Comparativa excursión: Gas Gas Randonnè 200 frente a Sherco X-Ride 290

Hay quien disfruta paseando en moto a ritmo pausado, contemplando el paisaje, priorizando la aventura para aparcar la exigencia de correr y de superar los pasos más técnicos. Con estas dos motos llega el disfrute del contacto con la naturaleza en forma contemplativa.

Santi Ayala. Fotos: Juan Sanz. Colabora: Mario Román

Comparativa excursión: Gas Gas Randonnè 200 frente a Sherco X-Ride 290
Comparativa excursión: Gas Gas Randonnè 200 frente a Sherco X-Ride 290

El concepto de moto campera para pasear por la tierra sin renunciar a usarla en trayectos cortos de asfalto, incluso con acompañante a bordo, no es nuevo, habiendo existido en la historia bastantes modelos de este tipo. Modelos que en un principio nacieron como variantes de las trialeras deportivas, orientadas a la excursión, pero que ahora se diseñan de forma específica para las aventuras divertidas.

Cada marca ha interpretado siempre esta tipo de moto alpina a su manera y así lo siguen haciendo con propuestas de diferentes cilindradas y tipos de motor, distintas alturas del asiento, con espacio o no para el pasajero, mayor o menor equipamiento, superior o inferior calidad de componentes... Por eso, en este segmento tan singular del trial excursión o el enduro ligero podemos encontrar desde una KTM Freeride –la más sofisticada y cara-, pasando por la resultona Beta Alp hasta las protagonistas que hoy comparamos, Randonnè y X-Ride. Gas Gas lleva años ofreciendo motos de recreo desde la Pampera hasta la actual Rando. Por su parte Sherco se ha adentrado en este segmento hace un par de años con el lanzamiento de su primera «equis». Dos monturas de recreo que coinciden en la filosofía de ser motos con el asiento bajo –que todo el mundo llegue bien al suelo-, no muy caras, con motores sencillos, silenciosas, con una parte ciclo de estructura convencional y componentes no sofisticados. Ambas marcas tienen estos modelos en versión 125 -para chavales de 16 años y Carnet A1 o adultos con carnet de coche convalidado- y variante de cubicaje mayor con mejores prestaciones que son los que probamos.

Actualidad

Gas Gas lanzó en 2011 su trial excursión Randonné propulsada con motor 4T –de origen asiático-. Tres años después en Gerona han actualizado su TX aumentando la gama al sumar al existente modelo de 125 uno 200, nueva cilindrada (179 c.c., reales) que aporta un extra de potencia y par para los que demandaban mayor chispa y solvencia.

En la versión 2104, con una renovada imagen con la carrocería en rojo y negro, la parte ciclo se ha mejorado con refuerzos en el chasis y el subchasis –ya no flanea el guardabarros trasero- así como el cubrecárter –más robusto-. Las ruedas incorporan un nuevo buje que facilita el montaje y desmontaje de las mismas, incorporando llantas Morad.

Para la suspensión se recurre a material Ollé, con una horquilla de 40 mm y un mono amortiguador sobre bieletas, ambos con los ajustes adecuados para rodar por el campo. La instalación eléctrica ha sido renovada completamente y también se ha revisado el CDI montando otro de la marca JD. El portamatrícula es diferente para poder ubicar mejor la placa y el piloto trasero monta leds. A la vista encontramosun nuevo velocímetro multifunción Trailtech, más pequeño y con un renovado soporte, junto al que queda colocada la llave de contacto.

Por su parte la Sherco cambia menos habiéndose pulido detalles de acabado y de calidad de producción que ya criticamos en la prueba anterior realizada hace dos años. Así, se ha incorporado un soporte trasero metálico al subchasis que aporta rigidez al guardabarros, el cableado eléctrico va mejor guiado y rematado, la llave de gasolina ya no toca con un manguito y la tapa de la caja del filtro no se queda aprisionada por el depósito. La típica renovación del diseño gráfico también se ha realizado en esta X-Ride tan aparente.

