Es habitual escuchar que en las carreras de motos es más importante el piloto que en las de automóviles, especialmente cuando se compara MotoGP y la F1, y Silverstone ha dado una muestra más de ello. En las cuatro ruedas la mecánica tiene tanta importancia que es capaz de igualar a Halmilton con Rosberg, alinear a los pilotos en la parrilla dependiendo de su coche o lograr que pilotos que en condiciones de igualdad jamás optasen a una victoria, alcancen ocasionalmente el título de Campeón del Mundo.
En las dos ruedas la mecánica, por supuesto, también es fundamental, pero un piloto puede salvar con sus dotes de pilotaje, su arrojo y su decisión, una parte de su desventaja para ganar a otros que disponen de mejores motos e infraestructuras. Lo hemos visto en el pasado con pilotos que se han convertido en héroes como Kevin Schwantz como uno de sus grandes abanderados, lo veremos en el futuro, y lo estamos viendo en las últimas carreras materializado en Cal Crutchlow.
El inglés está en el equipo con menos medios de Honda, sin compañero de equipo en el que apoyarse para poner la moto a punto, y corre con una Honda, la moto más criticada de las punteras. Sin embargo ganó en Brno bajo la lluvia, y ha vuelto a hacer una demostración en Gran Bretaña. Para lograrlo habrán tenido que combinarse un montón de circunstancias, pero la más importante, la que ha hecho que disputase cada frenada y cada curva a hombres como Márquez o Rossi, habrá sido sin duda él mismo, igual que en otras carreras no ha tenido el ánimo de hacerlo.
Viñales ha salido convencido de que en esta ocasión la carrera iba a ser suya, y en las dos que han comenzado ha planteado la misma estrategia, que le ha llevado a lograr su primera victoria con una moto que no es mejor que las demás. De nuevo el piloto marca la diferencia frente a la máquina.
Viñales ha salido convencido de que la carrera iba a ser suya.
En las carreras es cierto que lo más importante son las sensaciones y la confianza que el piloto pueda tener en la moto, pero aún más allá de ello se encuentra esa barrera invisible que marca el estado de gracia de quien la maneja, y eso sólo es patrimonio únicamente de él mismo.
La mecánica es fundamental, pero un piloto puede salvar con pilotaje, arrojo y decisión, su desventaja para ganar.