Pecco Bagnaia, más que una victoria

Fue una redención. Un punto de inflexión. Un puñetazo encima de la mesa. El comienzo de su 2026.

Pecco Bagnaia echando humo mientras lideraba, MotoGP Japón 2025
Pecco Bagnaia echando humo mientras lideraba, MotoGP Japón 2025

La victoria de Pecco Bagnaia tenía que llegar. Lo sabía él, lo sabía su equipo, lo sabían sus rivales y lo sabía toda la afición a MotoGP.

El problema es que no llegaba. Bueno sí, llegó en Austin, pero aquello parece que fue hace dos vidas y tres temporadas. Desde entonces, y dejando de lado la colección de triunfos de Marc Márquez, había ganado Álex Márquez, había ganado Johann Zarco, había ganado Marco Bezzecchi y había vuelto a ganar Álex Márquez.

No era ya solo la sucesión de 13 carreras sin ganar, una auténtica barbaridad para un piloto que, desde su primera victoria en Aragón hasta finales de 2024, había ganado 29 de las 66 carreras disputadas en MotoGP; mientras que los siguientes eran Jorge Martín y Enea Bastianini, con siete.

No era solo eso. Era que, en esas 13 carreras, cuatro pilotos de tres marcas se habían repartido las 13 últimas victorias. Y él, en blanco.

En blanco y en caída libre.

Al factor técnico se le iba uniendo el psicológico, como él mismo reconoció de forma tajante: “cuando te falta la confianza, carrera a carrera, carrera a carrera va peor, peor, peor, siempre peor”.

Así fue como su cabeza fue multiplicando las décimas que le faltaban a nivel técnico. Los números tienden a revelar realidades, y algunos hablan muy claro. Un ejemplo es el porcentaje de tiempo invertido en carrera respecto al ganador.

Pecco Bagnaia logró en Japón su primer doblete en MotoGP 2025
Pecco Bagnaia logró en Japón su primer doblete en MotoGP 2025

Ahí, Pecco Bagnaia pasó de promediar un 100,12% en las cinco primeras carreras del año (donde su peor dato fue el 100,22%) a entrar en barrena después del verano: 100,49% en Austria, 100,58% en Hungría y 100,66% en Catalunya. No terminó en San Marino, pero el porcentaje no iba a ser mejor de haberlo hecho.

Él mismo uso la palabra pesadilla para describir el momento que estaba atravesando, pero en lugar de señalar culpables, insistió en la búsqueda de soluciones. Desesperado, siguió probando todo lo posible hasta que, en el test de Misano, lo encontró. Al parecer, según desliza Fran Santaclara en MotoInsiderGP, lo que hicieron fue coger la moto de Franco Morbidelli, ponerle el motor GP25 y dársela.

Sea lo que fuere, funcionó.

Pecco Bagnaia recuperó las sensaciones y, con ellas, toda la confianza perdida. Se llevó la pole y, esta vez sí, refrendó esa velocidad a una vuelta ganando el Sprint y la carrera, firmando su primer doblete de la temporada con Grand Chelem incluido. No solo ganó: ganó como a él le gusta.

Si el título de Marc Márquez fue más que un número, la victoria de Pecco fue muchísimo más que una victoria. Fue una redención. Un punto de inflexión. Un puñetazo encima de la mesa. El comienzo de su 2026.

No pasará nada si no consigue refrendarlo en Mandalika, o si Márquez se pasea allí. Porque Pecco Bagnaia se ha pasado medio año sin mirar a Márquez ni a ningún otro piloto. Se ha pasado media temporada mirando al interior de su moto preguntándose qué fallaba. Sea lo que fuere, está arreglado.

Pecco Bagnaia ha vuelto, y no hay mejor noticia para MotoGP.

 

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