Os refrescamos la memoria para deciros que la mecánica de la Sherco es la 2T de la trialera ST 2.9 (272 c.c.) adaptada a un uso más pistero. Por ello la Ride monta un codo de escape más largo y en tubo de mayor diámetro –respira mejorar- que finaliza en un generoso silencioso en forma de petaca, alojado en el interior del paso de rueda –cumple función de guardabarros-.

Al usarse el propulsor de otra manera que en el trial, con más tiempo girando el gas y en mayor grado de abertura, aprovechando mucho el medio régimen e incluso el alto, la carburación se ha modificado respecto a la de la ST. El desarrollo secundario del cambio se ha alargado con una corona más pequeña, de menos dientes.

Para todos

Nuestra pareja de aventureras destaca por su estética moderna y atractiva a lo que suman como valores de compra su versatilidad, la facilidad de uso así como su economía de marcha. Los jóvenes y adultos (aún con espíritu joven) a los que les guste sentir el «off road» cómodamente, sin estrés, saben que estas dos motos son su opción. Incluyendo las chicas que se animan por rodar en campo pero a las que la elevada altura de las motos de enduro les suelen complicar el montar cómodamente abandonando la idea cansadas de pasar apuros por no poder echar el pie a tierra.

Tanto la Rando como la Ride complacen a todos los usuarios de talla baja pues su contenida altura del sillín permite llegar bien al suelo. Sobre todo en la española que es aún más baja que la francesa, y que tiene la opción de quitar el asiento. Éste se libera quitando un tornillo ofreciendo dos opciones de pilotaje: aventurera (800 mm de distancia al suelo), con sitio donde sentarse, o trialera (685 mm), sin el sillín.

La posición de conducción de una y otras son diferentes. En la Gas Gas sentados nos quedan las rodillas algo altas, costando encontrar el pedal del freno. Por ello, para ir cómodos, nos vemos obligados a retrasar el cuerpo a la parte trasera del sillín, aunque así dejamos el tren delantero descargado. Anotar que en la Rando resulta frecuente con los pantalones engancharse con los extremos de sillín en la zona de apoyo de éste sobre el depósito. Y que nos podemos quemar el pantalón con relativa facilidad con el colector de escape.

La Sherco sí permite pilotar cómodos sentados, destacando su carrocería estrecha así como el espacio en el asiento para llevar al pasajero –dispone de estriberas para él de las que carece su rival-. De pie nos sentimos cómodos en ambas motos aunque el cuerpo queda alto y los manillares algo bajos, sintiendo que la montura nos queda alejada.

Pensadas para ofrecer facilidades las dos aventureras se dejan arrancar de forma sencilla. Dotadas las dos de llave de contacto, cuesta menos poner en marcha a la Rando porque dispone de arranque eléctrico además de la palanca -por cierto, ésta choca contra el pedal del freno, al final de su recorrido-. En la Gas Gas el mando del aire lo tenemos a mano, junto a la maneta de embrague, mientras que en la Sherco hay que buscarlo en el carburador. En la Ride la palanca de arranque es menos cómoda pero igualmente efectiva que el botón de la Rando, arrancando la azul tras una patada suave.

Pacíficas

Ternura, amabilidad y carácter afable son señas de identidad de estos motores que, además, se hacen notar poco, sobre todo la Sherco que emite un bajísimo nivel de fonos.

Estas sumisas mecánicas apenas llegan a rendir una quincena de caballos. Está claro que no hay mucha potencia en estos propulsores pero nadie que las compre la busca pero sí pide respuesta pacífica aunque con alegría. Que no sean mecánicas deportivas no debe suponer que se comporten como muermos aburridos que ni sienten ni padecen. Diversión encontramos en una justa medida con estos motores de recreo pero que si les estrujamos el puño también saben correr. Aunque cada uno, dada su diferente configuración e idiosincrasia, responde de forma diversa. Eso sí, ambos motores coinciden en permitir llevarlos a poco régimen, cambiando a mitad de revoluciones, y dejando fluir.

