Son los dos grandes favoritos: Marc Márquez y Andrea Dovizioso. Los contendientes al título el pasado 2017 llegan al Gran Premio de Japón conscientes de que el otro será su gran rival, en gran parte debido a los problemas físicos de un Jorge Lorenzo que en condiciones normales debería estar en la lucha pero que llega al país del sol naciente sin saber ni siquiera si podrá correr.
Eso deja un más que probable ‘Marc vs Dovi’ en la lucha por la victoria. Este año no hay lucha por el título, pero sí por dónde llegará el mismo para Márquez. El español intentará cerrarlo en Motegi ante la plana mayor de Honda y tiene un buen número de combinaciones que le valdrían para convertirse en heptacampeón del mundo. Sin embargo, el italiano tiene en su mano aguar la fiesta nipona y posponer el desenlace hasta Phillip Island.
Son motivos más que suficientes para salir a por todas en carrera, pero hay más. Los dos tienen, más allá de las ganas por cerrar o evitar el título, razones para intentar derrotar al oponente. Razones más personales y que hunden sus raíces en pasadas carreras.
Concretamente, en pasadas derrotas que les hacen querer tomarse su particular vendetta el domingo en Motegi. Porque Márquez sabe que el título llegará tarde o temprano, y Dovizioso sabe que sus opciones de ser campeón en 2018 son tan remotas que ni merece la pena pensar en ellas. Cuando se apague el semáforo, el pensamiento de ambos se centrará puramente en ganar, y no tanto en lo que implicaría esa victoria.
LA VENDETTA DE DOVI
La vendetta de Andrea Dovizioso es, sencillamente, por lo sucedido dos semanas atrás. Después de perder el título de 2017 en Valencia y de una primera mitad de año para olvidar que le alejó de poder disputarlo en este 2018, su gran consuelo estaba en sus victorias. Nueve desde el año pasado y varias de ellas cosechadas tras derrotar en el mano a mano al gran especialista de los mismos en los últimos años en MotoGP: Marc Márquez.
Lo hizo el año pasado en Austria y lo repitió en Japón en dos finales de carrera muy similares, donde contrarrestó el intento del español en la última curva con gran sobriedad y maestría. Igual que en la cita inaugural de este año en Qatar, donde se repitió la lucha y el resultado. Sin embargo, tanto en Aragón como en Tailandia fue derrotado por el 93: en Motorland con un tirón que no pudo seguir en los últimos giros y, más dolorosamente, en Buriram: allí Marc le ganó con sus armas.
Le pasó en un punto inesperado y contuvo su ataque de última curva con tranquilidad. Como el propio piloto italiano reconoció después, tuvo que hacer de Marc porque Marc había hecho de él. Y si a nadie le gusta perder, mucho menos mediante su propia medicina.
LA VENDETTA DE MARC
La vendetta de Márquez está más guardada pero tiene el mismo objeto. De las tres mencionadas derrotas con intento en la última curva, hay una que tiene especialmente clavada: la de Motegi 2017. ¿Por qué esa? Muy sencillo: tanto en Austria 2017 como en Qatar 2018 realizó un intento desesperado en una carrera que ya tenía perdida.
En Japón también hizo un intento desesperado, pero porque unas curvas antes había perdido la carrera. A diferencia de las otras dos, aquel día tenía la victoria en la mano. Se la había trabajado en una pista empapada hasta llegar al último giro con unas décimas de margen, que a priori deberían haber sido suficientes para ganar.
Sin embargo, cometió un error que estuvo a punto de llevarle al suelo. Evitó la caída con una salvada marca de la casa, pero lo que no pudo evitar fue que Dovi se pegara a su rueda y le superase, llegando primero a la última curva y conteniendo allí su desesperado intento para no sólo ganar la carrera, sino para apretar la clasificación y ponerse a once puntos del español a falta de tres grandes premios. Viendo lo sucedido después en Phillip Island, ese fallo de Márquez fue lo que le hizo tener que esperar a Valencia para ser campeón en vez de dejarlo sentenciado en Malasia.
Este año no tendrá que esperar a Valencia y seguramente tampoco a Malasia, pero si llega a la última vuelta jugándose la victoria con Dovi no estará pensando en certificar el título, sino en cobrarse la revancha de la derrota de 2017.
Marc puede ser campeón y Dovi puede evitarlo, pero no correrán pensando en ello. Ambos tienen sus particulares vendettas, y lo que pase en clave de campeonato será sólo la consecuencia de las mismas.
