No es del todo infrecuente ver cómo un piloto francés que irrumpe en la escena crossera internacional de forma sorprendente. Se debe en parte a lo bien que cuida el país vecino su cantera en motocross, con certámenes regionales y nacionales tan bien estructurados como bien respaldados por la federación y los fabricantes, y la proliferación desde hace décadas de entrenadores profesionales. Los pilotos franceses pueden competir y progresar en su país desde bien pequeños, para dar el salto a la escena internacional en la adolescencia y demostrar casi desde el principio el mismo nivel que otros chavales que llevan compitiendo en el Europeo desde los cinco años. Romain Febvre o Tom Vialle son algunos ejemplos.
También, el piloto Maxime Renaux, que en 2015 sorprendió a propios y extraños por sus grandes resultados en la categoría de 125, a los mandos de la YZ 125 del equipo Yamaha Kemea, entonces equipo satélite y ahora estructura oficial de la firma de los diapasones en MXGP. «Empecé a hacer el Campeonato de Europa en 2014, sin grandes resultados –explica Maxime Renaux-, porque tenía un virus en la sangre que me dejaba sin energías. En 2015, hicimos el EMX125, pero sin grandes expectaciones. Era solo un año para aprender, pero pude ganar la primera carrera en Arco Di Trento, lo cual fue increíble. Desde ese momento fui progresando en 125 compitiendo con grandes pilotos, lo cual fue un impulso en mi trayectoria para conseguir mejores apoyos. Eso sí, Yamaha ya había confiado en mí y me había colocado en el equipo Kemea pese a no haber destacado mucho en 2014. Para ellos fue como una apuesta, pero salió bien porque pudimos ganar el Campeonato del Mundo. Fue algo increíble, porque solo tenía 14 años y no había disputado muchas pruebas internacionales hasta ese momento».
Renaux se refiere al Campeonato del Mundo Junior que se disputó en 2015 precisamente en España, en el circuito madrileño de El Molar, donde el francés se llevó las dos mangas, quedando por delante de Conrad Mewse y Hunter Lawrence, mientras que los mejores españoles fueron Rubén Fernández (4º) y Jorge Prado (8º). En aquella temporada de 2015, Maxime Renaux también marchaba líder en el Europeo de 125 hasta que una fractura en la clavícula le hizo perderse varias carreras de un certamen que terminó ganando precisamente Jorge Prado.
Las lesiones continuaron frenando al francés en temporadas posteriores, como él mismo detalla: «en 2016, tuve una caída tonta en Alemania y me rompí el húmero. Luego llegó una segunda en 2017, en una prueba del campeonato francés, cuando un piloto me aterrizó encima del brazo, y aquello fue más complicado. Me había vuelto a romper el húmero, además del hombro, y la recuperación llevó mucho tiempo. Estuve un año entero sin subirme a la moto, en 2017, y fue muy duro regresar».
Después de dos temporadas desafortunadas, Maxime Renaux tuvo que esforzarse para volver a lo más alto: «para mí el mayor problema era la confianza, porque sabía cómo pilotar una moto, pero me faltaba confiar en mí después de las dos lesiones. Es extraño, porque incluso aunque quieres ir rápido y quieres pelear, dentro de tú cabeza sientes como algo de miedo que te hace ir más despacio, y se necesita tiempo para recuperar la velocidad poco a poco». En su temporada de regreso, en 2018, el francés logró subir al pódium en alguna prueba del Europeo de 250, pero acusó falta de regularidad. En la temporada 2019, Maxime Renaux recala en la estructura italiana SM Action Magliori, respaldada por Yamaha, con la que afronta su primera temporada completa en el Mundial de MX2. El francés empieza a recuperar la senda de los éxitos, logrando su primer pódium mundialista en la cita de Imola, Italia. «La temporada empezó con mala suerte, por varias caídas y problemas mecánicos. Pero fue mejorando poco a poco y en Imola pude terminar tercero. Vimos que a final de temporada éramos consistentes y mi ritmo era realmente bueno. Yamaha me proporcionó una moto mejor para las últimas carreras y con ella empecé a lograr mejores salidas, lo que me dio mucha confianza. Fue un buen año».
Así es como Maxime Renaux ha llegado a la temporada 2020 como un posible piloto revelación en la lucha por el título. Si bien la campaña empezaba con un 8º puesto final en Matterley Basin, Inglaterra, debido a la presión de las expectativas, el francés se resarcía en la cita de Valkenswaard, Holanda, al hacerse con el segundo peldaño del cajón, su mejor resultado mundialista. «La primera carrera del año no fue como quisiera –explica Maxime Renaux-. Fue bastante mal, pero sabemos que el campeonato es largo, así que decidir pasar página y tratar de hacerlo mejor en Valkenswaard. Así lo hice, logrando la segunda posición, aunque fue una carrera extraña, porque me caí en la quinta vuelta, golpeándome fuerte la cabeza, pero traté de concentrarme en pelear por el pódium. Pero antes de la carrera había acordado con mis mecánicos que solo me marcaran los tiempos en la pizarra. Así que después de la caída no sabía en qué posición iba, y me centré en luchar al máximo». Un resultado que aupaba a Maxime Renaux a la cuarta plaza final, una buena posición para aspirar a los puestos de honor finales, cuando sea que se pueda reanudar el Mundial de Motocross.