El 4T de Gas Gas tiene un empuje más rutero, con superior capacidad de recuperación y con linealidad en su empuje. Su docena de caballos que rinde el motor galopan al trote ligero predispuestos a pasar al galope si se le solicita. Y si lo hacemos, encontramos con que aceleran con prontitud sintiendo ciertas sensaciones de rapidez al dar gas. Por supuesto no tiene reacciones esta mecánica de una enduro 350 pero no resulta sosa, mostrando chispa y mucha facilidad de uso. Lo necesario para disfrutar de buenos momentos camperos que incluyen algún escarceo por zonas trialeras de dificultad media. El cambio de la Rando tiene un desarrollo corto y un escalonamiento cerrado que beneficia el fácil aprovechamiento del rendimiento mecánico, tanto en pistas como en sendas. Eso sí, el selector muestra un tacto duro que le resta comodidad, pensando también que muchos usuarios montarán con ella sin ponerse las botas, simplemente para ir a por el pan.

La Sherco gracias a su mayor cubicaje rinde más que la Gas Gas pero tampoco es una diferencia destacable. Su procedencia trialera se aprecia al rodar en pistas en que todo discurre tranquilo con una subida de vueltas progresiva, sin incordiar, con un amable carácter universal. Pero las tornas cambian si nos dedicamos al senderismo pues los buenos bajos del motor, la linealidad y la suavidad de empuje permite trialear con una efectividad tal que nos sentiremos mejores pilotos de lo que nos pensamos.

Su caja de cambio funciona bien, suavecita y precisa, pero los desarrollos están diseñados para los caminos y por eso son larguitos en sus cinco relaciones, con una marcha final muy descolgada para rodar bajos de vueltas en las pistas. Pero este desarrollo largo no resulta el adecuado para trialear, debiendo montar otra corona más grande si éste será su uso principal. Además, en la X-Ride la palanca queda lejos del estribo con lo que accionarla exige mover el pie hacia delante. Y el selector es de trial, algo torpe si lo usamos en conducción estilo enduro, con cambios de marcha constantes e incluso reducciones de dos marchas de una atacada. Lo mejor es no querer ir más deprisa de lo que ella os marque pues no es su objetivo ganar una crono del mundial.

Pero tanto la Rando como la «equis» os sirven para ir por un camino de tierra como para moveros por el asfalto. Cualquier superficie no muy rota les va bien siempre que no hagáis el bestia y las saquéis de su ambiente. Aunque los motores resisten los malos tratos son sensibles a ellos, quejándose para recordarnos que no han sido diseñados para el enduro extremo. Sobre todo son los embragues los que peor asumen la tralla agresiva pues, al calentarse, pierden el tacto, y se vienen abajo. Unos embragues de distinto tacto: duro y algo brusco en el momento inicial de soltar la maneta en la Gas Gas frente al blando y progresivo, aunque algo lento al desembragar, de la Sherco.

Bajo tierra

La parte ciclo de estas motos implementan su espíritu aventurero y las dos tienes bastidores nada pretenciosos en sus cotas de dirección, sobrados de estabilidad para rodar con seguridad y con un peso contendido que significa buena manejabilidad para mover las motos con soltura y no fatigar a los usuarios.

Los bastidores son de trial, con entramado tubular y el cubrecárter ejerciendo de cuna. Perfectos para su hábitat natural de excursiones poco pretenciosas, dejando el reto de intentar subir hasta la cima del Everest para otras motos. Vale que habrá quien con estas monturas se haga el recorrido de enduro más extremo pero será a base de sacarlas de sus casillas. La Sherco acepta un mayor uso trialero aunque sin pretender emular lo que se hace con las trialeras racing, pues su volumen y peso no tienen que ver: una Sherco ST Evo pesa 20 kilos menos que la X, así que todo queda dicho. Además, al trialear de pié nos encontraremos que los reposapiés del pasajero nos entorpecen nuestros movimientos.

