La puesta de largo del Monster Energy Yamaha MotoGP para 2021 ha materializado visualmente la idea definida incluso antes de comenzar la temporada 2020, cuando tras confirmar la renovación de Maverick Viñales se hizo oficial el salto de Fabio Quartararo a la estructura oficial en sustitución de Valentino Rossi.
El cambio de Rossi por Quartararo es un relevo natural. El año de rookie del francés prácticamente obligó a la marca de Iwata a retenerlo ante posibles ofertas, y las tres victorias en su segundo año dan la razón a la marca… aunque esa premura en cerrar el equipo de 2021 acabase deparando una situación extraña: Franco Morbidelli, subcampeón de MotoGP 2020 y mejor Yamaha, no tendrá moto oficial en 2021.
Ese es otro tema, y se puede discutir si la pareja de futuro de Yamaha en este 2021 debió haber sido Viñales-Morbidelli o Quartararo-Morbidelli en vez de Viñales-Quartararo; pero lo que está más allá de todo debate es que la inclusión del galo por Rossi supone un giro al futuro. Es la actualización 2.0 del proyecto de Yamaha en MotoGP, que además es una apuesta inédita por varias causas.
LA VERSIÓN 1.0 – VALENTINO ROSSI
MotoGP comenzó en 2002 y Yamaha dejó atrás la YZR500 que tantos éxitos les había reportado para dar la bienvenida a la YZR-M1, donde M1 eran las iniciales de Mission One. Sin embargo, por más que Max Biaggi consiguió llevarla a lo alto en un par de ocasiones y logró colarse como subcampeón ante Tohru Ukawa y Alex Barros (que fue casi todo el año con la dos tiempos), se quedó a un mundo del binomio Rossi/Honda, que volvió a dominar en 2003.

Aquel año Honda arrasó sin piedad. Rossi se volvió a pasear y las RC211V coparon el top 3 final, con Ducati relegando a Yamaha al tercer puesto entre las marcas de constructores en un año para olvidar con Carlos Checa (7º) como mejor clasificado y Alex Barros logrando el único podio para la marca de Iwata.
El fichaje de Valentino Rossi lo cambió todo. Hasta entonces el proyecto de Yamaha en MotoGP había sido más bien una continuación de la era 500 (ni siquiera variaron la dupla Biaggi-Checa), pero con ‘Il Dottore’ a bordo, Yamaha conquistó su primer título de MotoGP en 2004 (acabando con doce años de sequía tras el último título de Wayne Rainey en 1992) y lo revalidó en 2005. La Mission One estaba cumplida, era el inicio del auténtico proyecto MotoGP.
Los dos títulos de pilotos fueron logrados con una autoridad tremenda, pero en el primero no pudieron conseguir el de constructores, que fue para Honda. El primer doblete llegó en 2005, donde Rossi –ya con Colin Edwards de compañero- sumó más puntos de constructores para Yamaha que los logrados por Honda. Por momentos parecía imbatible.

EL PARCHE 1.5 – JORGE LORENZO
La llegada de Valentino Rossi había cambiado la relación de fuerzas de MotoGP y había situado a Yamaha en lo alto, pero a cambio de un precio: depender exclusivamente de la inspiración del italiano. Las 20 victorias de la marca en esos dos años llevaron su firma, y las que vendrían en los dos años sucesivos también. La diferencia es que solo fueron ocho (cuatro cada año) y los títulos se escaparon: el de 2006 lo perdió ante Nicky Hayden y en 2007 Casey Stoner arrasó con la combinación Ducati-Bridgestone.
Yamaha aprendió la lección y mejoró su proyecto al fichar al prometedor Jorge Lorenzo, que venía de dominar el cuarto de litro. El sistema funcionó de maravilla y eso dio inicio al mejor periodo de Yamaha en MotoGP con tres títulos consecutivos: Rossi recuperó el trono en 2008 y lo retuvo en 2009, con Lorenzo tomando el relevo en 2010.
La marcha de Rossi dejó en 2011 al joven Lorenzo (empezó el curso a punto de cumplir 24) como número uno en el equipo, y aunque el fichaje de Ben Spies (casi tres años más mayor) pretendía ser un nuevo parche, no funcionó. El estadounidense no estuvo a la altura y volvió la dependencia, esta vez del español, que en ese bienio perdió el título en 2011 ante Stoner y Honda para recuperarlo en 2012. Tras dos años, Rossi regresó.

Para entonces ya se había ido gestando un nuevo orden mundial en MotoGP: Marc Márquez llegó a Honda y ganó dos títulos seguidos. 2015 fue un año de vino y rosas en Yamaha con Lorenzo y Rossi jugándose el título –que cayó del lado del español-, pero apenas fue un oasis: Márquez recuperó la hegemonía para Honda y la mantuvo tres años más.
Entre medias, Lorenzo se fue a Ducati y Yamaha buscó en el prometedor Maverick Viñales un nuevo parche, con el incombustible Rossi siempre al lado. Funcionó mucho mejor que Spies pero en ningún momento tan bien como Lorenzo. Para colmo, la YZR-M1, tan fiable antaño, parecía ir dando tumbos: tan pronto deslumbraba volviéndose inabordable en un circuito como se diluía en otro.
ACTUALIZACIÓN 2.0 – FABIO QUARTARARO
La temporada 2020 fue la más extraña: sin Márquez, Yamaha ganó más carreras que nadie (siete) pero solo una con el equipo oficial, y el título fue para Suzuki y Joan Mir, con Franco Morbidelli como subcampeón con la versión más antigua de cuantas M1 había en pista.

Sin embargo, ya antes de comenzar 2020, Yamaha había optado por confiarse al 20. El año de rookie de Fabio Quartararo había sido impresionante y la marca tomó la decisión de que fuese el relevo de Rossi, al que prometió material oficial si quería seguir pero en el equipo satélite. Con el agradecimiento eterno al italiano, artífice del proyecto Yamaha en MotoGP, era el momento de mirar al futuro.
Al tiempo, renovaron también su confianza en Viñales, con la fe de que esta nueva actualización termine de hacer funcionar el parche instalado cuatro años atrás. El español ha mostrado en numerosas ocasiones su potencial y la sensación es que, pese a su irregularidad, cualquier año puede ser el suyo.
Por eso, la actualización 2.0 no es solo la instalación del número 20 en el proyecto, sino la suma del mismo con Viñales. Una conjunción que supone una apuesta totalmente inédita para Yamaha, por dos motivos: en primer lugar, nunca habían tenido una pareja titular tan joven (suman 47 años). Hasta ahora siempre habían alternado un piloto joven con otro más mayor, pero es lo que tienen las actualizaciones: obligan a reiniciar totalmente el sistema.

Un reinicio que se ve claramente en otro dato: desde la llegada de Rossi en 2004, será la primera vez que Yamaha no tenga en su equipo oficial a un campeón del mundo de la categoría reina. Una apuesta valiente pero necesaria: todo proyecto que se precie necesita actualizaciones importantes de vez en cuando.