La carrera de MotoGP en Brno tuvo un momento que acabaría siendo premonitorio. No la estratosférica vuelta que le dio la pole a Marc Márquez, sino el bostezo que se le escapó al heptacampeón mientras esperaba a que secasen la pista para salir el domingo.
La percepción general fue esa: siesta, aburrimiento, tostón… eran los calificativos de la afición. Desde luego, la emoción por la victoria brilló por su ausencia: Márquez dominó de semáforo a bandera y se escapó como quiso en el momento en el que notó que bajaba el rendimiento de los neumáticos y supo que sus rivales sufrirían más que él. Ya había avisado que la caída de las gomas sería el punto clave, pero dio igual. Nadie pudo seguirle.
Y si la carrera de Brno estuvo exenta de emoción en el primer puesto, la clasificación general presenta un panorama casi peor. 63 puntos son dos carreras y media de ventaja. Cierto es que todavía quedan nueve citas por delante, pero si el de Cervera sigue ganando más de la mitad de las carreras podrá ser campeón incluso en septiembre, y si lo sigue haciendo de forma tan apabullante el interés irá en picado.
El interés del público más general, se entiende. La parroquia más acérrima, aun echando de menos la salsa del motociclismo que son los adelantamientos, seguirá disfrutando de las exhibiciones de Márquez como en su día disfrutó las de Mick Doohan o Valentino Rossi, por citar las más recientes. Pero si se trata de captar al mayor número posible de espectadores, los campeonatos sentenciados con varias carreras de margen no suelen ayudar.
No hay mucho que se pueda hacer. La igualdad técnica es máxima, y así se ve en la gran cantidad de pilotos que han logrado repetir podio ya en esta temporada (hasta nueve pilotos de cuatro marcas distintas y repartidos entre siete equipos).
La cuestión es que ninguno de ellos es capaz de plantar cara a Márquez más allá de algún momento puntual. De momento, el español ha dejado escapar cuatro victorias, y dado que la de Austin fue por un error suyo cuando la tenía ganada, se puede considerar que el número de derrotas sufridas por el de Cervera en el presente curso asciende a tres. En las tres acabó segundo.
Solamente Maverick Viñales en Assen le pudo ganar con contundencia… y la carrera también fue aburrida. El de Rosas se fue en solitario y el de Honda dio por bueno el segundo puesto. Si miramos sus seis victorias, la emoción ha sido nula. Las más ‘ajustadas’ han sido por casi dos segundos.
La emoción solamente ha surgido en su caída de Austin, cuando Álex Rins batió a Valentino Rossi; y en las dos victorias de Ducati: Andrea Dovizioso en Losail y Danilo Petrucci en Mugello. ¿Qué tienen esos dos circuitos en común? Una recta de más de un kilómetro donde la Desmosedici puede compensar la superioridad de pilotaje de Márquez.
Ahora puede que en Austria llegue la tercera victoria de Ducati, teniendo en cuenta que siempre han ganado allí y que Márquez no lo ha hecho nunca. Porque como el 93 se lleve la victoria el golpe moral ya va a ser el definitivo para los que vienen detrás.
Sobre todo para Andrea Dovizioso, al que lleva años desmoralizando. El italiano comienza las temporadas crecido ganando en Losail, pero poco a poco va viendo cómo no puede hacer nada ante Márquez, que le arrebata feudos que creía suyos como Brno, que creía de Ducati como Montmeló o, quizás el momento más duro: cuando no necesitó ganar la carrera para derrotarle: en Mugello, donde Márquez tuvo que jugársela contra las dos Ducati y se centró en ganar a Dovizioso, aunque eso acabase suponiendo el triunfo de Danilo Petrucci.
En Brno, Dovizioso ha vuelto al podio, pero su segundo puesto solamente parece servirle para dar un paso a su tercer subcampeonato seguido. Porque si Márquez se ha cargado la emoción del título –y en muchas carreras, de la victoria-; tendrán que ponerla los que vienen detrás: los que quieren quitarle a Dovi el estatus del mejor del resto, primer escalón para tratar de optar al trono. Tendrá al primer enemigo en Danilo Petrucci, para el que parece jugar en contra el hecho de ser un perfil de piloto similar a Dovi.
Álex Rins ha vuelto a demostrar que quiere ser él. Viene de dos traspiés consecutivos, pero en Sachsenring cayó cuando iba segundo y en Assen cuando lideraba. Aunque en Brno no pudo con el empuje de las Ducati, el español ha probado ser un piloto regular, y que la Suzuki no está muy lejos en trazados como Losail o Mugello, y puede estar muy por delante en otros más revirados.
Por último, las Yamaha siguen a lo suyo. Cuando encuentren el feeling podrán incluso batir a Márquez en trazados concretos, como ya se vio en Assen. Son todos esos, los que vienen detrás, los que tendrán que burlar ese aburrimiento.
Si no pueden hacerlo discutiendo la hegemonía de Márquez, que al menos lo hagan luchando entre ellos en las carreras y preservando la emoción por el subcampeonato. Son la esperanza contra el aburrimiento, porque Márquez no va a frenar para hacerlo más divertido.