La Gas Gas no trialea mal pero, al ser más ancha de cárteres, en pasos estrechos resulta inevitable rozar el motor. No debemos pasar por alto que si ambas son bajas de asiento eso se consigue reduciendo la distancia libre al suelo. Ello condiciona su uso extremo pues no resulta difícil golpear los bajos en cuanto nos metamos en espacios rocosos trialeros. Son pocos los centímetros que separa la cuna de los chasis del suelo –apenas 25 cm- así que rozarlo es tan fácil como masticar un chicle. Por eso, a estas motos les van las pistas y las sendas y si esperáis algo más os habréis equivocado de motos.

Un detalle bueno en las dos lo encontramos en sus sensacionales radios de giro, pudiendo maniobrar fácilmente en espacios muy cerrados, buen detalle por ejemplo, si nos movemos en asfalto. Un espacio donde las monturas se sienten extrañas, fuera de su hábitat, pero en el que, aún así, saben comportarse.

Sí notamos es que la rueda delantera pisa mucho en la Gas Gas aportando aplomo extra pero robándole soltura para realizar movimientos rápidos. Por contra, la Sherco carga menos delante lo que se nota en marcha pues su tren delantero resulta algo más juguetón. Por ello, aún siendo más pesada, la X parece más ágil y espontánea en sus reacciones que la Rando.

Nos gusta en ambas, para uso de excursión, sus ruedas de trial que transmiten confianza gracias al agarre y buena tracción de su goma blanda. Aunque, yendo deprisa con unos neumáticos de enduro iríamos más seguros y confiados pues los de trial tiene un apoyo menos rígido. Antes de salir con ellas debéis planear el uso al que las vais a destinar esa jornada para decidir la presión con la que montáis. Con poca presión de aire trialearéis mejor pero al ir deprisa corréis el riesgo de pinchar además de notar falta de apoyo en los flancos del neumático, pudiendo incluso desllantar.

La limitación para ir deprisa con estas aventureras la pone la suspensión, elementos de recreo que quedan un poco justos para ir ligeros por el campo. Tanto la horquilla como el amortiguador –que no se pueden regular- apenas parecen tener freno de hidráulico en compresión y extensión, quedando sólo el muelle como elemento de amortiguación. En los baches sentimos en ambas ejes la compresión con golpes fuertes, sobre todo desde la mitad del recorrido y en extensión las motos se muestran saltimbanquis. Además, sus cortos recorridos –necesarios para que sean bajas- nos alejan la idea de saltar pues a la mínima elevación del suelo haremos tope en la recepción. ¿Todos tenéis claro para qué sirven ambas motos? Para pasear y esparcirse sin más.

La frenada resulta poco convincente en esta pareja pues, aunque tienen sobrada capacidad de retención, en ambas encontramos un tacto muy duro en las bombas, delantera y trasera, pero luego les falta mordiente más agresivo. Y eso que la Ride tiene delante un disco de tamaño generoso con una pinza muy voluminosa. Además, la palanca de la Rando es muy voluminosa, quedando expuesta a golpes, y la de la Sherco la puntera forma una pieza sólida con el resto del pedal –en caso de golpe, no se puede cambiar sólo la puntera-.

Aunque sus depósitos no tienen mucha capacidad –cinco litros- el bajo consumo de los motores y el régimen de giro no muy alto al que los llevaremos habitualmente nos reportan una buena autonomía.

Para cerrar los argumentos de compra el precio puede resultar importante: algo menos de cuatro mil euros el de la Gas Gas y por encima de los cinco mil, la Sherco. A cambio, tenéis motos resultonas, bien equipadas, fiables, de agradable manejo y listas para agradar. Ideales para ir de paseo, recordando que las prisas no son buenas y que para montar en campo la velocidad no tiene porqué resultar primordial. Dos monturas concebidas entretenerse rodando de forma pausada sin que signifique aburrida. Es como cuando de niños nos subíamos al tiovivo en búsqueda de sensaciones de velocidad pero forma controlada y sin necesidad de grandes prestaciones.