Fabio Quartararo, MotoGP y la nave nodriza

A sus 20 años, ya ha portado (y triturado) los carteles de niño prodigio y de juguete roto.

Fabio Quartararo lideró ante Marc Márquez gran parte de la carrera de Misano (Fotos: Gold & Goose).
Fabio Quartararo lideró ante Marc Márquez gran parte de la carrera de Misano (Fotos: Gold & Goose).

Ver a Fabio Quartararo coleccionando podios y llevando a Marc Márquez hasta la antepenúltima curva de carrera con una moto que descartaron tanto Jorge Lorenzo como Dani Pedrosa es la perfecta metáfora del inexorable relevo generacional que lleva años gestándose en MotoGP, y que el francés ejemplifica a la perfección: no hace mucho, que Márquez compartiese podio con uno o dos pilotos más jóvenes que él era noticia. Ya no.

Maverick Viñales y Álex Rins han ejercido de hilo conductor hasta Quartararo, que a sus 20 años se erige como el primero de los pilotos crecidos ya entre motores de cuatro tiempos. Todos sus predecesores corrieron en 125 –ya sea en Mundial o CEV-; él a los 13 años ya estaba sobre una Moto3.

Quartararo acaba de cumplir la veintena, y a su tierna edad ya ha portado (y triturado) los carteles de niño prodigio y de juguete roto. Sí, los dos. Encontró la calma en el Speed Up de Moto2 y, sobre todo, recuperó la ilusión al subirse a la moto, lo que mejor hace en el mundo. Aun así, cuando se le abrieron las puertas de MotoGP con la carambola del Petronas, todo el mundo cuestionó su salto a la categoría reina.

Es muy joven, no está preparado, no ha demostrado nada, se está precipitando, no se lo merece… fueron las frases más repetidas.

Para cualquier piloto de 20 años, frases así podrían haber supuesto una losa en su moral. Para Fabio, un acicate. Ya le habían elevado a los cielos con 14 años y bajado a los infiernos antes de cumplir la mayoría de edad. Los dimes y diretes habían sido la banda sonora de su adolescencia.

Puede que a los buenos pilotos les afecten las críticas, pero no a los ‘extraterrestres’. Estos las transforman en motivación. Si hay algo que les pueda afectar son las expectativas desmesuradas, sobre todo a edades tempranas.

Fabio Quartararo, MotoGP y la nave nodriza

Fabio Quartararo perseguido por Marc Márquez.

Los extraterrestres no son, necesariamente, perfectos. Se tiende a idealizarnos cuando, lo único que se puede intuir es que, si existen, son diferentes. Cometen errores, aprenden y mejoran.

En el motociclismo lo hemos visto en numerosas ocasiones. Llamamos extraterrestres a aquellos pilotos a los que intuimos ese algo más, ese don que no se puede trabajar por mucho que necesite ir acompañado de trabajo. El que hace que un piloto de 20 años en una moto satélite tenga el desparpajo de liderar más de media hora sin cometer un solo error con el mejor piloto del momento pegado a su colín. No ganar fue una anécdota con una explicación sencilla: se topó con el actual rey de los extraterrestres.

Y más allá de la anécdota, queda la confirmación de que, en efecto, Quartararo es uno de ellos. Viven entre nosotros pero vienen de otro planeta. Ya lo demostró en el CEV, cuando siendo un niño ganaba a adolescentes y jóvenes con una facilidad apabullante. Es cierto que después se humanizó hasta un punto en el que llegó a hacer pensar que era uno más. Pero no. No lo es y nunca lo ha sido. Simplemente cometió errores.

Después de muchos vaivenes, llegó al Petronas Yamaha SRT. Un equipo satélite pero una moto con la que soñar. Tras su sonrisa infantil se escondía un piloto voraz, que por fin había encontrado su sitio. Se subió a la M1, se dio una vuelta y, sin decírselo a nadie, tiró las llaves de la nave nodriza. Rápidamente supo que ya no la volvería a necesitar. Que MotoGP era su planeta y había llegado para quedarse.

Fabio Quartararo, MotoGP y la nave nodriza

Fabio Quartararo en el podio de Misano.