Jorge Lorenzo, el descanso del Guerrero

La decisión de dejar el test de Misano tras media jornada hace pensar en lo precipitado de su retorno.

Jorge Lorenzo en el test de Misano (Foto: Repsol).
Jorge Lorenzo en el test de Misano (Foto: Repsol).

Estábamos contentos por terminar la carrera, pero quizás no fue lo mejor para la lesión, que se inflamó y después de la carrera me dolía". Son las palabras de Jorge Lorenzo, recogidas por MotoGP, al conocerse que daba por concluido el test de Misano después de la sesión matinal del primer día.

Desde que llegó al Mundial, Jorge Lorenzo Guerrero siempre ha hecho honor a su segundo apellido, tanto en la pista como fuera. Hace ahora un lustro corrió en Assen con la clavícula recién operada, todo un hito que se puede recordar desde el prisma de la proeza o el de la temeridad, porque tuvo algo de cada.

Sin haber sido tan evidente como aquello, su reaparición en el Gran Premio de Gran Bretaña quizás no fue la mejor idea, tal y como reconoce el propio Lorenzo al dar por concluido el test, donde tenía dolor en la moto pese a haber experimentado cierta mejoría lunes y martes. De ahí la decisión de parar y coger fuerzas para el próximo evento: el Gran Premio de San Marino y la Ribera del Rimini.

Fue allí donde todo empezó a torcerse hace un año. Venía de ganar en Austria y de hacer la pole en Silverstone. Por fin tenía la Ducati por la mano, y tenía ganas de cuajar un final de temporada apoteósico para dejar claro que la marca italiana se había equivocado. En Misano volvía a luchar por la victoria, pero la caída al final de carrera fue el preludio de lo que vendría: otra caída en la primera curva de Aragón y la de entrenamientos en Tailandia.

Las de Motorland y Chang trajeron consigo dolor y lesiones, que le hicieron perderse toda la gira asiática y reaparecer en Valencia, quizás ya de forma precipitada. Las ganas de despedirse de Ducati subido en la Desmosedici y de saltar a la RC213V sin tiempo que perder pudieron a los plazos aconsejables para una mejor rehabilitación.

Desde entonces, el balear ha entrado en un bucle de lesiones, rehabilitaciones y reapariciones precipitadas. Una práctica realmente común en el motociclismo, pero que en el presente curso no le está reportando dividendos. Sobre todo con la última lesión, seguramente la más frustrante de su carrera, que le llevó a replantearse su futuro.

Con las dudas disipadas y su continuidad en Honda reafirmada para el próximo curso, no parece aconsejable forzar en una carrera, y menos en un test. Es lógico que tenga unas ganas locas de dar vueltas y vueltas sobre la Honda RC213V para hacerse a ella y hacerla a él, pero como él mismo ha confesado en alguna ocasión, todavía no se ha subido a ella sin dolor. Y así es muy difícil adaptarse a una moto tan crítica, por mucho que seas Jorge Lorenzo.

También es muy difícil pedirle a un Guerrero que se haga a un lado, que conserve la paciencia y espere el momento perfecto para entrar en acción. Pero necesita hacerlo: necesita entender que para poder volver a ser ese rival temible sobre la pista tiene que estar al cien por cien físicamente. Entender que la base de la fuerza de todo Guerrero se sostiene sobre un buen descanso.