío/lleno): 70,20/72,10 kg.
Banco de potencia
- 17 CV a 5.680 rpm.
- 2,2 kgm a 3.950 rpm.