Adiós a Enrique Hernández Luike, decano de la prensa del motor

Nos ha dejado a los 93 años Enrique Hernández Luike, una persona esencial para explicar la prensa del motor en España.

Juan Pedro de la Torre

Enrique Hernández Luike, decano de la prensa del motor
Enrique Hernández Luike, decano de la prensa del motor

Es imposible definir a Enrique Hernández Luike por una sola actividad. Fue periodista, editor y empresario, poeta y caricaturista, y como buen onubense, rociero. Disfrutaba de la vida entusiasmado por cada cosa que hacía. Cuando te lo cruzabas en el ascensor de Áncora 40, no era extraño encontrarlo canturreando por lo bajini, con ese cantar del que vive satisfecho y feliz. Y no era para menos. Si echaba la vista atrás contemplaba toda una vida de actividad profesional vinculada al mundo del motor, constituyendo la base de la prensa de automoción en España.

Luike, apócope de Luis Enrique, su nombre de pila, fue la piedra angular del periodismo de automoción de este país. Desde muy niño, nacido en Huelva y criado en Sevilla, donde el trabajo del padre trasladó a la familia, mostró interés por la poesía. Puede que esa luz y ese olor a azahar, seguramente, lo inspiraran. Aquello fue una constante en su vida, más discreta y calmada que su pasión por los motores, y tal vez ejerciendo como contrapunto de paz frente al rugiente mundo de las motos y los coches. Luike fue un poeta precoz que no abandonó nunca la composición.

Escribía crónicas taurinas en el diario Sevilla en 1953 cuando una Sanglas 400 se topó en su camino. Fue su primera moto. Junto con Pedro Rodríguez Alfaro y Manuel González Cabañas, resucitó el Moto Club Andalucía, organizando una carrera en el Parque de María Luisa que resultó un éxito. Aquello le descubrió el mundo del motor, y decidió entregarse a esa nueva labor de lleno, y con esa determinación se fue a Madrid, a la Escuela Oficial de Periodismo, con una beca de 500 pesetas mensuales concedida por Semana, y ejerciendo la corresponsalía de la revisa Moto Récord. En Madrid, Pueblo lo ficha para realizar una sección, Kilómetro Cero, y Motor Mundial le contrata como colaborador, realizando entrevistas a pilotos en las que sacaba a relucir otro de sus talentos, el dibujo, ya que acompañaba el artículo con una caricatura del entrevistado.

La vida se le acelera. Desde 1951 existía Motociclismo, fundada por Gerardo Romero Requejo, cuyo propietario era Manuel Cantó, y Luike se incorpora a ella como jefe de redacción en 1956. Su actividad se multiplicaba: monta la agencia Motor Press junto con José Gómez Mar, Carlos Miguelsanz y Pepe Escamilla, distribuyendo sus trabajos por decenas de medios de prensa escrita y radio, ejerciendo una suerte de evangelización motorizada. Y en 1957, adquiere la propiedad de Motociclismo. Ya es editor.

Luike supo rodearse de gente inteligente y capaz, ese fue otro de sus éxitos. En aquellos años pioneros periodistas como Virgilio Rivadulla e Isaac Espinosa fueron claves en el crecimiento de Motociclismo. Pero España cambiaba, y los gustos y las necesidades también. Luike percibe el crecimiento del automovilismo, y en 1961 lanza Autopista, como un suplemento de la revista. La crisis del sector motociclista obliga a girar las tornas, y Motociclismo pasa a ser un suplemento de Autopista en 1962, aunque en 1964 recuperará su entidad propia.

Consciente de la importancia de ofrecer a los lectores información útil y práctica, Luike quiere ir más allá en sus contenidos que limitarse a hablar de un coche o una moto, sin más, tras una prueba de mayor o menor duración. Instaura en Autopista las pruebas de larga duración, de 25.000, 50.000 o 100.000 kilómetros, que ayudan a conocer en profundidad el rendimiento de un automóvil. Fueron un éxito y un modelo a seguir. La profundización en el contenido técnico de las publicaciones les dio credibilidad, y saber rodearse de personas con profundos conocimientos en el mundo del motor ayudó a consolidarlas.

Al frente de la editorial, la expansión y el crecimiento de las revistas proseguirán a lo largo de los años sesenta y setenta. Se consolidan los equipos editoriales. Aunque Luike ya no está en el día a día de la redacción, ha dejado su impronta, y en los años ochenta Motociclismo dará un salto adelante enorme. Con una gran proyección, la editorial incorpora nuevas cabeceras a la compañía, al tiempo que sella una alianza con el grupo alemán Motorpress International. Y en los noventa impulsa el Curso de Expertos en Comunicación del Motor, avalado por la Universidad Complutense de Madrid, y la Asociación de Periodistas y Prensa del Motor, que dará pie a una nueva generación de informadores. En 1998 culmina su alianza con Motorpress Internacional y abandona la empresa que había levantado, cuarenta años atrás.

Enrique Hernández fue una de esas personas que desconocían la palabra jubilación. Tenía 70 años, pero nadie podía imaginárselo inactivo, viendo pasar los días sin más. Reapareció en el mundo de la edición en 2000 con Autofácil, a la que siguieron otra serie de publicaciones de coches y motos, rememorando sus andanzas de joven, sembrando aquí y allá para mantener vivo el interés por el mundo del motor. En ese tiempo, Luike ya marchaba a otro paso, pero nunca se detuvo.

Sus ojos han visto pasar decenas de generaciones de periodistas. Raro es el profesional del sector que no ha pasado por las redacciones de Isaac Peral o la calle Áncora, las históricas sedes donde Luike dio cobijo a esa legión de apasionados a los que enseñó la profesión. Ahora que nos ha dejado, es tiempo de recordar dónde nos llevó su determinación y su convencimiento, su ilusión y su pasión. Él nos abrió el camino, hizo que fuera más fácil a los que llegamos después. Hasta siempre, maestro, y muchas gracias.